No cabe duda que la praxis hace al hombre y a la sociedad. Con su manera particular así también lo oteo el viejo Marx. La praxis nos va definiendo con sus característica particular por lo que hacemos, lo que tenemos y desde el donde estamos. La referencia no es casual ni brota por generación espontanea, porque sin mirar el mundo por la ventana tampoco por ser espectador y no especta – autor dejará de tener sentido el título de este artículo.
En efecto, hoy llega a nuestra ciudad, el negro Aristóbulo, el profe como prefieren llamarlo otros y se desplegará a partir del PSUV y otros factores una movilización que puede tener como objetivo crear bulla, dar una demostración de fuerza en medio de una corta campaña electoral o, quizás electorera. Lo cierto es que la figura central, como no debe ser, la va a tener…el PARTIDO, el que en muchos casos se encarga de secuestrar el inconsciente colectivo y se lo abroga hasta la victoria, solamente hasta cuando se gana, porque cuando se presenta la derrota, con cualquiera de sus trajes, la CULPA REPOSARÁ EN EL PUEBLO. Para algunos, lamentablemente el pueblo debe servir para algo, no.
Lo cierto es que con claridad meridiana el camarada – presidente señaló como línea la urgente necesidad de la conversión de partido maquina en partido movimiento, cosa en la que no se ha avanzado como debiera a esta altura, porque la estrategia se quedó en lo abstracto y porque nunca o pocos se interesaron en lo que debe ser conversión primera del hombre – máquina y su cartesianismo político, tampoco su obstinada visión metafísica de la realidad en la que el pueblo es sólo una noción abstracta y el pueblo, ¡ah! el pueblo, el pueblo, el pueblo es sólo un voto, el pueblo es solo un dato y su ofició servirá para darle forma quizás a un histograma de frecuencia o un grafico de torta. Para el hombre – máquina (aquel que se abroga la DIRIGENCIA) que patria ni que ocho cuartos, su interés es sencillamente el socialismo de los suyos, de más nadie, el socialismo como inversión en una especie de concepción bancaria de la política con el mismo que contextualizara Freire para la educación.
El hombre – máquina, en la relación dirigentes – dirigidos es el líder (por autoproclamación) lo que empieza a ser el principal ingrediente para que tenga sentido la desconexión sentimental con el pueblo. El hombre – máquina espera hoy al negro, no por el negro o por el partido sino…por él, por sus intereses. Si tiene que empujar a una viejita o a un niño para estar a la diestra del profe, lo hace, porque hay que estar a la diestra de Isturiz. Le interesa que lo vean pues sigue la máxima del capitalismo electoral y sus estrategias de marketing. El hombre – máquina es así tan poco igual al pueblo y también tan poco igual a Aristóbulo que está obligado a sumar o multiplicar contra la lógica del hombre – máquina, que en una especie de aritmética de la desesperanza tiene la misión contra – patria de restar o dividir, en eso anda y con tanta fuerza que no debe tomarnos por sorpresa el que vuelva a sacarse de “otra vez el crucifijo”.
Afortunadamente y por la dialéctica misma de la utopía concreta la aparición y el surgimiento del hombre –consciencia ha puesto en peligro de extinción al hombre – máquina que sabe que la patria juega contra él, y sabe- porque el hombre – máquina SABE y por eso es diestro en manipulaciones- que ya el darwinismo tiene fecha de vencimiento, que lo que debe morir, morirá y lo que tenga que nacer, ya lo está haciendo, no con la velocidad que debiera…pero está naciendo, dijera Silvio, “la era está pariendo un corazón”.
El hombre – consciencia es el partido – movimiento, el que sin más animo que el de la victoria popular está al lado del profe, sin empujar a nadie…sin dañar ni despotricar del otro o la otra, porque el hombre y el partido – consciencia saben de la necesidad de la BIOFILIA, del amor por la vida.
Hoy viene Aristóbulo y el hombre – máquina tiembla, porque el pueblo con su rabia dura, su arrechera tierna, lo arrasará, lo arrasará aunque sin perder de vista el último título en estas mismas páginas de Claudio Dominguez: “Aristóbulo no es pendejo, pero se equivocó”, yo diría … lo equivocaron, lo equivocaron y sin saber que el que tiene al lado es enemigo de este proceso.
*Frente Antiimperialista de la Zona Sur
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