No pasó mucho tiempo, cuando las primeras decisiones sobre “las guerras”, contraofertaron lo prometido embarcando de nuevo a las fuerzas militares en conflictos en varios lugares del mundo, multiplicando ostensiblemente los recursos financieros y humanos para atender la “amenaza al país”. No hubo de esperar mucho tiempo, para justificar lo que jamás pudieron hacer con respecto a Irak y Afganistan, amén del incontrolado apoyo a Israel cuyo saldo en dólares no aparece por ningún lado.
No obstante, Obama siguió hablando de los programas sociales a sabiendas que en el Congreso, los republicanos y buena parte de los demócratas no apoyarían tales programas y ayudas, esto formó parte de ese “Obama habla al pueblo”. La dura oposición de la ultraderecha representantes de las grandes corporaciones, impuso la agenda guerrerista y el “traslado” de las inversiones a los denominados países emergentes como China y La India, mientras que la economía norteamericana se sumergía en la ya presente recesión con visos de trabas importantes para su recuperación.
La crisis no es solo de la nación norteamericana, todos y cada uno de los Estados de la Unión, comienzan a padecer serios problemas de déficits, a pesar, que hay Estados que en su Constitución que prohíben esta figura presupuestaria. El Estado de Alabama (Wells Fargo), está en los que ellos llaman “Corte de Bancarrota”, es decir, que el problema interno es ahora cuando comenzará a salir a la luz. No estamos hablando de crisis terminal, pero si, de la colocación al desnudo de la tesis neoliberal de nada de Estado y todo para los mercados, rompiendo esto, con la única salida que tienen y de la cual no pueden desestimar como lo es la intervención del Estado; es decir estamos en presencia altiva de una crisis estructural de indefiniciones e incertidumbres sobre las consecuencias ulteriores de la economía en general en ese país que se erige como el salvador de la humanidad a punta de un gasto militar incontenible.
Por último es menester señalar, que los rigores de la crisis interna de los Estados Unidos, el desmantelamiento de las estructuras económicas trasladadas al exterior, están sumergiendo a una economía parasitaria como la llamó Vladimir Putin, a una estructura económica muy parecida a de las Republicas Bananeras.
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