El Presidente norteamericano, incluso negro, será siempre dotado de la "utilería" que requerirá un "montaje" escenográfico.
En la cultura imperialista,basada en la noción de la supremacía económica por encima de todo credo, la institución presidencial (hollywoodenses como son) es un asunto meramente escenográfico que sirve, fundamentalmente, para la "puesta en escena" del ideario de dominación planetaria que la inspira.
De esa forma, el Presidente norteamericano, incluso negro, será siempre dotado de la "utilería" que requerirá el "montaje". Los imponentes "Air Force One" (no uno, sino varios), las limusinas acorazadas, la inmaculada residencia presidencial y el paranínfico salón oval son sólo emblemas de poderío, cuyos códigos traducen la percepción de invencibilidad a la que debe ser asociado el imperio y que hará siempre sentir bien a quienes profesen de alguna manera la ingenua convicción de que se cumple así con el sublime ritual del ejercicio de la democracia, al que consideran indisolublemente asociada a su gran nación. Sin importar, por supuesto, los millones de seres humanos (entre civiles y soldados de su propio país) que va dejando a su paso esa consagración de la libertad como horrorosa estela de miseria, muerte y desolación.
Pero ¿hasta dónde maneja en verdad el Presidente de la más poderosa nación sobre la tierra los hilos de la inmensa estructura de inteligencia y espionaje que ha construido esa cultura imperialista? Como se sabe, durante el gobierno de George Bush padre, (director de la CIA durante el gobierno de Ronald Reagan), el presupuesto para los organismos de inteligencia se multiplicó en términos abismales, fundamentalmente con la idea de apoyar el trabajo de intervención y de desestabilización en todo el planeta.
Hoy es innegable el descomunal desarrollo que esos organismos tuvieron durante el "reinado" de su inefable hijo, George Walker Bush (suerte de John Wayne redimido), quien colocó el centro de su acción de gobierno en ese demencial despropósito.
¿Llegará Obama a conocer alguna vez a ciencia cierta y de manera integral ese complejo sistema de espionaje, basado precisamente en el manejo de la mentira y la construcción de escenarios tramposos y que, incluso para los más altos funcionarios de ese imperio, puede llegar a ser inescrutable? ¿Dejará el imperio todo ese poder en manos de un novato afrodescendiente?
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