La contradicción “en pleno desarrollo” de la confrontación entre Obama y las directrices que surgen desde el Pentágono para el escenario internacional deberá ser analizada con precisa objetividad para evitar “lugares comunes”. Como exponemos en el título del presente análisis, ambos actores son dos caras del mismo Imperio norteamericano lo que nos lleva a tener que aceptar que no debería presentarse contradicción en lo fundamental en referencia al concepto “Imperio”. Nos explicamos. Imperios se han desarrollado sobre la evolución de la Historia general de la Humanidad; tenemos, por ejemplo, al Imperio Romano; al Imperio “donde no se ponía el sol”; el Imperio Británico/Victoriano; el llamado Imperio japonés. Por curioso que parezca, China nunca en su Historia post-Qin Shi Huangdi, es decir, post-unificación territorial, fue un imperio aunque a la más alta representación de poder se le denominase “emperador”. Entonces ¿cuál serían los paradigmas que marcarían las diferencias entre el Imperio norteamericano y los mencionados imperios? ¿Son correctos los análisis que se han venido realizando por la intelectualidad norteamericana sobre la “Caída del Imperio Romano”? Quizás sobre las tesis de los historiadores tradicionales no marxistas, esos análisis podrían ser de utilidad temporal para el diseño y ejecución de políticas a lo interno y en el plano internacional para el Poder (Müller Rojas dixit) norteamericano.
Una simple y objetiva observación sobre la Historia, obtenemos la respuesta a nuestra inquietud teórica. Los fundamentos socio-económicos que sustentaban y mantenían los poderes de los imperios antes de los Imperios británico/victoriano y japonés son propios y diferentes a los paradigmas que sustentan la razón de ser del sistema capitalista. Expresándolo en sencillos vocablos: el “modo de producción” en uso durante el Imperio Romano fue, manifiestamente, diferente al modo de producción capitalista que se desarrolló a partir de Manchester sin que ello signifique disminuir la importancia de la “Compañía Holandesa de las Indias Orientales”; por tanto, sobre esos argumentos, siguiendo la lógica de la intelectualidad norteamericana no-marxista, se podrían analizar las “fortalezas y debilidades” del Imperio Romano con la finalidad de proponer “tesis” que pudieran “colaborar” en la comprensión y diseño de políticas de las “realidades y contradicciones” de la evolución del Imperio norteamericano pero evitando caer en la tentación de la rigidez positivista; es decir, un análisis marxista del Imperio norteamericano, muy probable, terminaría concluyendo en un acercamiento más preciso a las conclusiones de las contradicciones que, necesariamente, se desarrollan cuando se conjugan “Imperio e imperialismo”.
En ese orden de ideas,
el Imperio norteamericano comenzó a expresarse como Imperio, más
allá de lo regional, con su activa participación en la llamada “Rebelión
de los Boxers” y la firma del “Protocolo Boxer”, firmado en 1901,
con una indemnización que obligaría a China a pagar los costes de
guerra hasta la década de los años 1950 (http://www.archives.gov/
El Presidente Barack Obama pertenece al status quo tradicional norteamericano pero con una variable a considerar muy seriamente, es afro-americano no-tradicional (madre blanca) casado con una afro-americana tradicional (ascendencia esclavista) con una muy importante presencia en los sectores afro-americanos, nativos americanos (american natives) y latinos (latinoamericanos). ¿Era necesaria que la más alta magistratura norteamericana fuera ejercida por un afro-americano? En una conversa sostenida algunos años atrás con un importante miembro de la Compañía de Jesús en su regional norteamericana, precisamente, vecino de la ciudad de Chicago, tratamos el tema de las continuas expresiones procedentes del “inconsciente” africano y sus permanentes expresiones políticas en los EEUU de América desde los Black Panther, Angela Davis y Malcom X y, por supuesto, Martin Luther King. ¿Qué significa, realmente, el liderazgo de Obama en sectores sociales menos favorecidos, de las izquierdas norteamericanas y la intelectualidad neo-marxista norteamericana?
En los tiempos que Barack Obama ha ejercido la Presidencia norteamericana, ha expresado sus políticas en dos fases: la primera proponiendo políticas sociales de avanzada para la tradicional política norteamericana en los sectores de la economía y la salud; y, en segundo lugar y en fecha más reciente, moviéndose en la “arena internacional”.
