Con estos nuevos vientos de soberanía que soplan en los países de la OPEP y, fundamentalmente, en el seno del pueblo venezolano que ha logrado rescatar su industria petrolera y colocar el tema petrolero en el más importante ámbito dentro de la agenda de la política exterior, Venezuela Bolivariana, ha venido por esta misma razón siendo presa de la intromisión y pretensiones del imperio de EEUU, a través de uno de sus instrumentos, la ExxonMobil, que acaba de protagonizar un ataque “jurídico” contra Venezuela en tribunales de varios países, en un absurdo intento por congelar activos de la estatal venezolana PDVSA en oposición a la postura que ha adoptado legítimamente el gobierno revolucionario de Venezuela de determinar su propia política en relación con su petróleo y recursos naturales para favorecer al pueblo venezolano, en vez de los intereses de compañías transnacionales y de EEUU como antes lo hacían los gobiernos serviles que antecedieron al Comandante Hugo Chávez Frías.
Nuestra Venezuela Bolivariana, como país soberano, miembro de la OPEP se encuentra haciendo lo justo, es decir, luchando por implantar una política de dominio soberano sobre sus riquezas de hidrocarburos, de allí que era lógico esperar que la OPEP en su 148 Reunión Extraordinaria que se acaba de producir este 05 de marzo en Viena, se pronunciará en su conjunto y respaldará a Venezuela en la disputa que mantiene con la Exxon Mobil. En efecto, “la Conferencia expresó su apoyo a la República Bolivariana de Venezuela y a Petróleos de Venezuela, S.A., en el ejercicio de su derecho soberano para el manejo de sus recursos naturales, en concordancia con las leyes internacionales, un derecho reiterado por las Declaraciones de las Cumbres Jefes de Estado y Gobierno de Argel, Caracas y Riyadh” (Vease:Resolución de la 148 Reunión de la Conferencia de la OPEP, Viena 05 de marzo de 2008). Tal acción representa una decisión esencial y sabia que contribuye con la actuación y defensa soberana, no sólo en beneficio de los 13 países que hoy coexisten en su seno, sino para todos aquellos países que aspiran manejar de manera soberana las riquezas que se encuentran en sus territorios.
No hay duda en que el pronunciamiento en pleno de la OPEP en apoyo a la conducta patriótica que ha asumido Venezuela sobre sus recursos de hidrocarburos, es signo de su madurez y fortalecimiento en el compromiso de lo que ha sido históricamente su marcha en estos casi 48 años, es decir, en su lucha por la justicia, reivindicando, en todo momento, la soberanía de nuestros países. De hecho, es quizá la única organización exitosa del llamado Tercer Mundo, que ha hecho posible que otros países de nuestra geografía “subdesarrollada” puedan sentarse, en mejores condiciones, con los países industrializados a fin de discutir tópicos distintos al tema energético, estimulándose con ello, como nunca antes, la idea de apostar por un nuevo orden económico mundial, que opere de un modo más equitativo, que posibilite la integración de nuestros países y genere un mundo con múltiples polos de poder o pluripolar, más equilibrado, justo y que respete la soberanía de los pueblos. Todo lo cual nos viene a demostrar, una vez más, que en la medida en que nos unamos en el diseño de estrategias y decisiones únicas para encarar los grandes desafíos que hoy están planteado seremos capaces de lograr con mayores éxitos los objetivos que nos propongamos.
Por tal motivo ha sido oportuno, en correspondencia con sus estatutos y la cohesión que la ha caracterizado, el pronunciamiento de la OPEP frente a esta agresión que injustamente se quiere producir contra Venezuela. País fundador de esta Organización y cuyo Gobierno Bolivariano y revolucionario, presidido por el presidente Hugo Chávez Frías viene trabajando arduamente desde 1999 en el desarrollo de una política de recuperación y defensa del recurso petrolero, con el objeto de ponerle fin a los esquemas aperturistas y planes privatizadores de PDVSA y fortalecer a la OPEP, al abogar y trabajar enérgicamente por la necesidad inexorable de lograr coherencia en las políticas de tan importante Organización. De modo que , el Gobierno Bolivariano, ha colocado a la OPEP en el sitial que históricamente le ha estado reservado a lo largo de su existencia.
En este sentido, como venezolano, valoró con infinita alegría este gesto solidario que nos ha dispensado los pueblos hermanos de la OPEP, así como también las manifestaciones de apoyo que nos han hecho otros países como, Cuba y Nicaragua quienes aún cuando no forman parte de la OPEP, entienden que la acción de la ExxonMobil, cuyas practicas y cultura organizacional es igual en todas partes, dada su racionalidad corporativista, busca además debilitar a nuestra primera empresa y al proyecto político del presidente Chávez, contribuir en el agotamiento de la soberanía de los Estados para hacer de estos vulgares colonias en beneficio del imperio.
