Un buen amigo, un pana de esos con tabaco en la vejiga y mascador de chimó con petaca y todo, nos comentaba sobre la “quietud” que está expresando Miraflores cuando se refería a la necesidad de darle una respuesta contundente a las recientes actitudes en el marco de “la salida” cuales vienen impulsando todas las derechas, aquellas de calle, las parlamentarias y empresariales junto con la de los partidos políticos venezolanos, remarcando aquello de las “venezolanas” porque, según, las derechas internacionales solo les interesan las ventajas demostradas que se significan en todo e importante de nuestro territorio nacional.
En esa misma línea de su argumentación, nos expresaba que “…nuestro Comandante ya hubiera controlado esos exabruptos de esas derechas golpistas…”, frase expresada con tal vehemencia que nos preocupó su actitud en conociendo sus pasadas vivencias radicalizadas pero debemos y estamos obligados a tener que aceptar que la paciencia extrema que está tratando de mantener Miraflores podría alcanzar un punto álgido con consecuencias muy graves.
En ese marco descriptivo nos vamos a permitir trasladarnos a las realidades que se desarrollaron durante el proceso de “golpe de estado” que se fuera “cocinando” antes del proceso electoral y a posterior al triunfo de Hugo Rafael Chávez Frías en aquellos espacios históricos previos, durante y posteriores a aquellas elecciones cuando triunfara, electoralmente, aquel candidato anhelado por las masas compuestas por “tirios y troyanos” como respuestas a las realidades que se venían expresando en Venezuela desde, prácticamente, el primer gobierno de CAP junto a “sus pares” cuales en título muy criollo eran conocidos como los “12 Apóstoles”.
Es decir para comprender el triunfo electoral de Chávez Frías, en aquella oportunidad electoral, tendríamos que trasladarnos, históricamente, a los comienzos en lo real-significativo que se expresó en aquel gobierno-de-CAP cuando las finanzas, la dependencia al Imperio y la sumisión ideológica al “mayamerismo del ta´barato” se impondría en una emergente clase media urbana y provincial universitaria post-insurgencia junto a una esperanzada y novedosa izquierda emergente que prometía “abrir los cielos” para el aspirado progreso de los invisibilizados.
El desarrollo de aquellos procesos políticos tuvieron un “hecho histórico” interesante además de importante para las realidades venezolanas cuando Colombia consideró que la situación interna en Venezuela le iban a permitir “pulsar reacciones” ante un Presidente, Jaime Lusinchi, aparentemente “muy debilitado”, colocando un “barco de la armada colombiana” en aguas territoriales venezolanas, acción que ya se había expresado por ese mismo país y su gobierno en algún momento histórico pretérito durante el transcurrir del Gobierno del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Los resultados son de conocimiento nacional, estadounidense y global.
Nos llamamos la atención sobre estos dos escenarios convertidos en históricos, precisamente, cuando nos estamos refiriendo a la Armada venezolana, en conocimiento de su solidez histórica, bolivariana y nacionalista, en los momentos cuando hemos venido desarrollando dos discursos profundamente importantes para el futuro no solo de la Revolución Bolivariana sino para la propia existencia de la Patria, del Estado y la República junto a toda la sociedad nacionalista revolucionaria y, actualmente, visibilizada. Un primer discurso estructurado referido a la ocupación militar de bases militares colombianas por militares y mercenarios estadounidenses mientras que el segundo discurso va en la dirección sobre el proceso de paz que está en pleno desarrollo en la situación de “guerra civil” que viene viviendo el Estado colombiano en más de cinco décadas de su existencia después que don Simón Bolívar junto al “Abel de América” y tropas criollas de acá y allá conquistaran su libertad como nación.
En ello nos referimos por diferentes realidades presentes que van desde la presencia de don Pedro Estanga en Colombia hasta la permanente amenaza del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez sobre Venezuela dirigiendo sus epítetos sobre el Presidente constitucional de la República Bolivariana de de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías y en contra del Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, sin importarle sus aportaciones al proceso de paz, precisamente, en Colombia.
