A lo largo de diversas experiencias institucionales donde he participado ( todas inscritas en el marco de la revolución bolivariana: ministerios como los de educación básica y universitaria, de economía popular, de ciencias y de energía eléctrica, corporaciones como CVG y CVG-ALCASA, misiones como la Sucre y Vuelvan Caras, programas como Todas las Manos a la Siembra ) me han permitido insertarme en un proceso donde se comprueba la coexistencia de dos modelo de gestión, con una dinámica contradictoria como ocurre en cualquier periodo de transición:
- Por un lado, las prácticas burocráticas que se hacen dominantes, correspondiendo a la lógica del Estado capitalista heredado, particularmente con el predominio de la división social del trabajo: divorcio entre la teoría y la práctica, fragmentación y atomización del conocimiento, jerarquía y monopolio del saber, corruptelas y negociados, ausencia de planificación y sistematización .
- Por el otro, incipientes experiencias de rupturas anti-burocráticas que son asfixiadas y cercadas por los enfoques y rutinas que reproducen la referida división del trabajo capitalista.
Esta contradicción fundante, genera lo que en otro momento he denominado "entropía bolivariana", queriendo indicar un fenómeno de disipación de la energía revolucionaria, que conduce a un bajo impacto de la gestión, es decir, afectación de la calidad y eficiencia del gobierno al cualquier nivel: central, regional o local.
Veamos a continuación algunos rasgos de esta entropía burocrática:
1.- Desarticulación de programas, planes y proyectos. La forma insular como se elaboran los planes, desde su propio origen están separados o divorciados. Como no hay planificación "intersectorial" cada quien anda por su lado. Por ello es muy común encontrar que los Planes Operativos Anuales (POA) no se articulan con el plan estratégico o que las actividades u operaciones son un rosario de tareas administrativas sin conectores con el propio POA.
2.- Inconsistencias numéricas. Como no hay articulación organizativa, sino una atomización en la gestión, resulta difícil consolidar cifras, tener una información oportuna.
3.- Papeleo interminable. Recaudos y soportes están a la orden del día, en un ritual que distorsiona la norma, siendo central el simple cumplimiento, por esto en educación se ha denunciado la trampa del CUMPLO Y MIENTO. A pesar de estar vigente la Ley de Simplificación de Trámites, esta es ignorada olímpicamente.
4.- Separación entre lo técnico y lo político. Es muy tradicional encontrar en la administración pública una especie de conseja que permite eludir el compromiso revolucionario: " yo no me meto en política, soy un técnico". Se trata de una pesada carga burocrática de cientos de funcionarios de que cumplen la rutina de 8 a 4, conformando la legión del "quince y último". La expertocracia y la especialización hace que parte de este personal no pueda removerse y se perpetuán en los cargos.
5.-Ausencia de sistematización. Dentro de la concepción de la evaluación tradicional ( calificaciones, premios-castigos) no hay balances exhaustivos ni se presentan cuentas. De tal manera, que hay siempre el riesgo de empezar de nuevo, en un círculo vicioso.
6.- Síndrome del otro gobierno. Cuando ocurre un cambio gerencial en cualquier instancia, no hay continuidad con los planes y proyectos. El que llega a puestos de mando, comienza con una curva de aprendizaje y conformación de equipos de confianza, proceso este en el cual se invierte un valioso tiempo, profundizando desajustes e incertidumbres.
7.-No pronto pago. Como resultado de las técnicas presupuestarias y administrativas anacrónicas, las compras del estado y la adquisición de cualquier servicio sufre un retraso en su cancelación, por lo cual los proveedores suben los precios, en una especie de inflación anticipada.
8.- Todo menos ahorro y mantenimiento. Por el predominio de la mentalidad mayamera ("ta barato dame dos") en los ministerios y organismos adscritos, gobernaciones y alcaldías, se desechan bienes que no han cumplido su ciclo de vida útil. Por ello es muy común que apenas se cambia un gerente ocurra un cambio de fachada: sustitución de cortinas, alfombras, cerámicas, tabiques, escritorios, muchas de estas cosas en buen estado o que pueden ser restauradas o reparadas .
