Los megavatios der Colombia hay que mandarlos también para el carajo

Mi esposa quien es una chavista radical me sugirió, sin proponérselo, el tema de este artículo cuando me dijo esta mañana, muy disgustada, que si Chávez le compraba los megavatios, en cuestión, a Colombia ella no votaba más. No comparto la idea de abstenerse de votar, en el supuesto negado de concretarse el desaguisado, pero sí su tremenda arrechera por la intención que ha manifestado Chávez de una posible negociación con el gobierno lacayo. Con el debido respeto, me parece que el gobierno nacional no debe torcer su política económica, independiente y soberana frente a las pretensiones uribistas de continuar agrediendo a Venezuela al mismo tiempo que le saca provecho al intercambio comercial con nuestro país.

A mi juicio el asunto de aceptar la oferta colombiana para venderle electricidad a Venezuela es un problema político y no energético; es un problema de independencia y no comercial; es un problema de soberanía y no diplomático; es un problema histórico y no circunstancial.

La oligarquía colombiana siempre se metió en un bolsillo a la oligarquía venezolana que tradicionalmente nos gobernó. Tenemos un complejo histórico frente a la clase dominante colombiana. El pecado original viene del propio Libertador quien perdonó la vida a Santander salvándolo del pelotón de fusilamiento al cual había sido condenado después de comprobársele su culpabilidad en el intento de asesinato contra Simón Bolívar. El sentimiento de inferioridad de Venezuela frente a Colombia se explica por la viveza de los gobiernos colombianos para ganar a los gobiernos de la oligarquía venezolana los diferendos internacionales y habernos arrebatado parte de nuestro territorio. Uribe es heredero de toda esa prepotencia histórica y ahora viene por sus fueros. Su presencia provocadora en México fue un acto calculado y sacó de la manga del prestidigitador a un grupo de amigos para obligar al gobierno revolucionario a conciliar en un conflicto bilateral donde la única víctima es Venezuela.

Además hay una hipótesis, muy bien sustentada, de invasión de Colombia a Venezuela respaldada por el grave asunto de las bases militares, la infiltración de paramilitares y los planes de la CIA. A esto último hay que sumar una migración de colombianos uribistas y antichavistas que no quieren a Venezuela y agravan la problemática social de los sectores más humildes de nuestro país porque no responden al concepto solidario y humano del internacionalismo proletario sino a una relación parasitaria.

En el contexto político, emancipador, soberano, histórico, militar y social del problema colombiano no tiene sentido para el gobierno revolucionario ni para el pueblo venezolano, solidario con la paz y la liberación de Colombia, que se considere viable un posible acuerdo para comprarle energía eléctrica a Colombia. Chávez mándalos pa´ el carajo.

*Profesor

sergiobricenog@yahoo.com


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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

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