Nos encontramos entre rezos y plegarias y los cánticos del Señor hacen sonar los campanarios del as Iglesias en América del Sur, Hispanoamérica se encuentra ante los ojos de los citidianos que expresan su voz a un respaldo para sus hermanos indígenas, el pueblo totalmente crucificado y maltratado por las figuras políticas se concentran en cualquier escenario para gritarle a los presidentes, sean de izquierda o derecha que no quieren nada con el Fondo Monetario Internacional. Es que, según lo constitucional, los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a las acciones u omisiones de las personas y del poder público, que quebranten o puedan vulnerar sus derechos constitucionales.
Además, Entre gritos, pitos y carteles pedimos la unión de los Estados bajo una frase solemne "pueblo únete y toquemos las cacerolas" y el exilio del Fondo Monetario Internacional con el cartel "FMI fuera de mi país".
La represión militar ha sido fuerte y, en vez de uniformar el orden público, lo que hacen es alterarlo y los rumores y alertas se difunden, porque, los presidentes electos por el pueblo quieren durar todas sus vidas ejerciendo funciones de gobierno, obviando la alternabilidad democrática, por esto, la verdadera función de una Asamblea Constituyente es reformar las leyes del Estado y controlar el comercio desbocado hacia una inflación descomunal y los bachaqueros que dinamitan el dólar y el control de la canasta básica mediante el sometimiento del campesinado.
Lo ocurrido estos días, pasará a la historia como uno de esos momentos duros, donde el pueblo sufre el embate del poder de una manera que pensábamos ya superada. Tantos dirigentes políticos y sus bases no controlan el orden público y en vez de solventar, generan problemas al país.
Las cacerolas han sido de gran ayuda para inducir hacia un mecanismo político de control de masas y quitar o anular momentáneamente las medidas de elevación de precios, motivadas por el Fondo Monetario Internacional. Lo importante es que una parte de la población ha sentido temor de transitar por cualquier calle del país.
El responsable de fondo hasta este momento es el Gobierno por dos razones muy claras. Uno, haber lanzado medidas neoliberales de ajuste sin haber pensado en otras opciones, que sí existen. Jamás pensaron en su capital político.
Los presidentes dan muestra de una verdadera debilidad política e ideológica.
La prueba es que políticos de alto nivel de Brasil, Guatemala y Perú fueron declarados culpables de corrupción, y se iniciaron acciones legales contra los autores de actos de este tipo a gran escala en todo el continente, incluida la investigación de la operación Lava Jato. Esto representa una oportunidad real para combatir ese mal en la región. No obstante, la última edición del Barómetro Global de la Corrupción, publicado por Transparencia Internacional (TI), revela que la mayoría de los ciudadanos sostienen que sus Gobiernos no hacen lo suficiente para abordar la corrupción y que los niveles aumentaron en los últimos 12 meses en toda la región.
En días pasados, por ejemplo, dos narcos hondureños presos en Estados Unidos revelaron en una corte de Nueva York con lujo de detalles cómo financiaron en Honduras las campañas del expresidente Porfirio Lobo y del mandatario Juan Orlando Hernández. O sea que los tentáculos del soborno no se detienen.
Así, el informe alerta sobre los efectos dañinos y desproporcionados que las prácticas corruptas tienen sobre sectores vulnerables de la sociedad.