Ante esos comportamientos ahora colocados en una “política del detente”, según mi pana, Miraflores “…debería estar mosca por sí…”. Nos consideramos de algo exagerada su aprensión y apreciación ya que el actual proceso de negociaciones en el marco de la paz total, es decir, no solo en conversaciones con las FARC-EP como con los “elenos” sí es que se estuviera, realmente, desarrollando con éstos últimos, aparentemente, no le permiten al actual gobierno colombiano demasiado margen de movilidad “a lo colombiano” aunque en considerando que, probablemente, Colombia se encuentre en esa frontera geo-estratégica estadounidense entre “ser aliado caminando a ser socio” por aquello de la participación, real y efectiva, de Colombia en la OTAN y la presencia de las “bases aliadas” en territorio colombiano, por lo que para nada resultaría extraño que pudieran haber diseños militares para “molestar a Venezuela” en el marco actual interno de “desestabilización promovida” por las derechas políticas y sociales, nacionales y colombianas y más allá.
En el marco de nuestra conversación y lógicas y sanas diferencias fuimos desarrollando varios tópicos referidos a unos escenarios hipotéticos ante el actual desarrollo político-nacional-venezolano, “a lo 11 de Abril”. En los aportes en diferencias mencionamos la necesidad de definir cada una de las expresiones de corte social-militar que se vienen manifestando contra la Revolución Bolivariana en la constante búsqueda del “agotamiento sicológico” de toda la sociedad venezolana contribuyendo con la matriz de opinión muy negativa que se le ha venido endilgando al Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros. Es decir, en el marco de nuestras diferencias, la objetividad fue la columna vertebral de nuestros análisis sobre las realidades actuales socio-políticas en nuestra Patria. Según consideraba que es de necesidad imperiosa clasificar los diferentes escenarios en sub-conjuntos bien definidos con la finalidad de precisar políticas que busquen contrarrestar esos escenarios de “golpe de estado”.
Durante el comentado desarrollo nos trasladamos a un interesante e hipotético escenario en referencia a la realidad sociológica venezolana de lo que se ha definido políticamente como “chavismo”. Es evidente, nos comentaba, que la burocracia no es chavista en su gran mayoría por las conocidas razones de permanente saboteo por una u otra razón, generalmente, de carácter personal y/o de pequeños e interesados grupos. Por otra parte, el chavismo tanto del PSUV como del denominado como “Gran Polo Patriótico” es cuestionado y cuestionable porque como partidos políticos no tienen presencia efectiva, objetivamente, de calle como si la tienen, desgraciadamente, los partidos políticos Primero Justicia, Voluntad Popular y, en mínima presencia, los adecos.
Es evidente que el sector militar si es chavista pero con otra definición muy particular, nos comentaría, pasando a dar su correspondiente explicación académica. La cultura militar, en el marco histórico-heredado-tradicional, se sustenta en la “doctrina del pensamiento de Simón Bolívar” cual, generalmente, ha tenido varias etapas de interpretación cuales, todas y cada una de ellas, son de vital importancia para su comprensión pero, en estos precisos tiempos en curso, es de mencionar lo que se ha denominado como “el rescate de Bolívar y su pensamiento” por Hugo Rafael Chávez Frías.
Curiosamente, le expresamos, en esa misma línea, que el concepto sicológico impreso en el inconsciente colectivo de la sociedad venezolana referido al “gendarme necesario” ha sido una línea histórica que ha marcado la Historia de Venezuela en sus diferentes momentos como, por ejemplo, estuvo presente en las primeras elecciones que ganara Chávez Frías en aquel año de 1998 manteniendo “su presencia”, la del “gendarme necesario”, en las otras diferentes elecciones posteriores al tiempo que “el pueblo visibilizado” mantuvo una profunda comunión con “el líder” quien, en la praxis del rescate del pensamiento de Bolívar titulado, posteriormente, como “bolivariano”, fue rescatando la “personalidad nacional venezolana” junto a la dignidad histórica a través de los símbolos significativos bolivarianos desde la Historia, el pensamiento, el himno, la bandera, el escudo y el rescate en su imaginario histórico.