En ese orden, es evidente que los quehaceres en el escenario internacional tanto por el Vicepresidente, John Biden, como por la Secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, se han visto superpuesto por las objetivas realidades de los intereses del Poder norteamericano y de las influencias de sectores de derechas de la comunidad judía norteamericana (es preciso aclarar que el movimiento de izquierdas norteamericanos tiene una importante presencia de sectores de la comunidad judía norteamericana). Además, es preciso mantener presente en cualquier análisis que Barack Obama llegó a la Casa Blanca cuando la “mesa estaba servida”, es decir, George W Bush le dejó la mesa montada y, en parte importante, en ejecución irreversible. Entonces, realmente ¿cuál poder estaría ejerciendo Barack Obama como el 44avo. Presidente de los EEUU de América?
La elección del católico John Biden para ejercer la Vicepresidencia del Imperio; la elección de Hillary Rodham Clinton como Secretaria de Estado y la permanencia de Robert Gates como Secretario de Defensa mas pareciera una “troika” al mejor estilo soviético decidida y puesta por el Poder (Müller Rojas dixit) para controlar al “negrito” Obama. Pero pareciera que Barack Obama les resultó incontrolable, casi “chavista”, al punto que las derechas lo han santificado como “socialista”, el calificativo más generoso, hasta “comunista” con un muy serio esquema ideológico con algún alcance muy a lo “yanqui sureño”.
Decíamos más arriba que la expansión imperial norteamericana tanto hacia el oeste de su propio continente, hacia el Caribe y Centroamérica y al Asia Oriental y del Pacífico fue de carácter militar, históricamente, demostrable. Esa particularidad de comportamiento como Imperio naciente norteamericano podría tener sus razones geopolíticas en las experiencias previas tanto de la expansión imperial de la Corona británica como la expansión imperial japonesa post-Restauración Meiji, cuando ambas expansiones buscaron posiciones coloniales y semi-coloniales tanto para consolidar el concepto de poder que implicaba ser Imperio como para consolidar mercados y materias primas necesarias para sus desarrollos económicos y militares. Esas expansiones imperiales se sustentaron en los marcos jurídicos que se suscribieron a partir del Tratado de Nanjin (Nanking). Los EEUU de América, a pesar de llegar tarde al festín, supo, inteligentemente, aprovechar los caminos andados por los poderes imperiales europeos y japonés en función de sus propias realidades internas en el marco de sus propios proyectos imperiales. Quizás las distancias geográficas, el primario desarrollo de su capitalismo, y el comienzo de la imposición de la ideología contenida en los decires de los Padres Fundadores en las nuevas masas migrantes europeas, objetivamente, alcanzaron la conclusión que el poder real radicaba en el cañón de un fusil. Eran tiempos primarios para el Imperialismo norteamericano que tendrían toda su manifestación después de concluida la 2da Guerra Mundial tanto en Europa como en el Pacifico.
A partir del Plan Marshall y la presidencia del General Dwight D Eisenhower, probablemente, la industria militar norteamericana consolidó su poder; quedaría la pregunta ¿cómo, en ese escenario, se desarrollaron las fuerzas productivas norteamericanas? Aun yendo mas lejos en los tiempos históricos ¿cómo se desarrolló la economía norteamericana para entrar en la reciente crisis sin que, aparentemente, afectara a la industria militar norteamericano a pesar de las recientes restricciones impuestas por Barack Obama? Caminando en ese mismo camino ¿cómo estará diseñada la industria militar norteamericana a lo largo y ancho del territorio de los EEUU de América y su impacto en la masa laboral locales para que los legisladores sean los paladines defensores de dicha industria militar?
Por último cabe preguntarnos
¿Cuánta influencia tendría el Pentágono en la Política Exterior
del Imperio norteamericano? Para contestar esa pregunta proponemos la
página web: http://www.uruknet.info/?new=
Continuemos con el tour
militar. La mencionada revista “The Nation”, así mismo, publicó
un análisis sobre la permanencia de los “angelitos” de Backwater
en Iraq: “Why Is Obama Still Using Blackwater?”
del analista, Jeremy Scahill (http://www.thenation.com/doc/
Es cierto que Barack Obama heredó esas realidades pero, recientemente, le ha extendido el contrato a Blackwater, indefinidamente; además de sus “santas labores de templarios” en Iraq, tiene una importante participación en Afganistán trabajando para el Departamento de Estado, la Secretaría de Defensa y la CIA donde ya se les ha acusado de haber asesinado a civiles tanto afganos como paquistanos: “…As The Nation has reported, the Obama administration recently extended the company's contract there indefinitely. Blackwater has big-money contracts in Afghanistan as well, working for the State Department, the Defense Department and the CIA. As in Iraq, Blackwater forces are alleged to have shot and killed innocent civilians there…” (Ibidem)
Lectores y lectoras pronto
los conoceremos en sus actuaciones en Colombia.