Declaración de la LOR-CI

Huanuni: "Enfrentemos la agresión cooperativista-masista"



Solidaridad y movilización junto a los trabajadores

Huanuni arde. Continúan los enfrentamientos a punta de dinamita, con un saldo provisional de 11 muertos y 65 heridos desde la mañana del jueves 5, cuando cientos de cooperativistas intentaron ocupar el Cerro Posokoni y amenazaron terrenos e instalaciones de la Empresa Minera Huanuni, así como a la emisora sindical Radio Nacional, siendo repelidos por los trabajadores asalariados que defienden su fuente de trabajo. Son ellos quienes tras años de heroica lucha impusieron la nacionalización del principal yacimiento de estaño de Bolivia, que fuera entregado a una transnacional en los 90. Ahora, las cooperativas de la zona pretenden impedir que se consolide el importante triunfo conseguido por los asalariados y campesinos de la región para implementar nuevos planes de producción que permitirían desarrollar 1500 puestos de trabajo para la empobrecida región de Huanuni y que la producción minera de Huanuni se desarrolle en manos del Estado boliviano.

Las cooperativas se sienten envalentonadas por la política minera privatista del gobierno del MAS, del cual son un importante aliado político representado en el gabinete por el Ministro de minería, Walter Villarroel, dirigente-empresario-cooperativista salido de una de las cooperativas de Huanuni.

Mientras el gobierno minimiza esta trágica situación y deja hacer a sus aliados cooperativistas, distintos sectores obreros, estudiantiles y populares han comenzado a pronunciarse a favor de los trabajadores asalariados de Huanuni y su justa resistencia. La COB convocó para hoy viernes un ampliado de emergencia en Oruro, la FSTMB instruyó a los sindicatos afiliados a enviar delegaciones a Huanuni. Dirigentes de sindicatos, como SITRASABSA y otros, se ponen a disposición de sus hermanos de clase de Huanuni.

El convenio por los 1500 puestos de trabajo, una gran conquista

La semana pasada, tras varios días de firme bloqueo obrero y campesino en las rutas hacia Oruro y Cochabamba, el gobierno aceptó firmar un convenio que contenía importantes puntos, entre ellos, la creación de 1500 puestos de trabajo en la Empresa Minera Huanuni para los desocupados y comunarios de la zona. Esta nueva fuerza laboral permitiría desarrollar nuevas áreas y niveles, como los del Cerro Posokoni, comprometiéndose el gobierno a reunir la financiación necesaria. Esta importante conquista no sólo era un logro en sí mismo, sino que tuvo importantísimas consecuencias, entre ellas, fue un gran paso en la alianza obrera y campesina a nivel local, puso un límite a la ofensiva de los cooperativistas, que desde hace mucho asedian a Huanuni y que semanas atrás tomaron sectores de propiedad estatal en Viloco, Colquiri y Caracoles, y además, plantea un camino para dar una respuesta obrera en el sector, apuntando a la reconstrucción de COMIBOL y a nacionalización de la minería.

Los asalariados de Huanuni defienden el interés nacional contra los cooperativistas aliados del MAS De hecho, la movilización de los trabajadores asalariados va mucho más allá, y choca frontalmente con la política minera del gobierno de Evo Morales, que se llena la boca hablando de “nacionalización” y “recuperación de los recursos naturales”, mientras en el campo de la minería apuesta a la actividad privada y la inversión extranjera y ha sellado profundos compromisos políticos y estratégicos con las cooperativas y los empresarios de sector. El gobierno privatizó a favor de la transnacional india Jindal Steel el estratégico yacimiento de hierro y manganeso de El Mutún y garantiza las concesiones y proyectos de las transnacionales, como San Cristóbal, San Bartolomé, etc. Continuará la entrega de otros distritos como Amayapampa (de interés de Luzon Minerals y otros) famoso desde que en 1996 los trabajadores mineros y campesinos de la zona enfrentaron a dinamita y bala la incursión de fuerzas policiales y militares ordenada por Gonzalo Sánchez de Lozada en su primer mandato. El gobierno garantiza la “seguridad jurídica” de COMSUR, el mayor pulpo minero, perteneciente al masacrador Goñi, de Inti Raymi y otros grupos que acumularon concesiones y prebendas de todo tipo favorecidos por los gobiernos neoliberales.

