“Convertir a la Clase Obrera en el Factor Fundamental para la construcción del Estado Socialista”. Esta fue la idea central alrededor de la cual se centró el debate y la intensa y fructífera actividad desarrollada a lo largo y ancho de la geografía nacional en el marco del I Congreso de la Clase Obrera, que inició el 8 de Agosto de este año 2.014.
La aparición del petróleo marcó un antes y un después de la Venezuela productiva. El tema de la producción y distribución de la riqueza ha estado estrechamente condicionado a la transferencia de la renta petrolera, negando así el compromiso con el trabajo productivo. Históricamente la clase obrera venezolana ha circunscrito sus luchas al campo de las reivindicaciones de carácter economicistas y, por ende, no ha asumido su misión histórica en su rol de constructora de un nuevo modelo de país.
La Revolución Bolivariana marca un hito histórico de preeminencia mundial al romper con los paradigmas ideológicos del sistema. El Chavismo se posicionó, se posiciona y se posicionará como amenaza latente dentro del contexto dominado por los poderes fácticos mundiales.
La desaparición física del comandante y líder eterno de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, en el año 2013 significó un momento doloroso pero a la vez retador para la Revolución Bolivariana y se constituyó en el hecho histórico más relevante del acontecer de la vida nacional y continental de inicios del siglo XXI. El ideólogo y ejecutor indiscutible de la Revolución Bolivariana nos dejó su legado como un mapa a seguir para la travesía hacia el camino de la total y definitiva emancipación de nuestros pueblos.
No es un secreto que desde que el Comandante Eterno alcanzó la presidencia en el año 1999, Venezuela pasó a ser el centro de ataques imperiales. Pero es a partir de 2013, año de la elección y toma de posesión del camarada obrero Nicolás Maduro como Presidente Constitucional de la República, donde se exacerba el inclemente asedio a nuestra Revolución: golpe de Estado, paro petrolero, , guarimbas, el acaparamiento, la especulación, el contrabando de extracción y el fraude cambiario… Todos se funden en uno solo para protagonizar la llamada “Guerra Económica” y el “Golpe de estado continuado”, tratando una vez más de dar al traste con nuestro revolución socialista e intentando invisivilizar el designio para nuestra patria que decreto el comandante Chávez: “ser un pueblo libre de ataduras imperiales”.
Las guarimbas son el vivo ejemplo de la practica exógena inducida de una cultura fascista, paramilitar y golpista. En ellas se causó asesinatos de hombres y mujeres del pueblo, civiles y fuerza armada, se generó quema y destrucción de espacios públicos y privados (universidades, bibliotecas, centros de salud, entidades bancarias, unidades de transporte, entre otros. Todo esto acompañado de la guerra de quinta generación, en la que el uso de las redes sociales permite crear matrices de opinión en tiempo real y la canalla corriente mediática nacional e internacional contribuye al mismo propósito, despojando a las personas de toda posibilidad de discernir entre lo real y lo ficticio, inoculando el odio y el desasosiego en un sector de la población venezolana. Todo ello con el afán de subsumir en descontento a la población, mermar el apoyo a la revolución y, por consiguiente, generar un clima de caos donde el gobierno del presidente Nicolás Maduro tenga sus días contados así como la “calamitosa” Revolución Bolivariana.
La respuesta de la Revolución Bolivariana ha sido acertada y contundente, combatiendo todas las formas que ha asumido la guerra en su contra, contando con el apoyo del pueblo organizado en diferentes manifestaciones, con la participación de fiscales obreros y comunidades que ejercen su protagonismo, haciendo contraloría social en todos los procesos de la cadena productiva. En el plano mediático, el accionar permanente de la guerrilla comunicacional (pueblo comunicador) y el Sistema Nacional de Medios Públicos han colaborado.
La situación actual de la economía nacional es producto del anacrónico y disfuncional modelo económico heredado de la IV República. Además, está influida por el asedio y la consecuente guerra económica a que nos han sometido los poderes fácticos mundiales en complicidad con la oligarquía nacional. Estos factores nos obligan, entre otras cosas, a elevar la conciencia revolucionaria y socialista de la clase obrera y del pueblo en general. En este sentido, la clase obrera tiene el reto de asumir el papel activo y protagónico en el modelo productivo en la revolución bolivariana.
