El Laboratorio Plum Island en Estados Unidos se encuentra salpicado por un conjunto de programas sobre armas biológicas, bacteriológicas y genéticas con el fin de conspirar con la estabilidad de países que buscan desarrollar sus propios proyectos de laboratorio. Después de la II Guerra Mundial, algunos científicos de Adolf Hitler fueron captados por esta potencia militar para ensayar bajo extrañas circunstancias algunos experimentos de intromisión política e ideológica para dominar en su esencia el sector económico deseado, por esto, Guatemala y algunos Estados Centroamericanos fueron infectados por bacterias de índole sexual, para minar la fase sanitaria y crear infertilidad en los hombres.
Este laboratorio, contó con la defensa de Jhon. J. Loftus, ex oficial de inteligencia militar y antiguo fiscal del gobierno estadounidense. Existen legados de constantes polémicas donde los programas clandestinos resultaban más que inquietantes y con un organigrama de control mental absoluto, las víctimas eran infectadas en un principio con fibromalgia, esclerosis múltiples y el lupus. Ahora en el Cono Sur tenemos virulencias gripales, dolores musculares, estrés provocado y cáncer.. Estos virus se extienden por todo el organismo, incluyendo órganos vitales y el sistema nervioso central, algunos le llaman ACVG. Tristemente, EEUU viene rompiendo todos los protocolos bacteriológicos y las armas químicas hacen una perfecta combinación con los soportes mentales de los pacientes y la acción militar de carácter vertical. No es extraño que los sembradíos de arroz en nuestro continente latinoamericano estén siendo invadidos por una gran cantidad de insectos, ratas y langostas y sequia para dañar los cultivos de maíz, sobretodo en Argentina.
Algunos expertos en biotecnología vienen protestando por las experimentaciones genéticas en seres humanos para crear una especie de mutante que coordine acciones bélicas en territorios invadidos por las comunidades y en esa aglomeración de ranchos e insalubridad asuman la aplicación de virus que sean eficaces para el control humano y que esos ciudadanos sufran de fatigas crónicas, a pesar de las campañas contra la pobreza y la inseguridad social.
Otro método aplicado a la par por estos científicos anclados en laboratorios del ala militar europea, francesa y norteña, es sin duda la religiosidad. Tomaron para sí la tesis de la pensadora Mary Baker Eddy para conformar grupos míticos y cristianos en las comunidades y utilizando el nombre de Jesucristo formaron seminaristas protestantes o reformadores bíblicos que decían sanar milagrosamente y hoy, tienen notoriedad en los países del Sur, cuyas ofrendas son enviadas a centros administrativos judíos y al Banco del Vaticano. Además de sus ideas, a través de una sanación por la fe, Baker Eddy aplicaba substancias químicas como una alternativa para la medicina convencional, a la vez la hipnosis, magnetoterapia y homeopatía.
Estamos en la época de los símbolos y regresamos a la liturgia primitiva, ya el cristianismo no constituye una necesidad vital, la gente sin ideología es blanco visible de éstos religiosos, que, en un lenguaje universal y mediático combinan las experiencias del alma con la cruz cósmica para llevarnos a un radio magnético, impulsado por algunos medios de comunicación, que determina mediante un impulso, nuestro principio y fin. Pero, la interrogante es precisar cuanta gente visita las farmacias para comprar vitaminas y brebajes producidos por estos laboratorios de dudosa credibilidad, porque representan las multinacionales de la energía.
Constantino, solo es un eslabón del orbe terráqueo. El monograma de Cristo lo tienen los judíos, quienes desean confundirnos con el mundo itálico- romano y el egipcio. Muhamar Gadaffi no estaba equivocado con el libro verde, una antesala a las vivencias del desierto del Sahara. Los falsos guerreros serán decapitados paulatinamente, ya la bota militar estadounidense llegó a Libia, el petróleo será de ellos y Francia y Europa tendrán que esperar, una equivocación letal para el aberrado sexual de Sarkozy. Una historia bioquímica y religiosa más para la simbiosis Estados Unidos e Israel.
La mente colectiva de los pueblos está siendo engañada entre animales, símbolos y la cruz. Ya no hay mística por el Cristianismo.. Hay una nueva mentalidad impregnada por la glorificación de la belleza natural, los animales emblemáticos y un concepto idealista del carácter para amar y tener fe de una manera idealista hacia las formas anatómicas del animal natural.. El león es solo la imagen de la fuerza y el valor, el cordero de la mansedumbre, la serpiente de la prudencia, el fénix de la inmortalidad y para muchos protestantes, Jesucristo es la imagen de la nada.
Lo que indica la influencia de los virus y las armas biotecnológicas en los territorios con grandes recursos energéticos. De cierto, el ciudadano de a pie ya puede descubrir en su interior una luz en su camino donde la ciencia conduce a Dios, más no la fe.
Desde la antigüedad, los militares en su conquista de territorios, siempre han estado fascinados por el poder de las armas biológicas, eran especialistas en envenenar las fuentes de agua potable de las que se abastecían las ciudades. Entre 1940- 44, los japoneses fueron más lejos bombardeando unas ciudades asiáticas con bombas que contenían material contaminado por peste y tifus. Tras la segunda guerra mundial en los años 50- 60, el gobierno de los Estados Unidos instaló en Maryland un complejo de laboratorios militares, conocido como fuerte Detrick, allí, llegaron a trabajar un millar de científicos, dedicados a la investigación de armas biológicas. Los romanos arrojaban animales muertos en las aguas, Alemania uso Ántrax contra el ganado caballar y vacuno que aportaban a las fuerzas aliadas España, Rumania y Argentina. Los rusos utilizaban contra los alemanes, la turalemia.
El Pentágono, ha renovado su interés por los microorganismos patógenos y es una manera fácil de contaminar las huertas para derrotar y dominar a los enemigos. Ahora, que pensamos nosotros, siendo la puerta del Mar Caribe, muchos piensan en el merengue y el vallenato, ojalá que allí no esté nuestra derrota.
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