Punto de partida moral

¿En qué se diferencia una jornada de salud de la Misión Barrio Adentro, de otra igual, idéntica, de la oposición? O, también, ¿en qué se diferencia la entrega de una casa por parte del Presidente Chávez, de otra igual, idéntica, de un Gobernador de oposición? La diferencia está en el “punto de partida moral”. ¿Por qué esa diferencia es tan sustancial? ¿Cuál es la motivación implícita en cada caso, que hace que dos acciones idénticas, en su realización, sean diametralmente opuestas?

Es como si uno observara, al “ojo humano”, dos gotas de agua y las viera idénticas, y luego las observara al “microscopio” y, una de ellas, estuviera llena de impurezas. Esa es la diferencia entre las acciones del socialismo y las del capitalismo. El “punto de partida moral”. El socialismo, más allá de las desviaciones y los errores históricos cometidos, se centra en el ser humano, en el bien común, en los derechos universales, mientras que el capitalismo se aleja del ser humano por su narcisismo, su incapacidad de mirar al otro o su tendencia a olvidar.

El capitalismo ha tenido grandes habilidades para enmascarar su naturaleza. Cuando la Revolución Industrial, los obreros, incluyendo mujeres y niños, trabajaban hasta 14 horas diarias, la explotación era inmisericorde. Así el capitalismo, para preservar su dominio, tuvo que moderarse y crear ese impresionante aparato de condicionamiento del ser humano y de adormecimiento de la conciencia, que es su eficiente “maquinaria ideológica”. Hacen ver lo que es sombra, luz, o lo que es abismo, montaña o valle… Los “lindos nombres” que han inventado, como la Responsabilidad Social Empresarial, sólo encubren la intención de preservar un sistema de privilegios. ONGs, como SINERGIA, del padre Janssens, por sólo citar a una de ellas, son de una hipocresía indignante porque, más allá de la acción social que realizan, actúan desde la mentira y la manipulación, y desde el desprecio hacia el ser humano implícito en ello; es decir, en ausencia de todo punto de partida moral.

No cuestionamos a la persona capitalista, muchas de ellas actúan con auténtica nobleza y solidaridad humana, sino al sistema capitalista que es, sin lugar a dudas, perverso e inmoral. Esa es su naturaleza, como el alacrán del cuento con la rana…

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Reinaldo Quijada


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