En esa línea, ambos, mi pana y quien suscribe, alcanzamos, por fin, un acuerdo cuando ambos consideramos que la acción y actitud de Henry Ramos Allup como Presidente de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, había cometido, en el marco significativo de la teología histórica, una grave violación de la base fundamental de la Historia Patria de Venezuela cuando, abruptamente, denigró de todo aquello simbólico que significaba el “pensamiento y expresión” de Simón Bolívar con lo cual no solo negaba la Historia nacional sino sus diferentes desarrollos históricos aún aquellos contradictorios y críticos a favor de la tesis de la globalización del Poder y del Imperio estadounidense en sus expresiones significativas y alienantes imperialistas, adicionando que lo fundamental sería la agresión en lo que podríamos definir como el “espíritu fundamental” de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en su actual realidad histórico-ideológica.
Lo descrito nos llevó a interesantes escenarios referidos al proceso del “golpe de estado continuado” aceptando esa tesis propuesta por Jorge Rodríguez para atrevernos a especular sobre la base del desarrollo de esa realidad golpista enfrentada a nuestros dos escenarios como reacción a dicho proceso golpista.
Por un lado nos referimos, aunque con ciertas diferencias en su desarrollo, a la reacción de “los visibilizados” cuando las derechas políticas, empresariales y sociales, reaccionan en su “política de calle” buscando “la salida” para tratar de “tumbar a Maduro”. El segundo escenario está en perfecta comunión con “el mensaje” que envió de Ramos Allup cuando violó, en todo su concepto, lo real significativo del “pensamiento de Bolívar” insultando, denigrando, rechazando en su propia esencia, directamente, a la propia institución militar, FANB, en su columna vertebral histórico-ideológica. Desarrollemos.
Sobre la anterior propuesta regresamos a aquellos momentos cuando “el pueblo” saldría a la calle a “…rescatar a nuestro Comandante…” al grito de “…queremos a Chávez…”. Ello nos permitió desarrollar, hipotéticamente, un escenario sustentado en la “sociología del pueblo”, pueblo cual, en estas circunstancias, a nuestro común parecer, se encuentra profundamente inmerso en lo que podríamos definir como la “sociología de la Revolución Bolivariana” con lo cual bajo la imaginería representativa de lo significativo de la persona de Chávez Frías, su reacción ante las posibilidades que significarían perder sus avances sociales que la Revolución Bolivariana ha impuesto e impulsado legalmente, podrían reaccionar con una mayor intensidad en violencia. En ese contexto, al considerar que está presente una asimetría entre la población en la zona del valle y la población de las zonas altas, las consecuencias podrían resultar de imágenes nada agradables.
Con respecto a la dialéctica que el propio Presidente de la Asamblea, Ramos Allup, desarrolló en contraposición a los paradigmas que sustentan la doctrina militar venezolana, en el marco de otro hipotético escenario, se podría desarrollar una profunda y muy seria contradicción en asimetrías de intereses más allá de la Política con resultados profundamente incómodos para “tirios y troyanos” con lo cual Venezuela podrían entrar en una espiral de “guerra civil” cual permitiría la entrada en la escena nacional de una conjunción-composición militar cual sería propuesta por las derechas nacionales acompañadas por Washington, la OEA con las solidaridades, apoyos y contribuciones de la OTAN; presencia que “prendería la pradera nacional y latinoamericana”.
Nuestro interlocutor consideraba que aunque el ejercito estadounidense trataría de abstenerse en una participación directa, sustentando su tesis de no-participación en el “escenario en Libia” aunque sin descartar que si podría haber presencia de mercenarios y terroristas al estilo colombiano con lo cual aquellos escenarios de Siria, Libia, Afganistán, Ucrania, comparativamente, serían unos simples “campos de entrenamiento” en considerando que en nuestra Patria, Venezuela, se podrían desarrollar, en el marco de las lógicas y objetivas posibilidades, realidades similares aquellas a las que se desarrollaron durante la “Guerra Civil española”.
Es evidente que después de finalizar nuestro café y el obligado cambio de tema, nos permitimos expresarle a nuestro amigo nuestra idea que pululaba en nuestros pensares: “…en fin, son solo escenarios hipotéticos…”. El pana, inmediatamente, nos miró, fijamente, expresándonos con esa mirada: “…coño, mi llavecita, no sea pendejo…”.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.