Diría el lugar común, las guerras son tan viejas como la humanidad. Claro, nunca olvidar que ellas atienden a su tiempo, circunstancias y tienen sus características. ¿Se imagina Ud., al cartaginés Aníbal Barca montado en un inmenso elefante al frente de sus soldados, poniendo en aprietos a las poderosas legiones romanas. Es que aquellas gigantescas moles de carne, utilizadas como instrumento de guerra, impresionaban a cualquier combatiente por muy legionario romano que fuese ¡Cosas de la Guerra!
Dando un salto de milenios, los estrategas franceses, después de la primera guerra mundial, se ocuparon en organizar la defensa de su territorio, a tales efectos construyeron la larga Línea defensiva Maginot, en las fronteras con Italia y Alemania; bastante talento, imaginación bélica y recursos económicos se emplearon en dicha obra; pocos años después los teutones imitando a Aníbal, pero esta vez con elefantes acorazados, pasaron como si nada, sobre trincheras, casamatas y cualquier artificio defensivo de la línea fortificada, desdibujándola totalmente, haciendo aquel despliegue metálico rodante, casi en un paseo hasta París.!Cosas de la Guerra!
Son abrumadoras las experiencias bélicas, sobre ellas se ha hablado y escrito tanto: leyendas, cuentos, exageradas épicas, victorias y derrotas, héroes por aquí y por allá, abundando las falsificaciones, los mitómanos, y ríos de condecoraciones en casacas de entorchados sin merecimiento alguno.
En nuestra actual Venezuela, en los últimos años, ante la multidimensional crisis interna, cuya realidad es objetivamente calamitosa, y sus conexiones exógenas que han devenido en controversiales relaciones internacionales particularmente con el imperio norteamericano, se ha ido imponiendo en nuestra habla cotidiana un lenguaje catastrófico: guerra económica, conspiraciones financieras, guerras de varias generaciones, espionaje, ataques cibernéticos, amenazas de intervenciones militares, etc.
A todas ellas, se ha respondido en el lenguaje patriota de la resistencia, rodilla en tierra, y mucha mención al sacrificio de la vida “De ser necesario”. Hemos oído emotivos discursos en pechos henchidos de emoción, en las tarimas o en algún programa de televisión prometiendo la guerra total, hasta el exterminio O expulsión de todos los invasores, aunque en ello se nos vaya la vida del último venezolano ¡Cosas de la guerra y la emoción!
¡Ojalá! ¡Ojalá! Sean visionarios, asertivos y juiciosos, nuestros estrategas, que en caso de inevitable confrontación con el imperio y sus aliados, podamos triunfar en la ejecución de tan compleja disciplina de la Ciencia y del Arte de la Guerra, que por la experiencia histórica universal, puede resultar más difícil de conducir, que las Ciencias Políticas y las Ciencias Económicas de la Nación, donde lamentablemente no hemos sido exitosos, como se desprende de la realidad que observamos cotidianamente.
Reconocemos que los héroes, siempre han anidado en nuestro imaginario, es un asunto cultural, aliñado con mucha literatura griega: Argonautas, Aquiles, Perseo, Teseo, Ulises y otros. En nuestro país La sabrosa prosa de Mario Briceño-Iragorry, nos relata sobre “El jinete solitario”, aquel habitante de Caracas, Alonso Andrea de Ledesma, que a finales del siglo XVI, con adarga y lanza, salió a defender la Patria, enfrentando las huestes del corsario invasor Amyas Preston.!Cosas de la guerra y de la historia!
Falsos héroes también abundan: El General panameño, Manuel Antonio Noriega, de historia poco clara, que recordamos blandiendo un machete, para amenazar al imperio; terminó dejándonos un mal sabor latinoamericano, además de la muerte de unos cuantos panameños masacrados por los norteamericanos. Saddam Hussein, sin par guerrero contra los iraníes, Kurdos y Kuwaitíes, cuyas andanzas bélicas al parecer no fueron tan patriotas e inocentes, se piensa que esos conflictos, se hicieron bajo el ala protectora y complacida de los gringos; hasta que los enredos y contradicciones geopolíticas entre ellos, los llevaron a la confrontación armada; en esa oportunidad Hussein, Urbi et Orbi, ofreció la “Madre de las Batallas”.