La ofensiva de las cooperativas sirve objetivamente de punta de lanza a los intereses del gran capital, enemigo de que el Estado vuelva a incursionar en la actividad minera y que quiere apoderarse del yacimiento de estaño más rico del país y con potencial para muchos años de producción intensiva. Se monta en la ambición y necesidades de sus afiliados, muchos de los cuales son humildes, con la promesa de prosperar apoderándose de Posokoni y otros sectores. Pero el sector dirigente y acomodado de las cooperativas está formado por empresarios -pequeños y no tanto- que han acumulado cierto capital, explotan a asalariados y están ligados por múltiples lazos comerciales, financieros, etc., al gran capital nacional y las transnacionales mineras, siendo parte importante de las élites burguesas dominantes en Potosí y Oruro.

Los cooperativistas se presentan como “trabajadores” esforzados, pero reconocen emplear a unos 10.000 asalariados a los que pagan miserablemente y niegan hasta el derecho a organizarse (llegando al extremo de despedir a quienes quieren sindicalizarse, como ocurrió recientemente con cuatro obreros de una cooperativa en Potosí).

Las cooperativas de Huanuni llegaron al extremo de negociar en un turbio acuerdo con empresarios extranjeros la compra de las acciones que detentaba Allied Deals (la concesionaria inglesa de Huanuni que quebró fraudulentamente en 1999) en un burdo intento por legalizar” sus ambiciones.

El gobierno tiene una grave responsabilidad política

El gobierno trata de minimizar la dramática situación en Huanuni y pretende lavarse las manos, mientras su ministro Villarroel hace todos los días declaraciones hostiles a los obreros y sus demandas. La ministra de gobierno, Alicia Muñoz, se “lamenta de lo sucedido” y balbucea que "este problema se viene arrastrando hace tiempo. Tanto la policía y las fuerzas militares han sido rebasadas".

Pero la verdad es que el gobierno avaló y hasta alentó la ofensiva de los cooperativistas en las últimas semanas, cerrando los ojos ante los atropellos de Caracoles, Viloco y Colquiri y haciendo grandes concesiones, como el desistir de modificar el actual Código de Minería, lo que permite que mientras se exportan minerales por unos 500 millones de dólares anuales aprovechando los altos precios internacionales, los empresarios y cooperativas del sector paguen apenas 11 millones de dólares en impuestos y regalías mineras.

¡Alto a los atropellos cooperativistas! ¡Inmediato cumplimiento del Convenio!

Es preciso imponer al gobierno el inmediato cumplimiento del convenio suscripto en Huanuni, comenzando ya a implementar la creación de los 1.500 puestos de trabajo, desarrollando los planes y proyectos necesarios y desembolsando el gobierno los fondos comprometidos.

¿Qué el gobierno no tiene recursos? Mentira, si puede regalarles a COMSUR, Inti Raymi y sus amigos cooperativistas la bicoca de seguir exportando con mínimas regalías e impuestos, si puede subsidiar con varios millones de dólares a las cooperativas, si les ofrece a los empresarios exportadores de La Paz subsidios por más de 12 millones de dólares, etc. quiere decir que puede perfectamente proporcionar fondos para el desarrollo de Huanuni, cubriendo por adelantado los costos para los salarios de los nuevos trabajadores.

Los técnicos y funcionarios del gobierno masista argumentan que esto afectará la “racionalidad” y rentabilidad en términos capitalistas de la Empresa Minera Huanuni. Ésta no va a quebrar por eso, pero puede ser destruida por los cooperativistas. En primer lugar, lo más importante es defender la integridad del colectivo obrero minero y de sus familias, a nivel social, este es un bastión de toda la clase trabajadora boliviana que debe ser preservado a toda costa, por su importancia numérica y productiva, pero también por su papel político-social, tradición y fuerza en el imaginario social -representa a los heroicos mineros de Bolivia y fue una “guardia obrera” avanzada en el levantamiento de Octubre del 2003-.

