El Medioevo, es un período histórico que nos revela el declive progresivo de los grandes imperios y como la historia hace jugarreta con sus estructuras ideológicas. La fragilidad de sus dirigentes obliga a formalizar diversas fuentes de poder y eluden la voz centralizada de su líder mayor, quien busca afanosamente abrir trochas en el cerrado circuito donde se suele trabajar con personas que se dicen progresistas, reformadores o, simplemente la nueva izquierda. Obviando de una manera clara, la fuerza del pueblo y el deseo de compartir sus esfuerzos hacia un ideal común e unitario.
Las historias antiguas quedaran en el orfanato, nos manejamos bajo el criterio de nuevos ejes político, donde China, Argentina, Rusia y Estados Unidos vienen anunciando su diplomacia con mucha claridad para lograr erradicar algunos posesionistas radicales que determinan con su actitud una ambigüedad de criterio que detona la libertad y democracia en el mundo, teniendo presente los tratados de Trotsky, Willy Brandt, Mao Tse Tung y Stalin, en épocas de efervescencias históricas.
Suramérica, no ha logrado formar sus peones Los relevos generacionales han detenido esos proyectos pragmáticos de la nueva realidad mundial , porque, no han logrado renovar su lenguaje y apuntan sus ideas hacia un desarrollismo burgués que el pueblo rechaza, porque es ajeno a su identidad y los excluye de las plataformas sociales. Basta salir a los espacios públicos y darnos cuenta de la carencia de un lenguaje consono a los ideales de Bolívar como de la doctrina socialista en que nos movemos actualmente en nuestro país, Venezuela.
Es bueno inquirir sobre manejar el poder para avanzar en un solo sentido de dirección. Lo importante es tener un buen equipo de gobierno y que nadie interfiera la voz de su líder, porque, las oportunidades se pasan y la fuerza unitaria del poder empieza a fraguar. Muchos dirigentes nacionales buscan reforzar sus imágenes, pero no la acción del gobierno del presidente, por eso, es fundamental conocer nuestra historia para tener la oportunidad de avanzar y aprobar los muestreos de opinión. En este contexto, se puede ir muy lejos en la medida en que se cumpla el plan del gobierno. La idea es ocasionar impactos que revelen el entusiasmo de los movimientos populares hacia la dirección del partido.
Un país avanza bajo el concierto de todos. El silencio es legalizar el delito y procrear nudos de conflictos en perjuicio del proceso democrático, debemos acordarnos que estamos en una lucha de transición política legalizada bajo el bastión de unas elecciones, pero, el pueblo sin ideología busca sus reacomodos e intereses. Desde la óptica electoral, todos los programas deben cumplirse.
Las comunas son necesarias al país desde el punto de vista ideológico, más no son un factor clave en los sistemas de producción. Sabemos de lo engorroso en fortalecer las pequeñas empresas por las contradicciones que se evalúan constantemente y dieron el traste con las cooperativas. Se debe entender que nos encontramos en un campo de transformación económica y debe existir un sentimiento de avance vecinal para estratificar las fuerzas que emergen en la vecindad para acoplarse a los índices productivos del Estado, pero, hay que asumir un liderazgo cierto para arropar el camino de una democracia genuina y ferviente.
El proyecto bolivariano de Venezuela debe estar fundado en las premisas de nuestro Libertador Simón Bolívar y sujeta a los criterios emanados por la dirigencia de base y nunca por los contradictores socialistas que vienen dañando la armonía en el seno de la base obrera, estudiantil, artesanal y profesional, en este sentido, no debe existir doblez de criterios ya que nos encontramos en una fase clave para el programa del Socialismo del Siglo XXI.
Hay que construir un país, cuyo asiento sea una misma visión ideológica aunque las direcciones partidistas sean distintas. Por esto, se debe analizar los discursos políticos de estos últimos años, porque, se hacen necesarios para fundamentar los sentimientos de un colectivo que solo desea crecer y cumplir con los alegatos de nuestra república bolivariana de Venezuela. Para construir la democracia o el socialismo, se debe ir a Grecia y asumir su filosofía como una realidad para determinar causales que nos lleven a la ostentación de una doctrina política, ya basta de argumentaciones frías, cada disertación debe conllevar la responsabilidad de nuestras actuaciones y ser verdaderos aspirantes que podemos confrontar lo desconocido.
Nunca, tendríamos una conducta causal, el socialismo nos llama a ser educados y tener un corazón doctrinal para predicar los valores que atañe una responsabilidad civil.
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