Poco tiempo después, el adversario, otro “insigne guerrero”, con jerarquía de emperador, uniformado de piloto, en mayo del 2003, en el Pacifico, a miles de kilómetros del escenario de la guerra, desde el portaviones Abraham Lincoln, le anunciaba al mundo la derrota de Hussein,(sin mencionar la destrucción del pueblo iraquí ) pues al fin y al cabo esos eran daños colaterales!Cosas de la guerra!
A finales del Siglo XVIII y primeras décadas del XIX, un soldado prusiano quién además de guerrear, vivir en la práctica la táctica, la estrategia y sentir el fuego real, se ocupó de teorizar, dejando a la posteridad un verdadero tratado sobre el tema bélico, titulado: DE LA GUERRA; hablamos de Karl Von Clausewitz, quién desarrolla estas ideas, abordándolas desde numerosas perspectivas: Política, sociológica, psicológica, económica y filosófica, sin perder de vista su relacionamiento en la unidad. Casualmente este personaje era contemporáneo con Simón Bolívar, nuestro compatriota, alto estratega político-militar, quién nunca dejará de impresionarnos por su manejo del todo y las partes, filosofía y política, teoría y práctica. Claro hay que significar que a pesar de la contemporaneidad fueron dos mentalidades distintas, dos escenarios, dos propósitos, pero ambos, sin lugar a dudas, sabían de la Ciencia y el Arte de la Guerra, pues además de haber estado en el campo de batalla, ocuparon altas posiciones en la política y en los ejércitos. Incluso K.V.C, por esas cosas de la filosofía y la política, además de pelear por su patria (Alemania) también combatió, en el ejército ruso contra su nación, y a todas éstas, salió, ileso, militar y políticamente, sustentando sus posibles confusas posiciones en sus concepciones teóricas. Es muy conocida su tajante expresión:
“La guerra es la continuación de la política por otros medios (…) constituye, por tanto un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad (…) y no hay un límite para su aplicación”.
La guerra decimos los ignaros, es una palabra grande, redonda que hay que darle muchas vueltas para entrarle: discursos, ofertas de sacrificios, juramentos, rezos, lloriqueos y victimización, no son suficientes, por eso, por clara, y objetiva la Obra del soldado prusiano fue del interés de Engels, Lenin, Mao Zedong, de los Estados Mayores militares, y de numerosas Academias militares del mundo. Klausewitz, falleció en 1831, un año después de Bolívar, y su Obra fue publicada post-mortem.
“Muchos espíritus dados a la fantasía podrían fácilmente imaginar que existe una manera artística de desarmar o abatir al adversario sin un excesivo derramamiento de sangre, y que esto sería la verdadera tendencia del arte de la guerra. Se trata de una concepción falsa que debe ser rechazada, pese a todo lo agradable que pueda resultar. En temas tan peligrosos como es el de la guerra, las falsas ideas surgidas del sentimentalismo son precisamente las peores”.
Mucha importancia le da K.V.C, a la guerra de desgaste, por lo que “implica un agotamiento gradual del poder físico y la voluntad del adversario por la prolongada continuidad de acción”. De esto los venezolanos algo sabemos, a menos que nos empeñemos en ser pendejos y andar viendo para los lados. Evidentemente que leyendo a estos teóricos de la Guerra, modestamente se llega a inferir la importancia de la POLITICA, como método superior y fundamental, para CONJURAR las catástrofes humanas derivadas de una GUERRA.
“jamás la investigación y la observación, la filosofía y la experiencia deben menospreciarse o excluirse mutuamente, todas ellas encierran una garantía una para con la otra”
. Ahora bien si el actual liderazgo político venezolano de las elites en pugna, consideran que los asuntos del poder en este instante histórico, con las características que presenta, debe resolverse, con guerras internas o con invasiones extranjeras, que asuman su responsabilidad; pero hay que recordarles, que posiblemente ellos no representen a toda la Nación, y, que la vida de los venezolanos y los intereses de la República entera, seguramente no compaginan con sus mentalidades y propósitos, y cuidado con confundir en algunos casos “jueguitos de guerra académicos” e insensatez politiquera, con una guerra real fácil, y otros, evitar hacer malos cálculos, moviéndose como arlequines en el escenario de la pantomima imperial, pudiéndose repetir una vez más, LA HISTORIA DE OTRO PUEBLO DEVASTADO.
LA REVOLUCION ES CULTURAL
(*) Soliloquio/ con apoyo bibliográfico