El presidente Hugo Chávez afirmó, hace pocos días, que Venezuela pretende desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos. Es seguro que los lacayos y pitiyanquis, amanuenses, histriones y payasos de la oposición antidemocráticas comenzaran a pregonar que aquí en Venezuela el presidente Chávez comenzó a fabricar armas de destrucción masiva y bombas mata pitiyanqui, eso con el propósito que los yanquis y sus aliados como el nazista gobierno de Israel inicien una campaña mediática mundial contra nuestro país. El mandatario venezolano se sumó a la iniciativa de Argentina, Brasil y de Chile de promulgar el desarrollo energético pacífico.
Venezuela está en todo su derecho de desarrollar su propia industria atómica con fines pacíficos; En un futuro Venezuela tendrá energía nuclear para estudios de aplicaciones médicas, generar electricidad y medio ambiente. Estamos conscientes que cuando iniciemos este proyecto comenzaran las presiones desde Washington La energía nuclear, al igual que las demás fuentes energéticas, pretende ser dominada y monopolizada por los países hegemónicos. En este aspecto, Estados Unidos, como uno de las principales potencias económicas y políticas del mundo, bajo la falsa acusación de que Irán y otros países pretenden desarrollar la energía nuclear con fines militares mantiene una posición de ataque hacia estas zonas. Al iniciar nuestro país el desarrollo de la Energía Nuclear con fines pacíficos, el cual contara con la cooperación de Rusia y con el gobierno ruso ya se firmado convenios de cooperación para el desarrollo de la energía nuclear y aparece en gaceta oficial como Ley Aprobatoria del Convenio entre el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y el Gobierno de la Federación de Rusia, sobre la Cooperación en el Área del Uso de la Energía Nuclear con Fines Pacíficos.
Todos los países del mundo tienen el derecho de acceder a la energía nuclear con fines pacíficos, porque esta energía será uno de los elementos de la fórmula para enfrentar la crisis energética, la contaminación atmosférica, los cambios climáticos.
Sin embargo, Washington busca apoderarse de las riquezas energéticas que poseen estas regiones -tales como los yacimientos petrolíferos- manifestando mundialmente que estos países representan una “amenaza” para la sociedad en su conjunto. Estados Unidos produce diariamente alrededor de 7,5 millones de barriles diarios y consume 20 millones, por tanto está obligado a importar los 12,5 millones restantes. La sociedad norteamericana se basa en el consumo irracional de su población, que a la vez representa la fuente fundamental en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Sus reservas de combustible probadas, incluidas las ubicadas en el norte de Alaska, alcanzan los 22 000 millones de barriles. Una rápida deducción matemática revela que con el ritmo de explotación actual de sus yacimientos, las reservas solo alcanzarían para unos siete años.
La energía atómica no es exclusiva de los Estados Unidos, los demás países están en su derecho de desarrollar esta industria con fines pacíficos; se puede aceptar las inspecciones de los organismos mundiales, pero es inaceptable cualquiera especulación que ponga en duda las intenciones pacificas de un programa nuclear; los únicos que han hecho uso bélico de la energía nuclear fueron los Estados Unidos en 1945 contra las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki y otras pruebas nucleares, con la destrucción de vidas humanas y alteración de ecosistemas. El cinismo y el doble discurso de los gobiernos norteamericanos sobre el control de la energía nuclear no se ejecutan con Israel que tiene más de 400 bombas atómicas. Con más de 200 bombas nucleares en sus arsenales lo que representa una constante amenaza contra el pueblo árabe.
Algunas estadísticas presentadas por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA): existen 441 reactores nucleares de potencia operando en 32 países y 25 plantas nucleares en construcción, Francia lidera a los países que recurren a la energía nuclear para su suministro eléctrico y en Latinoamérica sólo tres países tienen plantas nucleares de potencia para la conseguir electricidad: Argentina, Brasil y México.
Dichos problemas se deben al crecimiento poblacional de la región que conlleva a la necesidad cada vez mayor de energía, a la vez dichas formas energéticas deben ser lo menos contaminantes posibles teniendo en cuenta los negativos procesos por lo que traspasa el mundo entero tras los perjudiciales efectos de las energías que son utilizadas.
Ante el deterioro de los recursos naturales, muchos de ellos no renovables, utilizados como fuentes de energía a partir del desarrollo a ultranza del capitalismo y el neoliberalismo, en este momento, países como Venezuela, Argentina, Chile y Brasil buscan nuevas alternativas que permitan solventar las grandes demandas energéticas de la población latinoamericana.
No sólo es cuestión de brindar la energía que los pueblos necesitan sino que también es preciso que ese servicio sea accesible teniendo en cuenta los niveles socio-económicos de estos países que cuentan con altos porcentajes de pobreza; además la opción nuclear, además de que se trata de una tecnología plenamente probada, presenta ventajas en términos económicos, de preservación del ambiente y seguridad, principalmente; por otro lado la energía nuclear, no está limitada a las aplicaciones energéticas. En la salud, en la agricultura, en la industria, en el manejo de desechos peligrosos y aun en el cuidado del medio ambiente, las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear han hecho importantes aportaciones al ser humano.
La aplicación pacífica de la energía nuclear es una de las grandes controversias mundiales que se dirimen actualmente. En este sentido, realizando una reseña mundial que permita dar mayores explicaciones de lo que sucede a nivel latinoamericano, se puede citar el ejemplo de Irán. La energía nuclear, al igual que las demás fuentes energéticas, pretende ser dominada y monopolizada por los países hegemónicos. En este aspecto, Estados Unidos, como uno de las principales potencias económicas y políticas del mundo, bajo la falsa acusación de que Irán y otros países pretenden desarrollar la energía nuclear con fines militares mantiene una posición de ataque hacia estas zonas.
Sin embargo, Washington busca apoderarse de las riquezas energéticas que poseen estas regiones -tales como los yacimientos petrolíferos- manifestando mundialmente que estos países representan una “amenaza” para la sociedad en su conjunto.
Las grandes potencias mantienen una política que desea restringir cualquier crecimiento de los países subdesarrollados que pueda darse por fuera de sus límites y pretensiones. Algunas de las limitaciones que establecen en los países pobres son dirigidas básicamente al progreso a nivel científico y tecnológico, lo que incluye a la energía. Dando continuidad a la política exterior del Gobierno anterior, la Administración de Barack Obama mantiene la misma conducta de George Bush respecto al tema de Irán y la energía nuclear; Esto no cambiara. En este sentido, si los países latinoamericanos no comienzan a movilizarse y a generar políticas y acuerdos conjuntos con respecto a las necesidades energéticas de sus pueblos quedarán atados al inminente agotamiento de los recursos naturales - tales como el petróleo, el gas o el carbón - o dependientes de las maniobras hegemónicas en torno a la temática perdiendo la soberanía nacional.
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