La Revolución Bolivariana y su política exterior ante la crisis global del capitalismo financiero

Las economías mundiales y globalizadas han entrado en una profunda crisis financiera que repercutirá ¿o ya están “en pleno desarrollo”? en todas las variables económicas tanto a lo interno de las economías nacionales como en las interdependencias económicas globales. Por ejemplo, China tendrá que reajustar sus índices de crecimiento (PIB) en dos vías: el impacto que tendrá sobre su economía de exportación, particularmente, hacia el mercado consumista norteamericano, y profundizar la “apertura e inversión” hacia el mercado interno chino con un mercado potencial de consumo de unos 800 millones de personas. Nos explicamos. La población urbana alcanzaría unos 300 millones de habitantes; se calcula una población flotante, rural-temporal, en unos 300 millones de personas plus la población rural, per se, que alcanza los 700 millones de personas. En ese escenario, quizás, China tiene los suficientes recursos económico-financieros como para soportar el “hard landing” de la economía de consumo capitalista mundial hacia donde dirigen sus exportaciones de calidad. Por otro lado, quizás, en los actuales momentos, sería arriesgado tomar decisiones de políticas económicas, a nivel gubernamental, para reestructuraciones a nivel de “bienes de capital” y, probablemente, sea perentoria la reingeniería gerencial. Es probable que, para el Gobierno chino, en el marco de la presente crisis del capitalismo global, lo fundamental sean las inversiones en el exterior en “commodities”, fundamentalmente, las materias primas y en el sector de la producción de alimentos: arroz, sorgo, soya, trigo, etc.

La Revolución Bolivariana, por indicaciones de Chávez Frías, ha venido preparándose para la presente crisis pero cabe la pregunta ¿hacia dónde se deben dirigir las políticas fundamentales en el desarrollo de la presente crisis económica global? Para nadie es un secreto de la existencia y los objetivos fundamentales de PetroCaribe, la Misiones, el futuro Banco del Sur y del ALBA, por mencionar. La consolidación de los objetivos y acuerdos propuestos en el marco referencial de los entes arriba mencionados son de imperiosa necesidad conocidas las bases fundamentales de las políticas socialistas del Gobierno Revolucionario venezolano en contraste con los propios objetivos del sistema capitalista globalizado. Esta referencia se circunscribe al ámbito de la América del Sur, Centroamérica y El Caribe junto a las importantes ayudas sociales a sectores empobrecidos de diferentes ciudades en diferentes estados de la Unión americana.

En el marco arriba expuesto, sería necesario e imperativo consolidar y profundizar la ayuda otorgada junto a la profundización de las relaciones estructurales, particularmente en el marco de las relaciones económicas, tanto horizontal como verticalmente, junto al intercambio de productos e inversiones, buscando el mutuo beneficio de las economías de los países que mantienen una relación en las políticas de cooperación propuestas y, soberanamente, aceptadas por los diferentes países de la Región. A título de ejemplo, la Revolución Bolivariana podría decidir la profundización de las ayudas sociales en aquellos sectores de la sociedad norteamericana que, producto de la actual crisis económica que se está desarrollando en el país del norte, ven “in crecendo” el número de ciudadanos afroamericanos e “hispanos” empobrecidos siendo los sectores mas ¿beneficiados? por la actual crisis financiera tal como lo manifiestan las encuestas. ¿Qué significaría la profundización de las ayudas y colaboraciones a los sectores más empobrecidos de la sociedad norteamericana beneficiados por el “asalto a la diligencia Wall Street (wild, wild west)” al suministrar productos, como el fuel-oil, en el venidero invierno, acompañando a los programas sociales diseñados y promovidos por ciudadanos privados no gubernamentales norteamericanos en la era post-electoral frente a un muy posible triunfo del señor Barack Obama? (si John MacCain gana las venideras elecciones presidenciales, “bajemos la santamaría y vayámonos a la playa a esperar cualquier guerrita que se le pudiera ocurrir a John “el vietnamita” o a la “madre Teresa” de Alaska)

En primer lugar, sería una manifestación pública y publicitada de colaboración de una “empresa petrolera norteamericana”, como lo es CITGO (cuya propiedad total es venezolana), en el marco de sus políticas sociales hacia los tradicionales consumidores a través de las gasolineras CITGO y de las tiendas Seven-Eleven. La matriz de opinión, muy negativa, por demás, desarrollada por el Gobierno del Presidente-camarada, George W. Bush y la Dra. Condoleezza Rice, en contra de la Revolución Bolivariana, hacia la figura del Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, las políticas sociales tanto hacia lo interno de la sociedad venezolana como la permanente colaboración con los países suramericanos, se la debe comenzar a desmontar, inmediatamente, después de las elecciones presidenciales norteamericanas del próximo mes de noviembre.

