Por un lado, la crisis económica que cae sobre el mundo y dentro de la cual los grandes perjudicados son los que menos tienen, pues los gobernantes de los países más poderosos actúan de inmediato para tenderle la mano a los que manejan el capital y dejan a la deriva a los trabajadores.
Por otro lado, en el caso de nuestro país, se nos anuncia que se viene encima una terrible campaña nacional e internacional contra el Presidente Chávez, a fin de evitar que la enmienda constitucional le permita postularse como candidato presidencial dentro de cuatro años.
La campaña internacional será feroz vistos los resultados de las últimas cumbres realizadas por estos lares, en especial la del Grupo de Río. Resultados que enardecen al imperialismo y al resto de la derecha en el mundo, la que encuentra sus representantes en Venezuela, los cuales van desde un fascista desde niño, tipo Leopoldo López, a un excomunista convertido en vocero de esa derecha reaccionaria, como es el caso de Teodoro Petkoff.
Estos factores se mezclan para poder crear situaciones difíciles y, en algunos casos, confusas.
Señalo confusas, porque en el caso de la oposición se van a presentar dos escenarios: uno será el de los opositores que han saboreado las mieles del triunfo el pasado 23 de noviembre y consideran que Hugo Chávez Frías ha entrado en el terreno de los derrotables; el otro será el de los opositores que si bien celebraron la victoria sobre Chávez el 02 de diciembre de 2007 y las pérdidas de algunos candidatos chavistas en las votaciones del 23 de noviembre, no ocupan posiciones de gobierno en lado alguno; lo que radicaliza sus posturas ante Chávez.
A los primeros les preocupa la crisis, pues ellos buscarán gobernar bien para mostrar una obra al electorado y así poder presentarse como opciones presidenciales. Tampoco están interesados en que el país se embonchinche, pues una situación de caos no les permitirá mostrar sus “dotes” de gobernantes.
Sobre ellos caerá la presión del gobierno gringo, de la derecha internacional y de sus financistas, quienes exigirán que cumplan más como golpìstas que como gobernantes. Lo segundo es circunstancia, lo primero es la esencia del compromiso con la reacción.
Para los del segundo grupo la siembra del caos es punto de apoyo; por un lado, pondrían a la defensiva al Presidente Chávez y, por otro, sembrarían escollos en los gobiernos regionales o locales de sus compañeros de ruta, que si bien han sido sus compinches hasta el momento, de aquí en adelante serán rivales en las aspiraciones presidenciales.
No olvidemos que personajes como Leopoldo López y Enrique Mendoza sienten que sus compañeros de ruta no fueron muy solidarios con ellos cuando fueron inhabilitados; al contrario, algunos parecieron hasta sonreír ante sus desgracias.
No hubo marchas para desconocer al Contralor ni al CNE, ni a nadie. El tradicional “desconocedor” Antonio Ledezma guardó su “resistencia” en el closet y se asimiló a la institucionalidad de lo más calmado.
De tal manera que en el caso de Leopoldo López, libre de ataduras burocráticas y compromisos gubernamentales, anda recorriendo el país con un radical mensaje anti enmienda.
Chávez apretará a los suyos para que, por un lado, gobiernen a favor de los sectores populares y, por el otro, se dediquen a la campaña a favor de la enmienda constitucional.
El Presidente se la está jugando todas en un lance; seguro, eso sí, de que un referéndum revocatorio contra él está muy lejos de la realidad, pues no existen en el país los más de siete millones trescientos mil voluntades que se requieren para sacarlo de Miraflores por esa vía; salvo que los miles y miles de venezolanos que han mejorado radicalmente su nivel de vida gracias al gobierno chavista empiecen a verse como “capitalistas” y a mirar a Chávez como el tipo que amenaza su nueva posición económica. ¿Será posible?
No lo sabemos, lo cierto es que el 2009 no será fácil, pues para el gobierno existe el compromiso de mantener los programas sociales que hoy son un alivio para la mayoría de los venezolanos.
salima36@cantv.net