Además, luchar por el cumplimiento del convenio es vital para consolidar la alianza con los desocupados y sobe todo, con las comunidades campesinas, lo que, junto con el apoyo movilizado de los trabadores mineros y de todo el país, puede derrotar con un contracerco obrero, agrario y popular de alcance nacional al asedio cooperativista.

Profundizar el “control social” con el ¡control obrero colectivo!

Lo que permitió la recuperación y desarrollo de Huanuni después de la salida de Allied Deals fue la conquista del control social, eso es, la participación y vigilancia de los trabajadores en las decisiones y operaciones de la empresa, controlando primero a la intervención judicial y luego a la gerencia nombrada por COMIBOL. Gracias a esto, ningún intento de reprivatizar la mina pudo prosperar y la empresa da ganancias con el sacrificado esfuerzo de los obreros, cuya iniciativa ideó propuestas para desarrollar la producción y ahora, generar empleos en alianza con los desocupados y campesinos.

Los mineros de Huanuni están mostrando que la única solución a los grandes problemas, pasa porque los trabajadores los tomen en sus propias manos.. Es necesario desarrollar el “control social” hacia el control obrero colectivo, más bien, hacia la administración directa por los trabajadores, bajo el control de la asamblea y con representantes revocables por decisión de la misma.

Defensa obrera y coordinación para proteger Huanuni ¡Por un encuentro obrero!

La agresión cooperativista y la complicidad gubernamental plantea que no se puede confiar en la policía. Es preciso fortalecer la autodefensa obrera construyendo organismos permanentes para la misma, dotados de los medios técnicos necesarios. Ya hoy una sección de trabajadores ejerce la vigilancia y protección en las instalaciones y áreas de explotación de la EMH. La Empresa y COMIBOL deben destinar fondos para esta tarea impostergable, pagando el equipamiento, entrenamiento y servicios de una guardia obrera permanente. Pero esto no es suficiente: es necesario impulsar un verdadero encuentro obrero convocado por los mismos mineros de Huanuni para unir y organizar a todos aquellos que venimos peleando divididos. En este camino, debemos retomar la reciente experiencia de unidad con los sectores campesinos empobrecidos.

Por un plan obrero para refundar COMIBOL y nacionalizar la minería

¿Cómo recuperar la minería en Bolivia? ¿De la mano del capital privado como quieren el MAS y las cooperativas? o mediante una genuina nacionalización. Los trabajadores de Huanuni han marcado el camino no sólo para defender y desarrollar esta empresa hoy nacionalizada, sino para refundar COMIBOL y nacionalizar toda la industria minera, poniendo así en al servicio de la industrialización y los intereses de los trabajadores el pueblo los grandes recursos minerales de nuestro subsuelo. La movilización de Huanuni puede ser el puntal para reconstruir COMIBOL, bajo control de los trabajadores, mediante la reversión al Estado de la estratégica fundición de Vinto y de las concesiones hechas a los pulpos transnacionales y grandes empresas. El pulpo de los Sánchez de Lozada, COMSUR, debe ser nacionalizada sin pago y bajo control obrero, destinándose parte de los ingresos que ésta genera a compensar y curar a las numerosas víctimas de febrero y octubre que aún esperan justicia y ayuda. El Estado debe asumir el monopolio de la comercialización y exportación de minerales, lo que permitiría capitalizar rápidamente COMIBOL y liberaría a los pequeños mineros y cooperativistas pobres del control de los bancos, rescatadoras de mineral y grandes empresas.

Un plan así aseguraría trabajo productivo y regular para miles de desocupados, y asegurando la explotación racional, con alta tecnología y planificada de los recursos minerales en interés de la clase trabajadora y el pueblo, permitiría también dotar de asistencia técnica y financiera a los cooperativistas humildes, que trabajan de propia cuenta, que verán sus necesidades básicas satisfechas y a los que se ofrecerá la oportunidad de irse sumando voluntariamente a la producción nacionalizada, como trabajadores y técnicos en mejores condiciones laborales y de vida de las que hoy cuentan.

5 de octubre de 2006



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