Dicho dentro del argot hípico, entrando en la recta final, la recta de las emociones, de esta campaña electoral, el panorama se muestra halagador para los barineses quienes seguirán disfrutando de las políticas del proyecto de transformación social, puesto que un trabajo serio muestra a Adán Chávez como el laureado para los próximos comicios del 23 de noviembre.
Esto ya se avizoraba con claridad para quienes desde hace años analizamos la prensa con ciertos criterios fundados en la experiencia de quienes hacemos la prensa. Judas César Reyes y Rafael Simón Jiménez no pudieron hacer actos de masa por una sencilla razón, no tienen la gente necesaria para llenar, por ejemplo, el estadio La Carolina; de allí, que su campaña fue dirigida en pequeñas caminatas, programas de televisión y radio y, eso sí, mucha prensa escrita, mucha publicidad y la publicación de encuestas manipuladoras a color, en los medios impresos.
Sus estrategias apuntaron a la repetición de fotografías, a colage y a la organización de caravanas. Pero, marchas y actos de masas no realizaron sencillamente porque no tiene la gente que los apoye o que crea en sus liderazgos carente de proyectos, más allá de los personales y los planes golpistas de salir de Chávez a como de lugar.
Caso contrario sucede en el chavismo, los actos han sido de masas en todos los municipios, incluyendo el municipio capital, ha brillado la sonrisa, la alegría y el pueblo, pasado diez años de la llegada de Hugo Chávez, sigue demostrando la solidaridad, el afecto y la admiración a tan grande proyecto de inclusión y justicia social.
Este apego a la revolución no es otra cosa que el marcado trabajo de consolidación de los grandes planes revolucionarios y que no se han profundizado con más ahínco es justamente por esa cuerda de apátridas, carente de sensibilidad, de amor, de formación ideológica que no han hecho otra cosa que enlodar la gestión de gobierno nacional y el proyecto más hermoso que hemos vivido los venezolanos desde la era emancipadora. Ejemplos claros los mismos Judas César Reyes y Rafael Simón Jiménez, dos desconocidos que llegaron a sus cargos gracias a la bondad de Chávez, hicieron un imperio y luego le dan la espalda a Chávez y al pueblo, que depositaron en ellos la confianza.
Hasta cierto punto, esto está bien que suceda. Para que hasta los mismos gobernantes tomen conciencia y sean los verdaderos cuadros políticos quienes tengan que asumir roles de vital importancia para la expansión y consolidación de la revolución y no a aquellos arrastrados que muchas veces los vemos dirigiendo sin tener mínima idea de lo que hacen.
Esto será el gran reto de Adán a partir de la siguiente semana. Felicitaciones a todos los chavistas y estamos convencidos que Barinas seguirá siendo una tierra pujante, moderna y donde la inclusión y la justicia social sea el estandarte inmenso que cubrirá nuestro suelo. Las piedras están echadas y los adversarios del oficialismo deberán entender que encuestas no ganan elecciones.
Periodista
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