Buenas tardes: Ante la soledad que registra esta sala que congrega a un mundo multipolar, debo pensar, primeramente, que una vez más el diablo con su pestilencia ha pasado por aquí velozmente.
Pero en fin, voy al grano. Debo comenzar diciendo, señor Trump, sin ningún tipo de cobardía, que he venido a pisar suelo norteamericano para hacerle saber que si el imperio quiere nuestro petróleo, y todas nuestras riquezas, pues que comience ya la invasión a Venezuela, pero jamás la patria de Bolívar, la patria de la justicia y de la libertad, dará un paso atrás para sucumbir ante las políticas ambiciosas y criminales que se nos desean imponer desde el Norte.
He venido a esta honorable sala para recordarle al amo del imperio que el mundo, constituido por nobles naciones que desean vivir en paz y en armonía, no están dispuestas a satisfacer y menos a la fuerza, como es el caso de Venezuela, la codicia, el hambre y el desenfreno de un país que desea constituirse en un falso policía del mundo.
Señor Trump, usted acaba de señalar a las puertas de este escenario que estaría dispuesto a hablar conmigo, pues aquí estoy, en nombre del noble pueblo de Venezuela, dispuesto a dejar las cosas en claro, sin humillación, sin halagos, sin ofensas y menos de rodilla.
Si señores de la ONU, Venezuela ha enviado a su Presidente a reclamar justicia y sobre todo paz. Mi nación desea que se respete la auto determinación de los pueblos, que es uno de los principios básicos y sagrados que promueve este honorable foro.
Venezuela no es ningún país belicista, menos mal vecino, como la hermana república de Colombia pretende hacerlo ver. Somos si una nación libre y soberana que no sucumbirá ante las pretensiones de una potencia que desea mantener al mundo en expectativa, con sus políticas guerreristas y belicistas.
Contra mi país se han venido confabulando una serie de naciones, cumpliendo las recetas que les dicta Washington, para hacer creer que somos una nación que viola los derechos humanos, mientras el mismo imperio con sus políticas de sanciones pone al pueblo de Venezuela a pasar necesidades, hambre y sin poder tener acceso a los remedios.
El gobierno de Venezuela no representa peligro alguno para las demás naciones del mundo, ni lo constituye un pueblo malo; malos son todos aquellos que sin sentimientos humanistas contribuyen a las desgracias de otras naciones que solo cuentan con la benevolencia del Dios Todo Poderoso.
Venezuela desea que cese ya la campaña mediática que gira alrededor del mundo en su contra, sin argumentos claros y convincentes que la justifiquen. Solo desea que la dejen andar por el camino que ha elegido, sin barreras y sin obstáculos.
Basta ya, señor Trump, de querer imponer la ley del "rolo y el machete" en contra de naciones en minusvalía que solo tienen como armas sus callosas manos para labrar la tierra, y así producir el alimento que muchas veces ha satisfecho el paladar de los norteamericanos.
Venezuela solo quiere que la dejen vivir en paz, con sus políticas, con la voluntad de su pueblo que decidió y seguirá decidiendo marcar su propio rumbo, eso sí, acompañada de amigos que puedan establecer políticas y convenios multilaterales que favorezcan a ambas partes.
Ha llegado el momento, señor Trump, que usted reivindique al pueblo norteamericano, que usted al mismo tiempo lave su nombre, pues desde que llegó a la presidencia de su nación se ha constituido en un factor de perturbación que mantiene al mundo en vilo, sin poder conciliar el sueño reparador, como se lo merece.
Le extiendo si mi mano en señal de buena amistad, de respeto, de consideración, pero jamás de alago o humillación, como al parecer usted lo desea.
Cierro mi intervención, señores directivos de la ONU, para decirles que el mundo nos observa, que este foro tiene un gran compromiso con la paz y la estabilidad de las naciones que desean vivir en paz y libremente, pero al mismos tiempo con la sagrada "mama pacha" que no resiste ya los envites del mundo capitalista que poco a poco cercena su vida, sin compasión y en detrimento de las futuras generaciones. Mil gracias.
*Periodista