De manera que al imperio y a sus instrumentos, entre ellos principalmente, la ExxonMobil, le preocupa realmente que el Gobierno Bolivariano se encuentre desplegando exitosamente estrategias como Petro América (Petro Caribe, Petro Sur y Petro Andina) y la Alternativa Bolivariana (ALBA) y otros acuerdos energéticos que ha puesto en marcha con Asia para diversificar el mercado, eso si, partiendo de la premisa de que tales acuerdos no se limiten a lo económico, sino que por encima de ese factor, confluyan otros de carácter políticos y sociales que nos permita abrir un gran frente contra los problemas de la pobreza, de las desigualdades en el mundo, a la vez de reafirma el compromiso con el liderazgo del mundo subdesarrollado al abogar por una reducción substancial de su deuda externa y de los problemas ambientales, así como también de las amenazas que pudieran producirse por parte de las compañías petroleras transnacionales contra nuestros países por hacer uso soberano de nuestras riquezas de hidrocarburos.
Igualmente, le preocupa que el Gobierno Bolivariano haya hecho efectiva la Nacionalización de los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco y de los Convenios de Exploración a Riesgo y de Ganancias Compartidas, los cuales han migrado mediante el Decreto 5.200 de la Asamblea Nacional de fecha 27 de febrero de 2007, al esquema de Empresas Mixtas, en las que PDVSA tiene la mayoría accionaría. La pretensión de ExxonMobil contra PDVSA, suscitada en tres Cortes, una estadounidense, una británica y una holandesa, es que nuestra estatal petrolera le cancele las ganancias que ellos aspiraban obtener en los próximos años que faltaban para terminar los contratos en Cerro Negro (por cierto este desapareció en octubre de 2007 una vez que la Asamblea Nacional aprobó allí la Empresa Mixta Petromonagas, que quedo constituida entre PDVSA y la British Petroleum) y en La Ceiba (en la Región Occidental bajo el esquema de los Convenios de Exploración a Riesgo y de Ganancias Compartidas) que suscribió con la vieja gerencia petrolera apátridas durante la Apertura Petrolera en condiciones terribles de entreguismos en detrimento de nuestra soberanía, llegando al absurdo de establecer en aquellos contratos el arbitraje internacional. La razón es obvia, a los países consumidores y principalmente a EEUU, por ser el que lo hace en mayor medida, les interesa llevar a todos los países de la OPEP y fuera de la OPEP, a renunciar a su jurisdicción para el manejo de los recursos de hidrocarburos. De allí la intención de la Carta Energética de Europa de la Comunidad Europea y también la intención del ALCA y de todos los instrumentos que pretenden globalizar la administración de nuestras riquezas de manera neoliberal, cuando eso es un derecho que es inmanente a la soberanía sobre nuestro territorio. La ExxonMobil se presta a esta jugada porque ello le abriría la posibilidad de lograr suculentos contratos y asegurar en mejores condiciones los barriles de los países productores.
No obstante, es importante señalar que “no es la primera vez que en este periodo de tres años de desmontaje de los esquemas de Apertura Petrolera y su migración a Empresas Mixtas, el gobierno se enfrenta a estas situaciones de arbitraje. En efecto, “ganamos un arbitraje con ENEL (Empresa de electricidad italiana) en los tribunales de Europa. También teníamos planteado dos arbitrajes adicionales con las empresas ENI, de Italia y Total, de Francia, que hemos finiquitado y tenemos acuerdos amistosos entre las partes” (Mensaje al pueblo venezolano, en cadena nacional, del Ministro del Poder Popular para la Energía y Petróleo y Presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, con motivo al arbitraje internacional entre Exxon Mobil PDVSA, Caracas, 08 de febrero de 2008). Otros países de la OPEP también se han visto envuelto en estas situaciones.
A propósito, para el pueblo venezolano esta claro que las acciones de la ExxonMobil contra nuestra principal empresa –PDVSA- obedece más a presiones de matiz político ideológico y propagandístico que a razones verdaderamente jurídicas. Las declaraciones de voceros del Departamento de Estado han dejado muy clara la vinculación con las acciones chantajistas de ExxonMobil contra Venezuela, como parte de la estrategia de la administración Bush dirigida a desestabilizar y aislar al país, entre ellos se destaca la intervención de Sean McCormack, no se olvide que esta compañía petrolera fue la gran financista de la campaña de Bush y esta asociada a la Derecha más recalcitrante estadounidense.
De manera que no hay duda en que todo esto no pasa de ser un chantaje, tal y como lo ha expresado nuestro Ministro del Poder Popular para Energía y Petróleo y también presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, al señalar que se trata de “medidas desproporcionadas e injustificadas porque las acciones cautelares tomadas se aplican en casos de Mareva injunction; es decir, cuando las empresas están en bancarrota o sus dueños en fuga” y como sabemos ese no es el caso de la hoy fortalecida PDVSA. Al respecto es oportuno señalar que el Centro de Estudios Petroleros Latinoamericanos calificó a PDVSA, durante el año 2007, como la segunda empresa más sólida (en materia financiera) del continente latinoamericano con 107 mil millones de dólares, lo que demuestra que el patrimonio de PDVSA ha crecido significativamente en los últimos 6 años en más de 54.000 millones de dólares. Además “el cierre del 2007 le generó ingreso a la empresa de 97 mil millones de dólares, una producción de 3,3 millones de barriles de petróleo por día, un nivel de inversión directa de nuestra empresa de diez mil millones de dólares en las actividades petroleras; sin hablar de todos los aportes al Fisco y toda la solidez que da no solamente nuestro desempeño, sino los socios internacionales que actualmente trabajan con nosotros” (Ministro Rafael Ramírez en el Programa José Vicente Hoy, en Televen. Caracas, 10 de febrero de 2008).
