Los demócratas cubanos, no lograron acertar con el papa Benedicto XVI una entrevista privada, con el fin de reflejar su posición política y fortalecer la movilización democrática, pensando en Polonia. El pontífice mostró una notable discreción política y, solo se limito a sus oficios religiosos, pero, destacando el tema del bloqueo estadounidense de la isla. En el pasado, la visita de Juan Pablo II toco el derecho de los pueblos a la libertad y el verdadero ejercicio de la institucionalidad. El Romanismo, viene tomando el liderazgo de una ideología de acercamiento al régimen cubano para avanzar en la captura de una cabeza económica, tomada como playa y, que conviene posesionarse estratégicamente para lograr un volterazo en contra de La Casa Blanca y, permitir una tolerancia critica que se esfuerce en emular a Juan Pablo II. En definitiva abrirse paso para ser un fiel competidor en el mundo occidental de estatutos mercantilistas que favorezcan el mercantilismo.
Ya no es cuestión de parálisis diplomática. Ahora, los países que desean afianzarse en las inversiones, deben ver a Cuba como una democracia avanzada que busca justificar su actitud en la confrontación ideológica y, necesariamente proporcionar encuentros para definir tratados comerciales y lograr que el gobierno popular fidelista asuma un argumento válido en asuntos de la fe para profundizar los nexos solidarios con el proceso democrático internacional y el socialismo de la isla y, desde la misma naturaleza del régimen marchar hacia un plan de desarrollo integral para el Continente Sureño,
“No pocos coinciden en situar la crisis económica de Cuba en una profunda crisis espiritual y moral, que, ha dejado al hombre vacio de valores y desprotegido frente a la ambición, al egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien integral de las personas y de las familias”. Apuntaló en uno de sus exhortaciones. La reconciliación entre los cubanos, constituye una de las ideas en la que más ha insistido. Destacó que el hombre jamás debe permitirse limitaciones de su libertad y, tiene que cimentar la fe en una sociedad de amplios horizontes que renuevan el verdadero ejercicio democrático.
Ratzinger, ha sido siempre un hombre de ideas fijas, aprendió en sus distintas responsabilidades que se debe tener visión profética para darle a la Iglesia una verdadera corriente política y religiosa. Ya el ateísmo no existe y el relativismo es una dictadura que no conoce nada que sea definitivo en el campo espiritual. Ideas o palabras al margen, Roma debe avanzar junto al Vaticano hacia una verdadera revolución económica e integrar las Iglesias Ortodoxas.
El Consejo Ecuménico como proceso, va incluido en un proyecto del teólogo Hans Hung de que no habrá paz entre las naciones, sin paz entre las religiones. Pero, Benedicto dijo en su discurso inaugural de la V conferencia general del Episcopado Latinoamericano que jamás se debe regresar a las Iglesias precolombinas, porque, sería un retroceso y acusó a los nuevos líderes latinoamericanos de estar sometidos a ideologías superadas y de no actuar en concordancia a la visión cristiana del ser humano y la sociedad. Vamos hacia la Iglesia de la Fe. Ciertamente ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte. No olvidemos que en un principio Europa eran tierras agrícolas del Vaticano.
A la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado. Hay que contar con fuertes sacudidas. Pero yo estoy también seguro de lo que permanecerá al final: no la Iglesia del culto político, que fracasó, sino la espiritual.
: emvesua@cantv.net
emvesua1@hotmail.com