EEUU y Rusia, la guerra oculta hacia Venezuela

*Hoy, les toco a nuestros indígenas Pemones, como en el pasado con los Mapuches. Mafias políticas y militares, tras el control de nuestro Continente.

Hay ciudadanos que piensan que, con pan y combustible se puede ganar cualquier batalla en Venezuela o, cualquier país intervenido por los EE.UU. Pero, ni una cosa, ni la otra. En la tierra que se considera “bajo asedio” de las bandas derechistas e izquierdistas. En septiembre de 2012, ya bajo dominio de fuerzas rebeldes se quejaban de la escasez de pan y comida, debido a la violencia. Contra Siria, Libia, Irak, Ahora Venezuela, países productores de energía a gran escala se le busca colonizar, porque reflejan para USA la continuación constante y progresiva de su verdadera fuerza nuclear. El gran error de los izquierdistas es que minimizan a las poblaciones que gobiernan a una esclavitud atroz que va desde las limitaciones económicas hasta la hambruna, dos asuntos legales que adversaban Trotsky y Ernesto Guevara De La Serna.

De aquello hace ahora seis años y unos meses. El frente rebelde, inaccesible para la ONU desde el pasado, ha menguado hasta quedar encerrado en la franja oriental de Alepo —también hay enclaves en el oeste y el extrarradio rural— tras el cierre del paso de Rasmouseh, por el sur, y la ruta Castello, por el norte. Por allí tenían que haber cruzado los 40 vehículos de la Media Luna Roja cargados con comida y harina de trigo el pasado 13 de septiembre del 2012.

Primero fueron los permisos que no llegaban; luego surgieron problemas con los carnés de conducir. Tampoco los milicianos opositores pusieron facilidades. “Obviamente hubo dudas por los dos bandos sobre el paso del convoy y ahora vemos el resultado”, manifestó de Mistura. El resultado es básicamente una cuenta atrás en la que la comida se agota al tiempo que crecen las hostilidades. El 18 de septiembre los aviones del régimen reanudaron los bombardeos sobre esta zona (desde entonces han muerto miles personas

En estos instantes, tenemos el mismo film, pero en la vecina ciudad de Cúcuta con sus tres puentes principales artillados por bandas hostiles y presidarios que creen en simples promesas políticas. Recientemente, fui atacado hostilmente por una página de una periodista que no revisa la misma en Facebook por ciudadanos residentes en islas cercanas y otros continentes que desconocen la verdad y solo repiten como loros, lo que otro se antoja colocar allí, por esto, muchos periodistas, escritores, filósofos y determinados analistas vamos decidiendo escribir sobre otros temas, aunque sabemos ya, lo que vendrá, en mi caso, sobre nuestro territorio. En estos instantes, el juego político le toco a nuestros indígenas Pemones, ya en Chile y Argentina, Los Mapuches están siendo desplazados por una colonia de judíos y bases norteamericanas en plena alianza con los ingleses de Las Malvinas.

Me pregunto, ¿Tengo o no razón en mis planteamientos? Simplemente, residí en La Fría y estudié en San Juan de Colón en el liceo, Tulio Febres Cordero, mi padre me llevaba cada fin de semana, cuando iban a comprar alimentos en Colombia y vestimenta, pero, muchos que argumentan en las redes sociales desconocen el contexto geopolítico- territorial y solo se dedican a crear premisas falsas y ofender, cuando la verdad es otra.

Ureña, es un buen termómetro para medir el asedio de Cúcuta. Si el sitio de la capital del Norte de Santander, impuesto por los norteamericanos desde octubre de 2018 a febrero de 2019, es hasta este momento uno de los más largos de la historia, recordado por su intensidad y virulencia por las guerrillas y el contrabando, el que sufre la antigua capital del comercio tachirense no le anda a la zaga. La batalla por el control de esta ciudad comenzó hace ya más de cuatro años. Es guerrilla, militares y contrabandistas, ahora los norteamericanos.

Como Sarajevo, dependiente de las raciones de comida que lograba introducir el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cúcuta sufre, a la espera de que el régimen y los opositores abran las trincheras a los camiones de las agencias humanitarias. “Un conflicto siempre causa inseguridad alimentaria”, enfatiza Simmons, hoy consultora independiente.

José Graziano da Silva, intervino en una oportunidad en base a su cargo, como director de la FAO ante el órgano encargado de velar por la paz y la seguridad mundiales. En el Consejo de Seguridad de la ONU, el director general de la FAO, llamaba a reaccionar ante el hambre, cuando hay crisis de hambruna en un país provocado por los mismos entes del gobierno de ese país y, llamaba a no fomentar y alimentar las crisis a base del hambre en el pueblo, por no tener suficiente liquidez monetaria. En mi país, de 180 dólares mensuales, bajamos a seis dólares, más los bonos de regalía dados por el gobierno bolivariano a través de una tarjeta que, a futuro sustituirá la cédula de identidad nacional y que revelará todo los datos domiciliarios y personales del tarjetabiente.

En realidad, estos choques violentos entre oficialistas y seguidores de la derecha han disparado la necesidad en ayuda alimentaria inmediata, la cual se dispara en altos precios e inflación por quienes dirigen los comités de ayudas, porque, están insertados en las grandes mafias de contrabando y narco, incluso, muchas veces incluye a miembros de los altos poderes militares, políticos y civiles.

Es que hay una confusión tremenda de una verdad, como realidad geoestratégica, las blasfemias van y vienen  atrasando cualquier objetivo trazado por ambas partes desde el dialogo hasta la confirmación de hechos por venir, por este motivo, el Grupo de Lima y la Organización de Naciones Unidas y EE.UU determinaron atrasar toda operación militar, que le permitió a Rusia- léase Vladimir Putin- adelantar sus naves y aviones supersónicos, como neutralizar a Trump en Vietnam con el presidente coreano, ya los rusos, asumieron junto a los cubanos el control electromagnético de mi país, por causa en primer lugar de un concierto, las blasfemias en redes sociales y las incongruencias de la misma oposición en el campo de guerra, porque la misma esta allí latente. De aquí en adelante, cualquier movimiento norteamericano en nuestro territorio es a motus propio y las consecuencias no son previsibles, porque desde hace tres años tenemos una guerra bacteriológica que denuncie por estos medios y donde nuestras mujeres y niños fallecen por cáncer y enfermedades biológicas, antes no vista, ahora se agrega la hambruna.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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