Embajada de EEUU: centro de sabotaje

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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El Ministro del Interior de Venezuela, Miguel Rodríguez Torres, habló por cadena nacional de televisión sobre una conspiración de la ultra-izquierda localizada en Miami, Estados Unidos, Panamá y Colombia, cuya meta es la liquidación física del Presidente Nicolás Maduro. El ministro dio nombres de terroristas y fecha en que la Operación Baby debía llevarse a efecto, además del costo del armamento que los conspiradores tenían a su disposición (2,5 millones de dólares).

El portal de la radioemisora YVKE publicó la información emanada del Ministerio de Relaciones Interiores sobre los preparativos de los conspiradores para una “invasión militar” de 800 hombres, parte de los cuales tenían que operar en el territorio del estado petrolero Zulia, donde las tendencias separatistas son fuertes y otra parte para ser desplegada en Caracas. La invasión se llevaría a cabo una vez que se hubiera realizado la eliminación de Maduro durante la agitación y choques entre seguidores del gobierno bolivariano y los elementos radicales de la corriente de Enrique Capriles, quienes como el mismo Capriles, no quieren aceptar su derrota en las elecciones presidenciales del 14 de abril pasado. Con el objeto de darle un “tinte patriótico” sus ideólogos difundieron el falso rumor en diferentes redes sociales en el sentido que Maduro no es venezolano de nacimiento sino que nació en Colombia y por lo tanto no tiene el derecho constitucional para gobernar el país.

Con el propósito de asegurar el apoyo extranjero en caso de una “predecible pérdida de control en Venezuela”, Capriles organizó una gira por varios países de la región. Por recomendación del Departamento de Estado, Capriles fue recibido por los presidentes de Colombia, Chile y otros. No obstante, su gira no fue exitosa: América Latina no quiere revueltas como aquellas de Túnez o Egipto. Capriles es percibido como un “emisario de la confrontación” hasta en países leales a Washington como México. La dirección política bolivariana está prestándole mucha atención a los intentos del Departamento de Estado de utilizar a Capriles y, con ayuda de la oposición, conseguir que Maduro cambie su política petrolera, reduzca la “influencia cubana” en Venezuela y abandone la colaboración técnica y militar con Rusia y China.

El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ha declarado que el “inspirador” de los atentados contra el Presidente Maduro es Posada Carriles. Y eso no requiere interpretación alguna: Posada Carriles es un veterano agente de la CIA. Este fanático empleó métodos terroristas para combatir el “régimen de Castro” y a sus aliados y en este último tiempo se ha dedicado a sabotear a Venezuela. Al comienzo, hubo la preparación de un atentado contra Hugo Chávez y ahora el principal blanco de la cacería es Nicolás Maduro.

A pesar de su avanzada ancianidad, Carriles mantiene una posición de liderazgo en las organizaciones terroristas con base en Miami y controladas por Estados Unidos. Carriles hizo un minucioso estudio sobre el “teatro de operaciones militares en Venezuela” durante los años 80 y 90 cuando él formaba parte de las operaciones anti-guerrilleras norteamericanas y durante el tiempo que fue jefe de la DISIP, policía secreta de Venezuela. Quedó demostrado que Carriles fue el organizador del atentado contra el avión de Cubana de Aviación cuyos pasajeros –varias docenas de personas—murieron en el atentado. Sin embargo, gracias a los esfuerzos del Departamento de Estado y la CIA, este terrorista ha logrado evitar recibir su merecido.

Diosdado Cabello mencionó a Eduardo Macaya Álvarez, un empresario de Miami nacido en Cuba el año 1949 como el principal agente de Posada Carriles en la preparación del asesinato del Presidente Maduro. Macaya fue agente de inteligencia en el Cuerpo de Marina de Estados Unidos durante la primera guerra contra Irak. En la Habana creen que Macaya está involucrado en el asesinato del diplomático cubano, Félix García en 1980.

No obstante, las autoridades norteamericanas no realizaron una debida investigación puesto que las agencias de inteligencia estaban utilizando las “experiencias de combate” de Macaya en operaciones de fuerzas especiales en América Latina.

Cabello urgió a la oposición a no “realizar tratativas con ese hombre y tomar muy en serio las advertencias que se han hecho respecto a él”. El Presidente de la Asamblea Nacional advirtió que en base a esta investigación, habrá allanamientos y detenciones, “de manera tal de no permitir que los conspiradores que no triunfaron en las elecciones de abril 14 desestabilicen la situación mediante el asesinato del Presidente Maduro. Si tales planes tuvieran éxito, significarían una declaración de guerra contra Venezuela y la reacción de parte del gobierno nacional será dura e inmediata.”