De lo que se trata es de transformar el actual modelo rentista para dar paso a un nuevo modelo productivo, diversificado y liberador, en el cual los factores de intercambio favorezcan al ser humano y no al capital. Alcanzar este estadio de justicia social, demanda una severa disciplina y una creciente estructuración orgánica de la clase obrera venezolana, basada en la gestión directa del proceso social del trabajo y en la justa distribución de la riqueza. Las figuras de Estado y Nueva Institucionalidad adquirieron vida y dejaron de ser sólo conceptos formales en el momento en el que el Comandante Chávez les impregna desde su puño y letra una concepción humanista casada con la dignidad y felicidad suprema del hombre. Su obra maestra, el Plan de la Patria, deja al desnudo su visión de estadista con un intenso y profuso amor por la humanidad.
Dada la carga histórica que reposa en nuestros hombros, construir el Estado Socialista y profundamente Chavista se ha convertido en una necesidad impostergable. Los ojos del mundo posan su mirada sobre lo que construimos aquí en la patria de Bolívar. Es así como se plantea en este I Congreso de la clase obrera el “Contribuir a la Construcción del Nuevo Estado Revolucionario”, conjuntamente con todas las fuerzas revolucionarias y progresistas que hacen vida en el país. Es por ello que debemos contextualizarnos, ver y hablar de integración en el concierto internacional de naciones como una necesidad imperiosa que permite, entre otros objetivos, afrontar de forma conjunta la lucha por tratar de disminuir las asimetrías impuestas por las grandes potencias que controlan el poder en todas sus expresiones. La desigualdad social y la pobreza siguen siendo los grandes temas para seguir el combate por la obtención de un mundo más justo. América Latina dejó de ser desde hace mucho tiempo el patio trasero de EE.UU. para ser reconocida como un espacio de independencia, soberanía y autodeterminación, contando con una invalorable fuente de materias primas y, como es bien sabido mundialmente, con el reservorio de agua potable, recursos naturales y petróleo más grande en el mundo. La buena gestión de gobiernos progresistas ha permitido minimizar el impacto de la actual crisis económica mundial en la región, así como los procesos de desestabilización frustrados, diseñados y puestos en práctica por los “dueños del mundo” . Partiendo de esa premisa, se hace imperioso afianzar los nexos de la clase trabajadora venezolana con sus homólogos en el exterior, a través de los organismos multilaterales de la región, aplicando la visión de integración y multipolaridad en el ámbito de los trabajadores así como en otros , resaltada insistentemente por nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez: CELAC, UNASUR, MERCOSUR y ALBA.
La nueva clase trabajadora que necesita mi patria debe estar imbuida de un alto nivel de conciencia política e ideológica, así como de excelencia técnica. El trabajador debe ser el nuevo soldado de las ideas y del combate, tenaz y capaz de acortar la brecha para el fiel cumplimiento de la tarea del comandante Chávez: “lograr la aceleración de la transición entre el modelo rentístico petrolero y el nuevo modelo productivo socialista del cual estamos todavía muy lejos”.
La mujer venezolana en esta trinchera debe y tiene que dar aportes de vital importancia para la erradicación y extirpación del modelo machista y patriarcal entronizado aún en nuestras estructuras sindicales y de gremios de trabajadores. Para ellas mi llamado a deslastrarse de la timidez impuesta por el status superior, consciente e inconscientemente. Muchos han dominado y permanecido al margen del cambio histórico que ha implicado la participación activa y protagónica de la mujer en todas las instancias del Estado Nacional y más allá. Somos las llamadas a tomar las riendas de los centros de trabajo donde participamos y procuramos la buena marcha de los mismos, pero con consciencia de clase y visión de género. Revolución es mujer, empujemos para que se arraigue y se haga indisoluble e irreversible.
Chavez vive, la lucha sigue!!!!
Virginia King
virginiakingmartinez@gmail.com