Secesionismo

Parafraseamos a Bolívar cuando en el siglo XIX dijo: "Los Estados Unidos están predestinados a dividir nuestra América". José Martí, el mártir de la independencia cubana, hablaba de la lucha antimperialista que, desde aquel siglo, debían librar nuestros pueblos contra esa potencia. Habría que preguntarse cómo creció en territorio Estados Unidos desde las primeras trece provincias que conquistaron los sajones británicos en el siglo XVII.

Anexión de facto, generación de conflictos entre regiones vecinas, declaración abierta de una guerra (como le hicieron a México), compras raudulentas y el mecanismo ideal: dividir, disgregar, lograr la separación, la secesión, como se trabajó en el caso de Texas, hoy "uno de los Estados de la Unión", como reza el credo g gringo. Lo que está ocurriendo en Bolivia no es fortuito. Responde a un plan diseñado por los Estados Unidos.

¿Autonomía total? ¿Autonomía relativa? En nuestra América se expanden los descendientes de las culturas primigenias, pueblos oprimidos por siglos, a los que intentaron reducir los blancos, conservadores y oligarcas. En quinientos años, a pesar del sufrimiento y persecución, esas etnias están allí; están vivas en su cultura, su arte, su música, sus ritos, sus costumbres. México, Perú, Guatemala, Ecuador, Bolivia, tienen una marcadísima impronta indígena.

Los mecanismos divisionistas son de vieja data. Las políticas expansionistas y genocidas imperiales las impusieron en todos los continentes, y no sólo por la colonización. Argucias distintas se han aplicado.

Evo Morales en la Presidencia de Bolivia ha desatado todos los demonios racistas, clasistas y fascistas del rancio abolengo oligárquico del Altiplano andino, que condujo a los bolivianos a "ceder" las aceras a los "blancos". Esto entre otras aberraciones.

En Bolivia, le tocó a la región de Santa Cruz, igual que en Irak le correspondió a Kuwait, precedido de campañas mediáticas de desinformación y tergiversación. Al margen de la Constitución y de las leyes, la oligarquía de Santa Cruz argumentó una serie de razones para plantear su "autonomía del Gobierno central, sin que sea una división del país". Argumentos ilegales y fascistas que no ocultan la verdad: un odio racial contra el Presidente, indígenas y campesinos.

Periodista/Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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