Yo me quedo en Caripito

Soy de donde soy, aunque me encuentre donde esté,

Aunque la noche cubra el cielo y haya crisis con la fe.

Vicente Feliú.

En estos días me senté a conversar con un camarada en las cercanías del mercado de Caripito, este hombre de diversas profesiones como agricultor, pescador, albañil, herrero, electricista es un campesino que a su cincuenta y tantos años encontró la libertad de ir tras el sueño que en su niñez le habían robado; desde hace nueve años también es estudiante, esta en estos momentos cursando estudios de Gestión Ambiental a través de la UBV.

El asunto que les voy a trasmitir casi textualmente fue lo que este amigo me contó; porque yo que siempre estoy anotando y difundiendo mis reflexiones, sucede que de repente me encuentro con una persona sencilla y sin ser articulista (por ahora) sus reflexiones son muy aleccionadoras; recordé en ese instante una canción de Atahualpa Yupanqui que dice:

Yo canto por los caminos,

Y cuando estoy en prisión

Oigo las voces del pueblo

Que canta mejor que yo.

Después de disertar de muchas cosas, este amigo, sacó a colación una conversa que sostuvo con un sobrino; donde éste le decía que renunciaba a la industria petrolera y se iba para el norte porque allá le pagaran en dólares y porque aquí no se puede vivir.

Esta bien sobrino – le dijo - te deseo suerte y respeto tu decisión; pero déjame decirte que al menos tu tienes esa libertad de hacerlo; eres licenciado, graduado en estos años del proceso revolucionario, antes de graduarte comenzaste a trabajar en esa industria que según tu; esta podrida y no sirve pero que te pagó los estudios de ingles y otras especializaciones para que le ayudaras en los procesos donde la industria necesita de esos conocimientos. Que curiosos, quienes te llevan no van a las puertas de las universidades a buscar profesionales que se suponen deben de estar sanos, no podridos; sin embargo se van para una industria podrida que no sirve, a captar talentos. ¡¡ Extraño sobrino lo de esa gente!! ¡¡Buscar perfume entre la mierda!!. Pero te decía que tú al menos tuviste esa libertad; pero yo ¿Que podía hacer a tu edad? ¿Arriesgarme a que? tal vez podía colarme en un barco petrolero en el caño San Juan y fugarme al norte. ¿Pero que podía hacer un analfabeta allá en esas tierras? Aquí hubo un sistema que me negó la libertad de aprender y poder decidir sobre mi vida, hoy por el contrario hay un sistema educativo que te dio la posibilidad de una profesión sin siquiera salir de tu pueblo y una empresa que te brindo mas conocimientos. Eso al menos sobrino, debe de agradecerse.

Pero que cosa sobrino; yo con toda la libertad que me fue negada; aquí estoy, sin una pizca de resentimiento, sin un rastro de amargura, sencillo y optimista; recuperando mi libertad, haciendo lo que me fue negado, y ya para fin de año, primeramente Dios, te llamare colega.

Otra cosa que voy a decirte sobrino y no lo tomes a mal, yo se que allá te va a ir de lo mejor del mundo y esos son mis deseos; tu te vas para el norte en busca de ese billete verde y la estabilidad que dices no tener aquí, pero hay cosas que la juventud no las ve, sencillamente porque son cosas que se aprecian solo con los ojos grises de los años viejos, ojala y para ese momento no llegues a tener solo de acompañante los recuerdos lejanos de la patria que dejaste . Es triste, muy triste sobrino, llegar a viejo y percatarse de repente que se es muy pobre, aun con las cuentas y las tarjetas de créditos, y de haber recorrido el mundo y conocer ciudades extraordinarias, de haber disfrutado de exquisitas comidas y los mejores vinos; porque en busca de esa riqueza se desprendió de otra que no entra en el juego de la oferta y la demanda pero que igual tienen valor; disfrutar de las cosas simples de la vida es la riqueza del alma que cuando los años pasan mayor se cotiza y que por misterios de la vida la juventud no aprecia. Tu te vas sobrino y no te llevas la navidad, ni el feliz año de tu pueblo, ni el carnaval, ni la semana santa, ni las partidas de dominó y truco, ni a todos tus amigos de infancia, ni a tus compañeros de estudios, ni el barrio, ni las calles de tu pueblo, ni este sol, ni nuestra luna sobre el río, ni esa montaña, ni el dulzor de nuestros mangos, ni el olor de nuestro cacao y tu familia sobrino no serán los hermanos, primos, sobrinos, tíos, cuñados, concuñados, ahijados, padrinos, compadres, vecinos y toda esa caterva de parientes decretados por los abuelos y legitimados por el aprecio; la familia se reducirá a una familia inglesa; mother, father and children, ya cuando usted sea abuelo quedara excluido, no será el centro de las multitudinarias concentraciones familiares como son aquí, ocuparas siempre el último asiento del vehículo, la última habitación; siempre compitiendo con la mascota.

Bueno sobrino Dios me lo bendiga y cuídese, no coma cosas malas, allá hasta las plantas ya vienen con código de barra, marca registrada y la patente del fabricante yo en cambio sobrino aquí quiero disfrutar la libertad de contemplar los ocasos de mi pueblo, de alcahuetar la chorrera de nietos hijos de mis hijos y los del barrio que también me llamaran abuelo y por supuesto la libertad de seguir comiendo guaraguara sin adulteración genética y chino* no transgénico.

*”chino”, es como comúnmente denominamos en nuestra región oriental al ocumo chino (Colocasia esculenta).

Abrebrecha y después hablamos…



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José Ovalles


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