En las últimas semanas se han ido sucediendo una serie de conflictos laborales en Bolivia. El nuevo gobierno de Evo Morales comienza a mostrar los dientes, sobre todo frente a los trabajadores ocupados. A las amenazas contra los trabajadores docentes del magisterio y la salud en conflicto por aumento salarial se le sumó la lucha de los trabajadores del Lloyd Aéreo Boliviano ante la situación de vaciamiento de la empresa. También ocurrieron fuertes paros patronales en el transporte. Presentamos el informe de nuestros compañeros de SOB Bolivia desde la ciudad de Cochabamba, epicentro de la lucha de los aeronáuticos bolivianos.
Cochabamba.– Han pasado más de dos meses y la tensión y la atención de la población continúa centrada en la crítica e incierta situación de nuestra línea aérea de bandera, que al día de hoy parece ingresar en su fase final.
El conflicto estalla a fines de enero cuando los pilotos ingresan en huelga. Éstos hacía tiempo venían denunciando la “mala administración” y exigiendo la “intervención de la línea aérea”, desmantelada por la capitalización / privatización del MNR y por sucesivos procesos de compra–venta. La medida asumida por los trabajadores se debió al hecho de que hacía más de 50 meses que la empresa no depositaba los aportes descontados del salario de los trabajadores a las AFPs, pese a que el dinero no falta en las arcas de la compañía. Los trabajadores explicaban que sus reclamos no eran por beneficios extras sino por los aportes descontados de sus salarios que la gerencia retuvo y no depositó. Como efecto del incumplimiento del pago a las AFPs, muchos trabajadores no pueden jubilarse ni recibir atención médica. Este descarado robo a los bolsillos de los trabajadores tuvo una lamentable consecuencia. Una compañera trabajadora perdió la vida luego de dar a luz debido a la falta de atención médica. Hasta el momento, los trabajadores continúan movilizados en vigilia y sin percibir sus sueldos desde diciembre.
Durante todo este tiempo, las movilizaciones de los trabajadores del LAB en varias ciudades han venido contando con la simpatía y apoyo de la población en general. Las asambleas y piquetes de huelga en los principales aeropuertos, las tomas de oficinas, el desalojo violento por parte de la Policía Militar a los trabajadores el 30 de marzo pasado, el bloqueo de las pistas, las marchas hacia la casa del presidente del directorio y socio mayoritario Ernesto Asbún y a las instalaciones de las AFPs, y un paro cívico en Cochabamba (con los reclamos de “cárcel para Asbún y nacionalización”), no han hecho más que poner de manifiesto el claro cuestionamiento al proceso privatizador que entregó las principales empresas públicas estratégicas a empresarios nacionales y extranjeros. La crisis del LAB es claramente un ejemplo emblemático de los sucios negociados y la corrupción en las capitalizadas y de la complicidad de los distintos gobiernos de turno.
Sin embargo, el descaro con el que se ha venido manejando Asbún expresa la impunidad y “protección” por parte del Estado y sus instituciones con la que cuentan los empresarios corruptos. A pesar de haber sido el culpable del vaciamiento de la empresa y de que se ha llenado los bolsillos dejándola casi al borde de la quiebra (con la posibilidad de dejar a 2.000 familias en la calle), el señor Asbún logró evitar la cárcel gracias a la “Justicia”, que sólo le cobró 40 mil bolivianos y lo dejó libre, sin cargo ni culpa.
La actitud respecto del conflicto que ha tomado Evo Morales también es emblemática respecto del verdadero carácter del gobierno “popular”. A más de un mes de desatado el conflicto y a pesar de la exigencia –por parte de los trabajadores– de que intervenga y se pronunciara respecto del conflicto, no ha movido un solo dedo ni ha dado respuesta favorable alguna para sacar al LAB de la crisis. Más bien, en los hechos, hace de cómplice de Asbún.
Esto se expresa en que se niega categóricamente a nacionalizar la empresa, con el mentiroso argumento de que significaría “nacionalizar la corrupción” y que el “Estado se haga cargo de las deudas una empresa privada”. Busca excusarse, además, en que el del Lloyd seria un mero “conflicto sindical, no político”, por lo que el gobierno “nada tiene que ver”. Pero en realidad, lo que expresa en los hechos es que el gobierno “popular” del MAS, continúa defendiendo los intereses de los empresarios privados. Morales y García Linera dan clara señal de “seguridad jurídica” a transnacionales y empresarios: la propiedad privada no se toca. Evidentemente, no buscan ni van a buscar la nacionalización exigida en las calles en octubre 2003 y mayo / junio 2005. Y ni siquiera ante el escándalo mayúsculo del Lloyd persigue la reversión de las capitalizaciones.
