Coverdell nos recordó que Estados Unidos defendió sus intereses petroleros en la Guerra del Golfo Pérsico. Para este senador, ya fallecido por cierto, hay un paralelismo indiscutible entre la Guerra del golfo y la crisis colombiana. Con sus propias palabras señaló: “La desestabilización de Colombia afecta directamente a la frontera con Venezuela, ahora considerada generalmente como nuestro principal proveedor de petróleo. De hecho —dice—, el escenario petrolero en América Latina es sorprendentemente similar al del Medio Oriente, con la excepción de que Colombia nos ofrece hoy más petróleo que Kuwait para ese entonces. Esta crisis, como la de Kuwait, amenaza con extenderse a muchas naciones, todas los cuales son aliadas”.[1]
En otras palabras, nos quiere decir el Senador Paul Coverdell que para proteger los intereses petroleros de Estados Unidos en Venezuela es necesario intervenir militarmente a Colombia.
Sus palabras son muy elocuentes. Los gringos vienen a Suramérica por petróleo. Sabemos que Coverdell, el entonces presidente de la Subcomisión de Relaciones Exteriores del Senado sobre Asuntos del Hemisferio Occidental, era enemigo de las políticas de nuestro Presidente Hugo Chávez. En el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales dijo que Chávez es “un líder elegido libremente pero que aplasta la democracia progresivamente en Venezuela”. Y dijo que es necesario para Estados Unidos “ir más a fondo ahora y lidiar con los golpes en cámara lenta”, reivindicando el derecho de Estados Unidos a intervenir unilateralmente en América Latina cuando le parezca.[2]
Sabemos que Coverdell veía a Chávez como un populista de izquierda y una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Pero esta idea no es de la propia inspiración de Coverdell. Coverdell no hacía otra cosa que seguir la política imperialista de Estados Unidos. De hecho, esto quedó demostrado con la intervención de Estados Unidos en el golpe de Estado contra el Presidente Chávez el 11 de abril de 2002 y el sabotaje petrolero de 2002-2003.
De tal manera que el imperialismo yanqui no solo tiene en mente convertir a Colombia en un Israel suramericano y palestinizar a los pueblos rebeldes bolivarianos, sino que ya empezó por el pueblo oprimido de Colombia. De hecho, el Plan Colombia ya ha desplazado a millones de hermanas y hermanos de sus tierras para darle paso a las corporaciones. Con nosotros viven más de cuatro millones de colombianos, la gran mayoría desplazados por la dictadura y el hambre en Colombia.
Por otro lado, el asesor de Bush padre, Brent Scowcroft, y el ex gobernador de Florida y ex senador Bob Graham, en un artículo titulado “Rápida ayuda a Colombia, por nuestro bien”, dejaron bien claro que los intereses de Estados Unidos en la región andina se extienden más allá de la ayuda para combatir el narcotráfico. Señalaron que la lucha entre los insurgentes y el gobierno colombiano ha sangrado en naciones vecinas, y les preocupa en particular Venezuela porque es su mayor proveedor de petróleo.[3]
Por supuesto que no les interesa combatir el narcotráfico. La droga es un excelente instrumento de control social, es una excusa para intervenir países, y además es un buen negocio corporativo. Tan buen negocio que hasta la esposa de un coronel del ejército de Estados Unidos, coronel que dirigió las operaciones antidrogas del gobierno de Colombia, pasaba de contrabando heroína por la valija diplomática desde la embajada de Estados Unidos en Bogotá hasta Nueva York.[4]
Es lamentable camaradas, pero con la excusa de la violencia del narcotráfico el narcogobierno de Uribe se victimiza para ocultar el terrorismo de Estado.
[1] Paul Coverdell, “Starting with Colombia”. The Washington Post, April 10, 2000.
http://www.encyclopedia.com/doc/1P2-514935.html
[2] http://www.analitica.com/va/internacionales/noticias/4703046.asp
[3] http://articles.latimes.com/2000/apr/26/local/me-23721
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