Causa verdadera vergüenza la actitud de ciertos medios de difusión masiva en torno a los recientes sucesos e Panamá. Los conductores de algunos programas “informativos” hacen chistes con lo ocurrido en ese hermano pueblo. Nos presentan imágenes “made in USA” de las víctimas norteamericanas y del dolor de sus familiares, lo que en sí mismo es lamentable, pero es sólo una cara de la moneda.
En general, los titulares de tales programas fijan la atención en la “caída del Dictador”. ¡Una nación latinoamericana he sido invadida por la potencia extranjera más agresiva del mundo y lo que se resalta es la caída del gobierno! Pero no se preguntan estos señores, ¿por qué los gringos no fueron nunca a tumbar a los Somoza, Videla, Duvalier o Pinochet, que tanto dolor sembraron en esos pueblos? No, a esos los sostuvieron hasta que les fueron útiles o hasta que los respectivos pueblos hicieron cambiar las cosas. Esos entregaron sus países a la voracidad del capital norteamericano.
Porque lo que está en juego en Panamá es precisamente eso: Soberanía Nacional (latinoamericana) o explotación extranjera. Y la presencia yanqui en América Latina sólo daño ha causado. Honduras, por ejemplo, país ocupado militarmente por EEUU, con sólo el 20% de la población centroamericana, presenta el 50% de los casos de Sida registrados en la región. Son múltiples las denuncias que la Iglesia y organismos humanitarios han hecho acerca de las violaciones de menores e incitación a la prostitución por parte de la soldadesca invasora. No es casual que sea en las zonas aledañas a las bases yanquis donde se consiga el más alto porcentaje de la nefasta estadística.
Sólo veneno destila el decadente imperio de hoy. Mercado de drogas, armamentismo, sectas religiosas enajenantes hostiles a los valores tradicionales de nuestro pueblo y nuestra cultura; violencia y más violencia, saqueo de nuestros recursos naturales; deuda, en fin, miseria material y espiritual.
Y, si lamentable es la actitud de estos comunicadores, qué decir de la de los políticos que “rechazan la invasión, pero celebran el ascenso de nuevo gobierno”. Si ilegítimo era un régimen surgido del poder de las armas de las Fuerzas de Defensa Panameñas, ¿cómo será de ilegítimo éste, surgido del poder de las armas de los invasores?
Basta de hipocresía. Nuestro destino nos pertenece por herencia sagrada de El Libertador.
¡Yanquis, go home!
(*)Constituyente de 1999
(Este artículo fue publicado en el diario católico La Columna, de la ciudad de Maracaibo, el 28 de diciembre de 1989, e plena invasión imperialista contra el hermano pueblo panameño)