El “nacionalismo” del gobierno del MAS
En sus discursos de asunción, Morales se llenó la boca hablando de la “unidad del país” y de la “defensa y recuperación del patrimonio nacional”. Álvaro García Linera, por su parte, repitió más de 40 veces la palabra “patria”. Pasados tres meses de gestión, la cosa sigue igual. Sólo palabras y discursos: el patrimonio nacional, nuestro gas, nuestra agua, los servicios básicos y el resto de nuestros recursos naturales, siguen en manos del capital privado nacional o extranjero. ¿Dónde queda entonces la defensa de los “intereses nacionales”?
El “Estado nacional”, con su carácter de clase burgués, defiende sólo los bolsillos de los capitalistas. Por eso, su “nacionalismo” es una burla más a los trabajadores. Se canta el himno en las fechas patrias y en los eventos protocolares. Como un “deber patriótico”, Morales convocó a los bolivianos en el “día del mar” a “reclamar por los intereses de la patria” (tocando las habituales cuerdas “antichilenas”). Pero no mueven un dedo contra los verdaderos enemigos: los capitalistas imperialistas y nacionales (como Asbún), ni resarcen económicamente a las víctimas de los atropellos de las empresas capitalizadas.
El auténtico antiimperialismo obrero y popular que debemos levantar es la defensa de los intereses de la independencia de Bolivia frente al imperialismo y de los trabajadores frente a los pulpos capitalistas extranjeros y nacionales. Defendemos la independencia “nacional” no para tapar los “chanchullos” de los capitalistas bolivianos como Asbún, sino para luchar por la fuente de trabajo de los trabajadores de la línea aérea para que ellos mismos, bajo un control democrático, puedan ponerla al servicio de los intereses del país.
Una salida para el Lloyd
La “intervención” por parte del gobierno a medidos de marzo no resolvió nada, ya que, según las palabras del propio Morales, sólo estaba destinada a “investigar por qué las cosas llegaron donde llegaron”. Además, fue suspendida por un fallo (favorable a Asbún) del Tribunal Constitucional. Frente a esto, la respuesta del gobierno, por boca de Morales, fue la siguiente: “somos respetuosos de las leyes. El Tribunal falló, por lo que, legal y jurídicamente, el gobierno está impedido de intervenir... no podemos hacer nada”. Más claro échele agua. Luego vino la insolente oferta de Asbún de vender sus acciones a 3 millones de dólares y ahora se habla de formar una “cooperativa” (¿en una línea aérea?) que “salve” al LAB. Pero aún no se define ni decide nada.
Frente a los argumentos y excusas del gobierno es que decimos que los trabajadores no podemos confiar en las alternativas que vengan de arriba. La única y verdadera solución para la crisis del LAB es su nacionalización, sin pago alguno, con íntegro financiamiento estatal y bajo control de los trabajadores. ¿De donde sacar el dinero? Sencillo: de la nacionalización del gas y del resto de nuestros recursos naturales. ¿Por qué no exigirle al gobierno que saque de allí la plata para salvar al LAB?
Los que conocen, trabajan y verdaderamente defienden al LAB son los únicos que pueden sacarla a flote: por eso debe pasar a manos de sus trabajadores. Una administración y control obrero de la aerolínea por su personal puede poner en marcha este necesario proceso. Una administración que tenga en cuenta la tarifa para pagar gastos y salarios y no para pagar a ningún chupasangre. Un control que defienda los intereses de los trabajadores y sus familias, sus legítimas necesidades de vida, trabajo, educación y salud. La firme lucha de los trabajadores aeronáuticos debe sentar las bases para esta nueva posibilidad, de un funcionamiento eficiente de la empresa y al servicio de los trabajadores y el pueblo.
