Credito: L. \"Razor\" Balza |
Si usted piensa que este es un artículo que va a glorificar al Comandante Chávez porque logró 4,2 millones de seguidores en Twitter, está equivocado. El hacerlo sería poner a Chávez por debajo de Pitbull, que tiene 9 millones de seguidores en Twitter; de Jennifer López, que tiene 15,6 millones; o de Justin Bieber, que tiene más de 36 millones.
Pero Chávez es una persona de trascendencia mundial. Alguien que, a diferencia de los personajes antes mencionados, sí será recordado por siglos. Su influencia en la población del planeta, en particular entre los desposeídos y explotados del mundo —aquellos que no tienen Facebook ni Blackberry—, no puede determinarse por el número de followers en una página web.
Creo que su legado va más allá: Chávez nos organizó. Nos enseñó que, para construir una patria nueva, había que dejar de quejarnos, sacarnos del pecho ese individualismo que el sistema nos implantó, reunirnos con los vecinos y, en forma colectiva, tomar la determinación de cambiar las cosas. Y, para entenderlo bien, tenemos que ponernos de acuerdo en los términos que usamos.
El término “red social” comenzó a ser planteado por algunos sociólogos a finales del siglo XIX, como Émile Durkheim y Ferdinand Tönnies. Luego, en los años 30 del siglo XX, diferentes psicólogos, antropólogos, sociólogos y matemáticos comenzaron a sistematizar el término. “Una red social —explica Wikipedia— es una estructura compuesta por un conjunto de actores que están conectados a través de lazos interpersonales, que se pueden interpretar como relaciones de amistad, parentesco, entre otros”. Nótese que las redes sociales no requieren Facebook, Twitter o internet.
Una familia es una red social. Nuestro lugar de trabajo, nuestra escuela o universidad, un pueblo o una ciudad son redes sociales a diferentes escalas. Internet nos ha mostrado una nueva forma de establecer relaciones entre nosotros y, definitivamente, eso es genial. Es multimedia. Es instantánea. Anula las distancias. Pero decir que las redes sociales surgieron con internet es repetir como loros los alegatos de mercadotecnia de Facebook.
¿Cuál red social puede superar a un consejo comunal formado por personas sencillas de un sector popular que se reúnen, leen las cinco leyes del Poder Popular creadas por el Comandante Chávez y su gobierno, y las usan para solucionar problemas juntos y obtener recursos para mejorar su comunidad? Esas son las personas por quienes los gobiernos tradicionales no hubieran apostado ni tres lochas, pero que ahora se reúnen, experimentan, intercambian experiencias con consejos comunales vecinos y se preparan para convertirse en comunas.
Estos camaradas se esfuerzan por crear empresas de producción social en las que no existe un dueño que se quede con las ganancias. Acaban con la explotación del hombre por el hombre, se sienten útiles y dotan a su comunidad con bienes y servicios necesarios para vivir mejor. ¿Este no es el socialismo bolivariano que Chávez nos pidió construir?
El crear redes es vital para construir el socialismo. En el consejo de ministros del 20 de octubre de 2012, que es otro documento vital que nos dejó el Comandante Chávez como testamento político, él escucha al ministro de Alimentación Carlos Osorio hablar de cómo personas que habían estado en un refugio y habían recibido sus viviendas, ahora estaban trabajando en panaderías, Pdvales y Farmapatrias construidas por la Revolución. Chávez pasa a dibujar en un papel una gran nube que representa un sector popular como Sarría. En un cuadrito, en el centro de la nube, dibuja la Farmapatria, la panadería y el Pdval, uno al lado del otro, concentrados en un mismo punto.
Pero entonces indica que la construcción de nuestro modelo, el socialismo bolivariano venezolano, requiere la territorialización de nuestros mecanismos y la construcción de redes a lo largo y ancho de la comunidad. “Si este elemento no formara parte de un plan sistemático de creación de lo nuevo, como una red —y pasa a dibujar elementos regados por toda Sarría, interconectados entre sí— que vaya, como una gigantesca telaraña, cubriendo el territorio de lo nuevo, esto estaría conectado al fracaso. ¡La Farmapatria y la panadería serían absorbidas por el sistema viejo! ¡Se las traga! ¡El capitalismo es como un monstruo que se lo traga todo! Esto no es para que nos sintamos amilanados, sino para que cojamos más fuerza ante la complejidad del desafío”.
El reto que el Comandante nos dejó no es nada fácil: tenemos, como pueblo organizado, que seguir construyendo redes sociales socioproductivas, diseminadas en todos lados, apoyándonos en el Estado revolucionario. Y tenemos que crear, usando software libre, todos los recursos tecnológicos para facilitarle al Estado y al pueblo organizado el articularse.
Chávez también nos enseñó a tomar acción ante estos mecanismos provistos por el imperialismo, bien sea Twitter o Facebook (“la máquina de espionaje más horrorosa de la historia”, como la definió Julian Assange). Lejos de mantenernos alejados de ellos, el pueblo bolivariano los tomó por asalto para comunicar los logros de la Revolución. Colectivos como ForoCandanga siguieron la pauta dictada por Chávez: gente que decidió organizarse, en un principio para imponer una etiqueta o para refutar las mentiras de Nelson Bocaranda. Y lo hicieron de forma excelente. Pero tenemos que ir más allá y usar todos los recursos tecnológicos a nuestro alcance —creando los nuestros cuando sea posible— para contactarnos, intercambiar experiencias y construir socialismo.
Entonces, ¿me van a decir que Facebook o Twitter son mejores redes sociales que nuestro pueblo trabajando en colectivo? ¡Gracias, Hugo, por enseñarnos algo tan importante como la organización popular!
(Artículo publicado originalmente en la revista ÉPALE de CiudadCCS este domingo 24 de marzo de 2013)