El pueblo de Venezuela vs. Juan Guaidó

Uno de los inventos más estúpidos y abominables de los seres racionales es la guerra. Esa lucha armada entre dos o más naciones durante la cual se producen diversas batallas nunca ha resuelto nada, a menos que exista algún imbécil que piense que millones de muertos y civilizaciones destruidas, constituyen un logro de la humanidad. Dentro este tenor, los practicantes de estos atroces procedimientos bélicos para dirimir dificultades entre los estados, resaltan la llamada guerra convencional. Es decir, aquella que se realiza utilizando teorías, medios, estrategias y tácticas tradicionales en el contexto de un conflicto armado entre dos o más países abiertamente hostiles. En este caso, se hace presente las batallas con armamentos mortales, los usos de misiles, portaviones, bombarderos, barcos artillados y toda tipo de artilugios que pueden causarle la muerte a centenares o a miles de personas en el menor tiempo posible. Sin dejar de lado las bombas nucleares concebidas y usadas por mentes perversas para destruir ciudades enteras, dejando chamuscado en el suelo incandescente a todos ser que camine, repte, vuele o nade en la zona donde caiga el artilugio mortal.

Aunque las amenazas de guerras convencionales no han desaparecido y sobre todo, la intimidación de los poseedores de bombas nucleares de lanzarlas a la nación insumisa que no acate sus lineamientos, los maestros de terror inventaron otro tipo, la llamada guerra "No Convencional".

La guerra No Convencional es un conjunto de estrategias que pretenden intervenir o injerir en un país con intenciones políticas de dominación sin usar tecnología bélica como armas, tanques, bombardeos, misiles, etc. En este caso no es que no existan armas para doblegar al enemigo, sencillamente son otros los aparejos, pero no menos mortales que los primeros, entre estos: los medios de comunicación para desprestigiar y así justificar las acciones injerencistas; el aparato financiero exógeno y endógeno que subvencione actos callejeros y golpes de estados; grupos paramilitares y civiles opositores que siembren el caos en las ciudades; el miedo y el odio sembrado en la población civil a través de campañas mediáticas; los boicot y las sanciones económicas aplicadas por los países injerencistas; el rumor para generar desconfianza y malestar en la población; las redes sociales y el Internet utilizados con fines desestabilizadores; los disturbios en las calles generados por mercenarios especialista, formados y financiados por los países injerencistas. Finalmente, cuando todo esto ha dado resultado se suceden las llamadas "negociaciones de paz" acompañada con una intervención militar.

Sorprendentemente, para hacer "más humana" la guerra convencional existen tratados, como por ejemplo, el Tratado de Regularización de la Guerra o Armisticio de Trujillo (1820), concebido por el mariscal Antimonio José de Sucre para poner fin a los desmanes de la guerra fratricida entre Venezuela y España. De igual modo, se conoce una legislación internacional contempladas en el Derecho Internacional y la Convención de Ginebra para evitar las infracciones graves al Derecho Internacional Humanitario, cometidas durante el conflicto armado. Además, es célebre el tribunal de la Haya el Corte Internacional de Justicia, un órgano de la ONU que en oportunidades sometió a juicio a criminales de guerra por violar lo contemplado en los códigos. Se tiene otro ejemplo de los juicios por violación de tratados de la guerra, se trata de los Juicios de Núremberg (1945), el cual los jueces conformados por las naciones aliadas y triunfadoras durante la Segunda Guerra Mundial, condenaron a los dirigentes nazis por el delito de genocidio.

Es lamentable que la guerra no convencional no esté regularizada por ningún tratado. Pareciera que el Consejo de Seguridad de la ONU no tiene ningún mecanismo legal para detener los desmanes padecidos por la nación a la cual se le aplique una acción de esta naturaleza. No quiere decir que las guerras no convencionales no generen muertes, quizás no igual a las ocasionadas por una bomba, o por una bala, o por misil, o por un arma nuclear, pero si lo origina la falta de alimentos, la falta de medicina, las actuaciones para sabotear y desmejorar o impedir los servicios públicos, las angustias, entre otros males. Pareciera que no hay un mecanismo legal para sancionar al sicópata de Trump para suspender las sanciones y bloqueos económicos contra el pueblo venezolano.

Es vergonzoso que un mequetrefe como Juan Guaidó se haya prestado para una patraña política para tratar de deslegitimar el gobierno de presidente MM. Por tal razón, como venezolano de a pie, como docente universitario jubilado que no le es posible vivir con la pensión, me arrogo el derecho de incriminarlo y responsabilizarlo de cometer numerosos delitos. Al señor Juan Guaidó yo lo acuso de:

Usurpador de cargo al autoproclamarse presidente violando descaradamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Traidor a la patria, por alearse con fuerzas extranjeras contra Venezuela para despojarla de sus activos y usufructuar, para su propio benéfico, el patrimonio derivado de este acto de piratería. Así mismo, de entregar los nuestros recursos naturales a empresas transnacionales.

Agente propiciador, al lado de agentes extranjeros, del boicot y sanciones económicas que impide a los venezolanos la adquisición de alimentos y medicinas.

Criminal de guerra, por el pillaje de bienes públicos.

Violador de los derechos humanos de millones de personas que no pueden comer ni recibir atención médica por la falta de medicina.

De la quiebra de cientos de empresas y pequeños negocios, producto de ignominioso bloqueo y sanciones. Privando de esta manera de millones de venezolanos al derecho al trabajo y como consecuencia, la carestía del sustento necesario para logar una buena calidad de vida.

Homicida, dado las numerosas muertes ocasionadas por la falta de medicina.

Ocasionar deliberadamente crueles sufrimientos físicos y morales. Además, de atentar gravemente contra la integridad física y la salud de millones de personas.

Propiciar acciones militares provenientes de tropas extranjeras a sabiendas que causarán pérdidas incidentales de vidas, lesiones a civiles, daños a bienes civiles, daños extensos y duraderos al medio ambiente natural.

Respaldar posibles ataques o bombardeos, por cualquier medio a ciudades, aldeas, viviendas o edificios, que no estén defendidos y que no sean objetivos militares

Convocar a manifestaciones que degeneran en disturbios que han causado muertos y heridos, así mismo, la destrucción de propiedades públicas y privadas.

Apropiación indebida de bienes del estado ubicados en otras latitudes.

Nombrar funcionarios públicos de forma indebida e institucional.

Los padecimientos, sobre todo de hambre, que de manera intencional somete a la población civil, como método para generar el derrocamiento del presidente MM, para favorecer interés de empresas transnacionales.

Por todo lo anterior solicito a la fiscalía de la república y a los tribunales que les compete para que se proceda a la detención y el enjuiciamiento del ingeniero Juan Guaidó por los delitos referidos anteriormente. Considero que ningún mal debe permanecer sin castigo.

Todos los crimines son abominable, pero el de traición a la patria del ingeniero Juan Guaidó es el peor y se acentúa más cuando con desparpajo lo hace público. Razón tuvo el patriota mexicano, Lázaro Cárdenas, cuando afirmó: "Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a empresas extranjeras, traiciona la patria". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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