El reciente informe de Human Rights Watch (HRW), escrito por tecnócratas neoconservadores y liberales bajo la égida del antichavista José Miguel Vivanco, y en el que se acusa al gobierno venezolano de haber causado un “retroceso” en materia de Derechos Humanos, está plagado de cinismo, contradicciones, distorsiones, medias verdades y del mismo lenguaje oposicionista de la derecha venezolana, medios de comunicación privados y organizaciones reaccionarias, con el fin de desestabilizar las instituciones democráticas bolivarianas y abonar el camino hacia una eventual intervención extranjera.
En este contexto,
cabe preguntarse cómo fue escrito el informe, qué tipo de fuentes
fueron utilizadas, cuál fue la línea político-ideológica que erigió
una de las más grandes infamias escritas sobre Venezuela, y que mereció
la justa expulsión de Vivanco y su cortejo del territorio bolivariano.
Y es que afirmar,
con el mayor desparpajo y falta de vergüenza, que el sabotaje petrolero,
causante de muerte, miseria y penurias en la sociedad venezolana, y
que colocó al país al borde de la quiebra económica e institucional,
fue un acto que “efectivamente se encuadra dentro del alcance de las
actividades sindicales legítimas”, merece todo el repudio del pueblo
venezolano, incluso de quienes desde la oposición han hecho acto de
contrición por el apoyo que en su momento le dieron a los golpistas
apátridas.
Un análisis
sobre las fuentes bibliográficas utilizadas por el infame José Miguel
Vivanco (Ver Gráficos), revela la verdadera intencionalidad de su informe
desestabilizador para erosionar la enorme popularidad del Presidente
de Venezuela, el gobierno e instituciones democráticas bolivarianas,
y la creciente influencia positiva que está teniendo nuestro proceso
en todos los confines de la tierra, en un contexto mundial de crisis
capitalista, imperialista y hegemónica neoliberal.
Obviando las
fuentes referidas a la Constitución Nacional, leyes, pactos y convenciones
internacionales que no revelan algún tipo de opinión o prejuicio,
el 70% de las fuentes consultadas para el informe desestabilizador de
Vivanco, son de tendencia antichavista, mientras que apenas el 20% proviene
de una fuente oficial o simpatizante del gobierno.
Peor aun son
las referencias de autores consultadas, donde el 76% abarca a connotados
y furibundos antichavistas, tales como Ana Julia Jatar, Rocío San Miguel
y Aleksander Boyd, así como la dependencia mostrada hacia los medios
privados golpistas como El Universal y El Nacional, entre otros, y la
preferencia por entrevistar al antichavismo mas rancio del país.
Esta “metodología”
antichavista implantada por el infame José Miguel Vivanco, denota una
total falta de equilibrio, objetividad y ética, y define con toda claridad
la orientación neoliberal, injerencista y golpista contra Venezuela
y su Revolución Bolivariana.
El autor es Internacionalista, MA
agd1967yahoo.com
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