Es de conocimiento público que Venezuela siempre ha sido un proveedor confiable en el sector petróleo hacia los Estados Unidos de Venezuela. Recientemente, informaciones provenientes de los EEUU de América informan y confirman que Venezuela es el tercer proveedor de crudo al mercado norteamericano aunque hay disparidad de cifras entre el informante norteamericano y PDVSA. En este marco, es necesario tomar en cuenta dos consideraciones. La primera de ellas es conocer en los organismos referentes de las políticas venezolanas en el exterior de cuánto de ese crudo venezolano que se dirige al mercado norteamericano llega a nuestros terminales, cuanto es conducido a nuestras refinerías y cuanto es procesado en las mismas junto a cuanto es colocado en otras refinerías. En el diseño de una nueva política de relaciones, al más alto nivel gubernamental, con el próximo gobierno de la Casa Blanca, se debería comenzar a conversar directamente sobre la base del mutuo respeto, mutuo interés y de no interferencia en los asuntos internos de Venezuela ni en las políticas exteriores de la Revolución Bolivariana.

En segundo lugar, en el marco de dichas conversas, el próximo Gobierno de Washington debe, al comprender, aceptar las políticas que ha diseñado la Revolución Bolivariana hacia los países de la UNASUR, los países miembros de PetroCaribe, los países del ALBA y las políticas financieras diseñadas en el marco actual y visto el futuro por los gobiernos de la Región y ejecutables, inmediatamente, después de la constitución y por los bancos del Sur y del ALBA. A título de ejemplo, las declaraciones del Presidente de Costa Rica manifiestan una verdad inobjetable: que el Gobierno del Presidente-camarada Bush no le presta atención a América Latina y que las políticas de la Casa Blanca hacia la Región se asemejan a las políticas diseñadas por aquel Roosevelt de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Al comprender y aceptar lo expuesto, seguramente, los niveles de negociación serían diferentes a los actuales (si es que existen). El próximo Gobierno de la Casa Blanca (si es que el próximo presidente es Barack Obama) debe asumir que la crisis global financiera va mas allá de ser una crisis financiera; ella toca, directamente, el diseño de la fase superior del capitalismo en su fase global; es decir, que una vez que se produzca el “reacomodo” de las economías a nivel mundial será imperativo la reingeniería del capitalismo que tendrá que aprender a convivir con los gobiernos socialista democráticos. En ese escenario, los commodities (materias primas, alimentos, agua, y protección del medio ambiente) serán fundamentales para mantener a las economías en crecimiento para poder mantener una sistema de vida más social y menos consumista.

En el marco de esa realidad, la competencia entre los EEUU de América, Europa y Asia por los mencionados commodities, si no se impone un justo equilibrio en el crecimiento y si no se asumen los errores y las desventajas intrínsecas del propio sistema capitalista, ocasionará una guerra “brutal”. La realidad global nos está mostrando que la Región al sur del rio Bravo (rio Grande para los green-go) es rica y generosa en aquellos commodities. No es con las políticas del “big stick” ni de la “puerta trasera” como la Casa Blanca va alcanzar acuerdos con los países de la Región; claro, es necesario, primeramente, que el Poder (Mûller Rojas dixit) acepte sus propias limitaciones, además, de darse cuenta y aceptar que Suramericana ha sostenido, tradicionalmente, políticas “eurocéntricas” y que la Comunidad Europea, probablemente, se decida a “competir”, muy al estilo del siglo XIX, con los EEUU de América por posesionarse en la Región. Al sincerar nuestras realidades se podrían alcanzar acuerdos interesantes.

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Miguel Ángel del Pozo


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