Si el gobierno de Maduro está en crisis, no significa que todo su equipo saldrá huyendo en carrera; la restitución del Estado que ha entrado en incertidumbres, no es un fenómeno que surge de acuerdos dialogados o transiciones pacíficas. Es siempre un fenómeno violento. Ya sea por el lado imperialista o por decisiones propias de los venezolanos, la sustitución del gobierno de Maduro, no surgirá de un acuerdo, si no de la derrota política de su proyecto. Ya sea por elecciones adelantadas, por golpe de Estado, por una agresión imperialista o, por una nueva revolución.
En cualquier posibilidad que se estudie, el cambio de gobierno es sencillamente la sustitución de un grupo de hombres y mujeres por otro grupo de hombres y mujeres.
En un caso, los gringos y la derecha desnacionalizada han efectuado bloqueo económico, atentados, guarimbas, intentos de golpes de Estado, el asesinato de Chávez y el reconocimiento a Guaidó, como presidente interino. Ahora, han rodeado militarmente Venezuela, han ofrecido recompensa por Maduro y su gobierno y han retirado la empresa petrolera Chevrón; lo último, es la aprobación al Comando Sur del despliegue de buques, aviones y helicópteros militares frente a Venezuela.
El gobierno no ha caído, pero tampoco ha hecho las cosas muy bien. Para mantenerse en el poder, ha venido cediendo a las exigencias capitalistas: privatizando todo, desmantelando la industria gasífera y petrolera; ha emprendido una mayor dependencia económica de las importaciones y ha estancado el proceso de reforma agropecuaria e industrial. Es decir, ha sumido el país en una inflación colosal y ha introducido el dólar como moneda sustitutiva del Bolívar.
Pues bien, una cosa es derrotar al imperialismo y otra es, sobrevivir en el poder a costa de encubrir las exigencias capitalistas de desmontaje del estatismo-socialista de Chávez, con un lenguaje progresista de desarrollo y detener la resistencia chavista con la aplicación de la Ley Anti terrorista.
Maduro, ya es obvio, a vuelto a la lógica de las privatizaciones; cosa que efectivamente, ha hecho muy bien. Maduro es el único que se ha plantado con su ley anti terrorista, acabar con la resistencia chavista en plena pandemia.
Tanto Maduro como Guaidó, están cada quién en su mal, facilitándole el camino a la invasión norteamericana.
Los gringos vienen a invadir, embisten una nava militar venezolana en El Caribe y el gobierno no mueve ni un dedo.
Con el tapa boca, mi mochila llena de parque, mi AK-47 y mi alma venezolana, me voy a la guerra a luchar contra el imperio.
Como dice la canción aquella:
Con mi 30-30 me voy pa´ la guerra
A engrosar las filas de la rebelión
Si mi sangre quiere
Mi sangre les doy
Por todos los pobres
De nuestra nación