El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello difundió un material audiovisual –en el programa Con El Mazo Dando de VTV – donde desmotó el plan golpista el autodenominado grupo "Los Próceres" encabezado por los copeyanos Roberto Enríquez y Oswaldo Álvarez Paz; Eduardo Betancourt, ex DISIP, el coronel retirado Zomacal Longo; y el flamante presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges.
La intención es promover la desestabilización del Gobierno Bolivariano haciendo ver ante la opinión pública nacional e internacional que el pueblo tiene hambre, que existe desacuerdo entre los poderes públicos, que vivimos en dictadura y que Venezuela vive una crisis humanitaria, todos los elementos necesarios para la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la OEA y justificar una intervención extranjera.
Por supuesto, entre la lista de colaboradores internos y externos no podían faltar María Corina Machado, el senador del Congreso de los EEUU, Marcos Rubio, quien ha promovido acciones injerencistas contra el país y, el expresidente colombiano, Álvaro Uribe.
El plan golpista está articulado, desde hace tres años, con ejes de poder del gobierno estadounidense, cuando el exjefe del Comando Sur, John Kelly, asomó la posibilidad de una intervención militar a Venezuela.
En el material divulgado, los golpistas incluyen la utilización de explosivos C4 y mechas, financiamiento de hombres para generar grupos de choques, e incluso infiltrados a colectivos que son, supuestamente, adeptos al Gobierno; para generar zozobra en la población en general.
Pero qué se esconde detrás de este elaborado plan. El trasfondo de toda esta arremetida imperial radica en el saqueo de las riquezas de la Nación.
Para nadie es un secreto que Estados Unidos coordinó con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, la activación de la Carta Democrática Interamericana contra Venezuela para propiciar un escenario favorable a una intervención.
Incluso existe una orden operacional denominada "Venezuela Freedom-2", firmada por el comandante del comando sur de Estados Unidos, Kurt Tidd. Tras la orden ejecutiva suscrita por el expresidente Barack Obama contra Venezuela, que la declaraba una amenaza "una amenaza inusual y extraordinaria" se activaron los planes operacionales.
Este plan cuenta con 12 puntos, el octavo sugiere que en el ámbito internacional los operadores del imperio deben insistir en la aplicación de la cláusula democrática. Una intervención militar en Venezuela afectará a toda la región. Y es precisamente lo que Estados Unidos quiere.
Cualquier problema en Venezuela que desencadene una guerra civil o en la eventualidad de una intervención extranjera termina complicando toda la región del Cono Sur, de América Central y América Latina. Un efecto dominó para sacar de un plumazo a otras naciones que además de brindar su solidaridad a Venezuela, también han resistido heroicamente a las pretensiones norteamericanas.
Por eso, hoy más que nunca es importante que se fortalezcan los mecanismos de integración regional independientes de la OEA, como el MERCOSUR, la Unión de Naciones Suramericanas, y la CELAC.
La OEA en términos históricos ha estado al servicio de otros intereses, particularmente a los del imperio Yankee. ¡Viviremos y Venceremos!