El anterior cuadro genera lo que Jonathan Rosenhead y John Mingers, describen como situaciones "endemoniadas", "empantanadas", es decir, de difícil solución y recurrentes como proceso. Se trata de indicadores ocultos, procesos imperceptibles, detalles mimetizados, datos, circunstancias que no son visibles y que comúnmente no se valoran adecuadamente ni tienen responsables, teniendo los siguientes impactos:
- Disipación de la energía o entropía por distorsiones informativas y datos no confiables.
- Alto costo funcional por no estar articulado.
- Estrangulamiento de planes, programas y proyectos por los retardos o la dilación en las acciones emprendidas.
A esto también lo hemos calificado como conflictos o problemas rampantes, larvados, currículos ocultos, intangibles por su enmascaramiento, entropía por la degradación del esfuerzo, discrepancias sin procesar, todo esto de vieja data arrastrados como herencia de la IV República
En función de tomar conciencia de esta realidad subyacente en las diversas instancias institucionales se hace obligante realizar un conjunto de preguntas vinculadas a estos problemas endemoniados:
· Cuál es el degaste al no tener direccionalidad estratégica y no estar articulado.
· Cuántos recursos se pierden en el papeleo
· Cómo se disipa la energía por distorsiones informativas y datos no confiables.
· Cómo influye el retardo o la dilación en el impacto de las acciones emprendidas y en el proceso en su conjunto.
· Cómo se encarece la gestión por falta de pago oportuno.
· Cuáles son las razones últimas de las demoras o parálisis por pasos, estaciones, instancias.
· Cuáles son las causas de los entrabamientos: por razones técnico-jurídicas, por falta de motivación y responsabilidad, por carencia de infraestructuras adecuadas, por falta de apoyo logístico, por corruptelas.
Para afrontar estos nudos problemáticos presentes en la administración pública, proponemos el enfoque y la metodología de Jonathan Rosenhead y John Mingers formulado en el texto denominado "ANALISIS RACIONAL REESTUDIADO PARA UN MUNDO PROBLEMÁTICO": método para estructurar problemas en condiciones de complejidad, incertidumbre y conflicto. IVEPLAN.2004.
Específicamente, reivindicamos la metodología sugerida en el Capítulo II de dicho texto, donde se describe la ubicación de los problemas en condiciones de "complejidad, incertidumbre, conflicto y la manera de resolverlos".
En este enfoque se parte de los siguientes criterios:
1.- Reconocimiento o manejo del paradigma de la complejidad, superando las simplificaciones y fragmentación del conocimiento.
2.- Manejo de la incertidumbre, teniendo especial cuidado con las inconsistencias numéricas y los maquillajes estadísticos.
3.- Reconocimiento de los conflictos de intereses, elaborando mapa de actores, mapeo de sus relaciones y construcción de escenarios.
La revolución bolivariana debe hacer frente a estos problemas endemoniados, impulsando un proceso de investigación-acción que dé cuenta de la complejidad de la problemática, posibilitando líneas de trabajo de corto y largo plazo, para superar dichas debilidades y conjurar sus amenazas en el periodo de transición:
a.- Ataque a la raíz de los problemas y sus múltiples derivaciones, apoyado en las leyes del poder popular, específicamente en la ley de planificación y de contraloría.
b.-El cambio gerencial, forma parte de la profilaxis antiburocrática que demanda el proceso transformador, la cual está signada por:
- La democratización del saber y el diálogo permanente
- La transparencia informativa y libre acceso a los documentos
- El trabajo en equipo y colegiación de las decisiones
- La delegación de funciones para aplanar las estructuras gerenciales.
- La simplificación de trámites y combate a la cultura del papeleo.
c.-Construir un sistema de alertas tempranas para tener información confiable .
d.- Establecer oportunidades de mejora, reducir el tiempo de respuesta.
E/Carlos Lanz Rodriguez
12 de Noviembre de 2012