La conspiración contra Venezuela madura bajo el “paraguas” de la National Security Agency, NSA. Uno de los centros de intercepción electrónica de los canales de comunicación en el país está operando desde la embajada norteamericana en Caracas. Existen estaciones de apoyo en Colombia, Trinidad & Tobago y Curazao. Las instalaciones espaciales de vigilancia también están siendo empleadas. Estas rastrean los contactos, las conversaciones y los movimientos diarios de los dirigentes venezolanos en tiempo real.

A la luz de las nuevas informaciones en torno a las capacidades de las estaciones de control de la NSA, para el rastreo de los movimientos de cierta gente en Venezuela, con frecuencia creciente la gente habla de la necesidad de reevaluar las explicaciones anteriores sobre la muerte de algunos líderes del régimen bolivariano. Muy a menudo se menciona a William Lara, estrecho allegado al Presidente Hugo Chávez, quien como político fue miembro del parlamento, Ministro de Comunicaciones e Informaciones y gobernador del Estado Guárico. Expertos analistas lo consideraban, junto a Nicolás Maduro el posible sucesor de Chávez. Dinámico, bien educado, poseedor de una mente analítica, hábil y persuasivo tenía por delante un brillante futuro. En la embajada norteamericana a él se le consideraba como un político hostil a los intereses de Estados Unidos. Durante el período 2004-2006 habló con regularidad en la televisión nacional denunciando las actividades de la CIA en el país e identificando a sus empleados y sus agentes.

Lara resultó muerto el 10 de septiembre de 2010 en un accidente automovilístico cerca de la ciudad de San Juan de los Morros durante una lluvia torrencial. Se “perdió el control del vehículo” y este cayó al río. Hasta ahora no queda claro quien manejaba el vehículo, si era el mismo Lara, un experimentado conductor o su chofer y guardaespaldas de apellido Mirabal. Como de costumbre, Lara viajaba sin escoltas, de manera que no hay testigos del accidente. Mirabal logró salir del vehículo y se salvó; Lara fue arrastrado por la corriente. Su cuerpo fue hallado doce horas más tarde.

El personal de la embajada de Estados Unidos en Caracas es excesivamente numeroso. Más de 200 diplomáticos, además de aquellos que están “temporalmente agregados” y que claramente no tienen ningún apuro en dejar el país, están registrados en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela. Una parte significativa de este personal tiene conexiones con las agencias de inteligencia.

Una figura clave en la organización de las actividades de la embajada norteamericana en Caracas para la desestabilización de Venezuela, pertenece al elenco de la CIA, se trata de Kelly Keiderling-Franz. Luego de un entrenamiento especial, inició su trabajo en el Departamento de Estado en el año 1988. Obtuvo su primera experiencia en el servicio exterior en África. Luego de estudiar el idioma ruso, Keiderling fue enviada a Kirguistán. Posteriormente, después de estudiar durante un año en la Universidad Nacional de la Defensa en Washington, sirvió en Moldova. Una etapa importante de su carrera fue su misión en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba. Keiderling se especializó en el reclutamiento de disidentes y opositores políticos de Castro. Ella incluso llevaba a sus hijos a algunas reuniones estratégicas “como cobertura”. No obstante, no tuvo suerte.

Uno de sus “hallazgos” resultó ser un agente de la contra-inteligencia que le dedicó varias páginas a ella en una reveladora publicación.

Keiderling ha estado radicada en Venezuela desde el mes de julio del 2011. Actualmente trabaja temporalmente como Encargada de Negocios. Según el agente cubano que logró engañarla en la Habana, ella a menudo cita a Maquiavelo, “el fin justifica los medios”. La “encargada de negocios” temporal asiste a los funcionarios que mayormente tienen una manera “imperial” de pensar y una actitud condescendiente con los “nativos” y sus pretensiones de soberanía, independencia y defensa de los derechos humanos. Las agencia de inteligencia y los diplomáticos norteamericanos tienen como meta “neutralizar” al gobierno de Maduro empleado cualquier medio, agitando la situación en Venezuela y creando las condiciones para la interferencia directa en los asuntos internos del país. Mientras más sangre se derrame, cuanto mejor.

Por lo tanto, no resulta difícil adivinar por qué el diálogo político de Venezuela y Estados Unidos no prospera. Hablando metafóricamente, los principales argumentos que los negociadores norteamericanos tienen preparados, serían el veneno, la manopla, los cartuchos de gas paralizante y las armas de fuego en la mejor tradición pandillera. De ahí por qué las consultas entre Venezuela y Estados Unidos sobre la normalización de las relaciones fueran suspendidas por el lado venezolano. Una vez más, Washington está disimulando y esperando la oportunidad. La dirección política venezolana no confía en el gobierno de Obama. En Caracas se sabe que Washington solo confía en la fuerza. La liquidación de las figuras políticas indeseables se ha convertido en un hecho común. En la embajada norteamericana de Caracas, ellos saben como se hace mejor que en ningún otro lugar.

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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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