Ese pareciera ser el
mensaje que sutilmente le hacen llegar a Muhammar Gadaffi, a través
de un servicio de correo por demás innovador y difícil de ignorar:
bombardeos a diestra y siniestra sobre “puntos estratégicos”, léase:
cualquier sitio (urbanismo, universidad, hospital, oficina, etc.) donde
pudiera encontrarse “el tirano”.
Los países de la coalición
repiten el esquema de otras guerras. Crean mediática y leguleyéricamente,
los argumentos necesarios (según su visión del mundo) para justificar
la masacre, intervención y azote a cualquier nación que tenga los
recursos que ellos necesitan, independientemente que hayan sido sus
más fieles colaboradores y se hayan plegado a sus intereses, por encima
de los propios.
En el caso de Libia,
se anuncia y se divulga sin rubor alguno, que se busca “asesinar a
Gadaffi”, en vista que el empecinado líder no acepta la sutil invitación
que le han hecho para que deje el poder. Este tipo de actitudes se parecen
a las asumidas con Saddam Hussein, quien por extraños malabarismos
y piruetas propias del mejor prestidigitador, pasó de ser un excelente
aliado de las potencias, especialmente de EEUU, al canalla dictador
que había que borrar del mapa (junto con la cultura y edificaciones
de su país, Irak)
Han de haber sido muchos
y muy gruesos, los secretos y confidencias que guardaba Hussein. Hubieran
sido interesantes los cuentos que podría haber echado el líder irakí,
si se hubiera dispuesto a volverse parlanchín. Por ello… terminó
colgado.
Esta misma situación
debe presentarse con Gadaffi. Este hombre debe conocer, manejar y guardar
mucha información sensible para los países de la coalición, a los
cuales apoyó financiera y estratégicamente para evitar colapsos
en sus respectivas economías.
Por ello, es que necesitan
a Gadaffi calladito. Así, con la boca cerrada y los secretos bien guardados…
en el más allá, él se verá mucho más bonito. Mientras, se inventan
todas las excusas posibles para justificar su asesinato y que la “comunidad
internacional” no se vea tan siquiera espantada por tal brutalidad.
En el marco de la globalización
y de la “normalización” de este tipo de situaciones lesivas de
la soberanía de los pueblos y las naciones, se puede hacer cotidiano
“mandar a callar” a cualquiera que le estorbe, por cualquier motivo,
a las potencias imperiales o sus lacayos. Se pasará del… ¿Por qué
no te callas?...espetado por el Rey Juan Carlos, al “Mejor te callo
yo” de las bombas, atentados, etc. Y lo harán parecer tan normal….
(*) Frente de Izquierda Revolucionaria Alberto Müller Rojas