En efecto, la acción es política, propagandista y su objetivo es la desestabilización dado que PDVSA es una empresa estatal, por lo cual goza de impunidad juridicional, y por tanto sus activos no pueden ser embargados o congelados, según la lógica legal a escala mundial. Ciertamente nuestra actual Constitución Bolivariana establece exactamente en su Artículo 1 que “… Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”. Por lo que resulta importante señalar que la condición de Inmunidad a que hace referencia el contenido de este artículo expresa claramente el principio irrenunciable según el cual nuestro Estado no podrá ser sometido a la jurisdicción de ningún tribunal extranjero y en su defecto implica la potestad soberana de los tribunales nacionales para administrar justicia, que a su vez se inscribe dentro de los preceptos universales del Derecho Internacional, que reconoce la igualdad de todos los Estados existentes en el mundo y ello es reconocido por la Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre Inmunidades Jurisdiccionales de los Estados y de sus Bienes. Además, se trata de un problema que fue generado por la empresa ExxonMobil en Venezuela y en ese sentido lo justo es que se resuelva en Venezuela.
De hecho, el pronunciamiento de la Conferencia ministerial de la OPEP llama a resolver cualquier disputa de manera amigable, excluyendo las actuaciones extra territoriales, “como la que está ejerciendo la empresa ExxonMobil contra nuestro país y que pretende llevarnos a una situación de abuso del derecho como están haciendo ahorita en la Corte de Londres” (Rafael Ramírez, Ministro del Poder Popular para la Energía y Petróleo-Presidente de PDVSA y Jefe de la Delegación Venezolana ante la 148 Reunión Extraordinaria de la OPEP celebrada en Viena, el 05 de marzo de 2008, en http://www.pdvsa.com/index.php?tpl=interface.sp/design/salaprensa/readnew.tpl.html&newsid_obj_id=5659&newsid_temas=1, consultada el 05/03/08).
Finalmente, la OPEP, Organización constituida hoy por trece países, con la adhesión reciente de Angola y Ecuador, respectivamente, cuyas poblaciones superan los 580 millones de habitantes, con gran diversidad de culturas, idiomas, sistemas políticos y organizaciones sociales, pese a los esfuerzos de sus detractores, continua y seguirá siendo un actor fundamental. De acuerdo con las ultimas estadísticas, contribuye con aproximadamente el 40 % de la producción mundial (más de 32 millones de b/d), y con un poco más del 60% de los barriles que se ofertan en el mercado internacional. Las reservas de los países OPEP alcanzaron 922.482,00 (MMb) de los 1.195.318,00 (MMb) existentes en el ámbito mundial, es decir, concentran el 77,2% del total de las reservas de petróleo convencionales estimadas (Annual Statistical Bulletin 2006, publicado por la OPEP en el 2007) –sin embargo, consideramos que este % se ha visto incrementado en los últimos meses con la inclusión de Ecuador y Angola y también por los nuevos descubrimientos que se suscitaron en los países miembros durante el pasado año 2007-, además de reunir aproximadamente el 50 % de las reservas mundiales probadas de gas. Por esas privilegiadas condiciones está llamada en los próximos años a garantizar la demanda real de petróleo. Además, por el mismo carácter histórico que marca su esencia antimperialista y anticolonialista, se le avizora un papel estelar, seguramente, mucho más exigente que el asumido hasta ahora, lo cual implica ir más allá de su contribución en el establecimiento de precios adecuados que generen un equilibrio entre los actores petroleros fundamentales, es decir, entre los países productores, los países consumidores, tomando en consideración tanto las particularidades de los grandes consumidores, como la de los consumidores con sistemas económicos deprimidos.
Tal objetivo implica para nuestra OPEP el reto de ponerle un freno a la especialización a la que por años nos han condenado los países del primer mundo, es decir la de exportar materias primas, que en nuestro caso se ha reducido fundamentalmente a la exportación de petróleo, a fin de dejar atrás toda aquella situación de países mono productores y mono exportadores. De manera que, el reto pasa por generar valor agregado en nuestras economías y el desarrollo integrado de las mismas, mediante la internalización o industrialización, en lo interno de nuestros territorios, y eso puede acelerarse al calor de políticas unitarias, con un alto contenido político y social que bien podrían diseñarse y ejecutarse desde el epicentro de la OPEP y sus gobiernos de un modo soberano. Para alegría de todos nosotros, Venezuela Bolivariana viene haciendo lo propio con su política de plena soberanía petrolera.
* Autor del Libro: Los Retos de la OPEP en el siglo XXI –Un análisis al calor de la política petrolera venezolana-.
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