Durante más de un año, diversos partidos, colectivos y movimientos políticos de izquierda, nos venimos reuniendo en procura de articular esfuerzos de luchas clasistas en defensa de los intereses de la clase trabajadora explotada. No pretendemos la construcción de un nuevo partido de izquierda, nos anima la imperiosa necesidad de unir a los revolucionarios con la teoría y práctica revolucionaria. Después de largas platicas de disenso, hemos llegado a concreciones específicas de consenso. Esta práctica democrática, solo debe hacerse en el marco de colectivos revolucionarios. Santos Luzardo no puede pactar con Doña Bárbara.
“La crítica y la autocrítica, no la podemos dejar en manos del enemigo, debe ser nuestra”. El diálogo que el gobierno le ofrece a la oposición, con más razón debería ofrecerla y hacerlo públicamente con la representación de todos nuestros colectivos, sin que estos colectivos hayan sido cooptados por factores que pretendan capitalizar este esfuerzo unificador. Las propiedades del Estado deben ser socializadas, de lo contrario la burocracia parasitaria estatal terminará destruyendo la revolución. La unidad de los revolucionarios, dependerá de los intereses que se defiendan. No daremos un cheque en blanco, nuestra vigilancia estará signada por la defensa de los intereses de los explotados. La cuestión está en conocer y adversar a “quiénes son los enemigos del pueblo”.
Sabemos que “la verdad es revolucionaria”, y que ella nos asiste. Nuestra lucha de hoy, viene de épocas ancestrales cuando los indómitos aborígenes nuestros, se enfrentaron al oprobioso colonizador y bravíamente ofrendaron sus vidas. Hoy comprendemos que no basta con entregar nuestras vidas por la revolución, es preferible que el enemigo entregue la suya. De igual modo, tenemos suficientemente claro que para construir el socialismo, no se requiere un proceso histórico “evolutivo”, etapista o lineal. Para llegar al socialismo, no es obligatorio pasar por una “revolución democrático burguesa”. Las falacias de la socialdemocracia reformista prontamente han quedado al desnudo. Las mentiras en lo táctico, destruyen los propósitos revolucionarios estratégicos. En este mismo tenor, consideramos que la “revolución cultural” es vital e imprescindible, para poder construir “el hombre y la mujer nueva”, que serán “los sujetos históricos” que destruirán al capitalismo y darán vida al socialismo. Debatiremos si la pelea contra el capital es dentro o fuera de su “economía política”. El Estado burgués es hijo del capital y defiende estos intereses.
El cuerpo teórico de nuestra sustentación es el marxismo, un marxismo sin verdades eternas y absolutas, un marxismo sin dogmatismos, sin manualismo, pero también un marxismo sin desviaciones socialdemócratas reformistas, que tanto daño le han causado a todos los procesos revolucionarios del mundo. Comprendemos y practicamos la unidad entre la teoría y la praxis revolucionaria.
Estamos construyendo UNA PLATAFORMA UNITARIA DE LUCHA POLITICA REVOLUCIONARIA, cuyos contenidos acordados, deberán ser respetadas por los colectivos firmantes, manteniendo cada organización sus actividades propias, en tanto ellas no contradigan los acuerdos aquí establecidos. Las propuestas en este artículo referidas, son de uno de los más de quince colectivos que haremos vida en este intento unitario clasista.
LOS PRINCIPIOS QUE HOY NOS UNIFICAN SON:
1) Somos profundamente antiimperialistas.
2) Lucharemos contra el capitalismo explotador, opresor y apátrida.
3) Declaramos una lucha a muerte contra el burocratismo y la corrupción.
4) Nuestra tarea diaria será la progresiva destrucción del Estado Liberal Burgués, para sustituirlo por EL PODER POPULAR, QUE DEBERÁ SER UNA CREACIÓN PROPIA DE CADA COMUNIDAD GESTADA EN SU TOPOFILIA.
5) Nuestro propósito estratégico es la construcción del socialismo con las particularidades que hoy están presentes en la sociedad.
6) Nuestro socialismo será internacionalista, y en tal sentido, esta PLATAFORMA instrumentará, relaciones diversas con colectivos, movimientos, partidos o camaradas, que tengan nuestros mismos propósitos revolucionarios. Nuestra diversidad será dentro y en el marco de la revolución socialista.
7) Las alianzas tácticas, deberán estar acordadas por el consenso de la mayoría de los colectivos. Realidades, circunstancias y propósitos comunes, le darán cohesión a estos esfuerzos unificadores.
8) El camino al socialismo está señalado pero es “imperfecto”. No se trata de improvisar, en esta tarea tenemos las experiencias milenarias de toda la sociedad explotada del planeta, y de una vastísima teoría escrita de apoyo.
9) Ya lo advertía Lenin: “Sin teoría revolucionaria no hay revolución”. Las circunstancias históricas de hoy no son las mismas del siglo XIX y XX, pero la lógica y la naturaleza del capital es el mismo. Interesados en conocer el metabolismo y la fisiología de nuestro enemigo histórico: el capitalismo, dedicaremos el requerido tiempo y espacio para el debate teórico, siempre recordando y teniendo como norte discursivo, que para el marxismo la teoría y la práctica van al unísono.
10) Finalmente toda diatriba entre nuestros colectivos deberá ser conocida y debatida en asambleas donde esté la representación mayoritaria de las organizaciones.