La COB y los demás sindicatos y organizaciones que se consideran de la clase trabajadora y revolucionarias debemos rodear de solidaridad la lucha de los trabajadores del LAB, efectivizando la más amplia unidad de todos los trabajadores del país y del conjunto de la población. No debemos otorgar ninguna confianza al gobierno de Evo, que día a día demuestra lo que en el fondo es. Sólo podemos confiar en nuestra lucha y organización. Porque continuamos con salarios de hambre y con el flagelo del desempleo. Organizarnos, debatir y determinar democráticamente los trabajadores, sin tutelas patronales y burocráticas, qué hacer con el LAB. Y en nuestra opinión, la única salida a su crisis es la inmediata nacionalización sin pago alguno y bajo administración de los trabajadores.
Para el viernes 21, la COB ha convocado a un paro movilizado de 24 horas, como forma de “presionar” y de “recordarle” al gobierno que cumpla con la agenda de Octubre y con sus promesas electorales. Ésta puede ser la oportunidad para poner bien en alto la bandera por la nacionalización del LAB y para organizar, coordinar y unificar la lucha independiente de los trabajadores. Tomémosla en nuestras manos.
* ¡Nacionalización ahora del Lloyd, sin indemnización bajo control y administración de los trabajadores!
* ¡Todo el apoyo a los trabajadores en lucha!
* ¡Cárcel a Asbún!
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La estafa de la capitalización y sus responsables
La capitalización fue el experimento privatizador de las empresas públicas impuesto por el gobierno de Sánchez de Lozada. El Estado boliviano fue dueño del LAB hasta el 18 de octubre de 1995. Un día después, fue “capitalizado” por la Viaçao Aérea Sao Paulo SA (VASP). Pero la sociedad fue disuelta debido al escandaloso fraude empresarial y al desmantelamiento paulatino del LAB. “Casualmente”, uno de los miembros del directorio que “representaba” a los bolivianos y que permitió el saqueo es Walter San Miguel, actual ministro de Defensa del gobierno del MAS. Cuando el LAB fue capitalizado, su patrimonio ascendía a 66 millones de dólares. Cuando la VASP vendió sus acciones a Ernesto Asbún, en noviembre de 2001, el patrimonio neto se había reducido a... 2,4 millones, y en el 2003, a 2,1 millones. Según la composición accionaría de la empresa, el 50% de las acciones le pertenecen a Asbún, el 48,64% “a los bolivianos” que participan a través de dos Administradores de Fondos y Pensiones (AFPs) (24,32% cada una) y el 1,36 restante a pequeños accionistas, entre ellos la asociación de trabajadores del LAB.
El LAB ha venido sufriendo la rapiña sin misericordia por la administración de la capitalizadora VASP (con la familia Canhedo y el doctor Fernando Salazar, éste último también sobreseído por la “Justicia” boliviana). El segundo capitalizador, el empresario Asbún, no ha hecho más que continuar llenándose los bolsillos a costa de la destrucción y devastación de la empresa, endeudándola hasta el cuello e incumpliendo con sus 2.000 trabajadores. Asbún terminó de llevar al LAB al desastre y ahora, cínicamente, presentó a los trabajadores la descarada propuesta de vender sus acciones a 3 millones de dólares. La respuesta de los trabajadores no se hizo esperar: como contrapropuesta le dijeron a Asbún que se cobrara (y con vuelto) con los sueldos adeudados a los trabajadores, que superan ampliamente el precio estipulado. Todo esto es simplemente una estafa. Por eso decimos que Asbún es el primer responsable de la actual situación del Lloyd
Pero Asbún no es el único responsable. Los otros grandes responsables son el Estado y el actual gobierno de Evo Morales, que no han hecho ni hacen nada. Todo lo contrario. En su afán privatizador, el Estado boliviano ha venido avalado y siendo cómplice de esa escandalosa entrega. Y ahora, cuando la situación no da para más, no se hacen cargo y no dan garantías del mantenimiento de las fuentes de trabajo ni la continuidad de la empresa.
Uno (el patrón) por chupasangre y el otro (el gobierno “popular”) por fiel garante y defensor, provocaron la crisis y no dan muestras de hacerse cargo. La situación es crítica y Morales dice que es un “conflicto sindical”. No hay que confiar ni un gramo en él. Sólo la fuerte e independiente movilización de los trabajadores podrá salvar la empresa y las fuentes de trabajo. (Socialismo o Barbarie Bolivia)
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