"Cada cabeza es mundo", dice el refranero popular y, en esa expresión como en infinitas, hay mucha sabiduría.
Ayer, cuando asistí al acto de presentación que sus amigos, muchos de ellos también amigos míos y yo mismo, hicimos del libro de cuentos del Dr. Arnaldo Cogorno, titulado "Cuentos de niños, solo para adultos", le comente a dos ellos un asunto en el cual dije un pequeño disparate, de esos causados por "los vacíos momentáneos" de la memoria de los viejos. Al hacer un comentario, acerca de eso natural y propio de la realidad, que envuelve la frase "cada cabeza es mundo" y no sólo eso, sino que cada quien tiene pleno derecho a decir lo que piensa con libertad pero decoro, hice referencia a Kafka y "La metamorfosis", pero a la obra del genial narrador checo, la llamé dos veces, "El escarabajo". Lo que tampoco es muy desacertado, dado que Gregorio Samsa, el personaje principal de esta corta novela, se descubrió vuelto escarabajo una mañana temprano al despertarse.
La referencia que hice sobre esta trascendente obra narrativa, es que había tenido acceso, días atrás, a tres o cuatro interpretaciones de la obra, absolutamente diferentes todas, como también a lo que le he dado, desde la primera vez la leí, lo que he hecho, que recuerde, por lo menos dos veces.
Y señalé eso para insistir que la realidad, es como es y no como uno la desea. Y ella implica que cada uno de nosotros, por más cerca que estemos, siempre tendremos, aunque sean muy sutiles, diferencias en la percepción, apreciación al juzgar el acontecer, uno que se mueve de manera constante y estando nuestros instrumentos de medición y calificación determinados por intereses y valores no siempre coincidentes y menos homogéneos.
Lo mismo me sucede con "La muerte de un viajante" de Arthur Miller; para mí Willy, el personaje principal en la obra del gran dramaturgo norteamericano, termina suicidándose, por las mismas motivaciones que hicieron que Samsa se volviese escarabajo.
Casualmente, uno y otro, son "viajantes" o vendedores al servicio de empresas capitalistas, las cuales ponen a ellos sus exigencias y ambos con obligaciones familiares de conformidad a los rasgos del modelo social . Para mí, Samsa y Willy, por las exigencias del trabajo, el esfuerzo por ellos puesto en cumplir sus roles e intentar el mayor rendimiento y las obligaciones familiares, terminan evadiéndose, uno se vuelve insecto y el otro se suicida.
Pero como dije antes, sobre las dos obras, hay personas, conocedores por encima de este humilde servidor, que dan, de acuerdo a eso, sus muy altos niveles, explicaciones de otra naturaleza, hasta complicadas, como que mis limitaciones, no me permiten entender sus percepciones, porque "cada cabeza es un mundo" y los instrumentos de cada quien son diferentes y unos de mejor calidad y calibrados que otros.
La perorata insustancial anterior se explica por continuar con mi alarma encendida, por percibir como gente con mejores instrumentos que uno y enorme influencia en la colectividad y particularmente en el movimiento revolucionario, sigue evadida, como Willy y Samsa o, para decirlo de manera más sutil, vendiendo una narrativa que los aleja "del meollo del asunto", dicho así, para ser consecuente con la vulgaridad propia de un cumanés nacido y criado en una aldea de pescadores. Pero también percibo que esas personas evadidas, empiezan a distanciarse de la gente común y particularmente de la que antes mucho interés les ponía, dado que eran sus faros.
No cabe duda, uno por muy rústico que sea, así lo entiende y narra, tanto que en tuiter por eso hacer, llevamos "leña pareja", de parte quienes eso no creen o les interesa "creer" y divulgar, que nuestra primera contradicción como nación es con el capital internacional, particularmente el de EEUU y sus aliados internos. Pues para ellos, lo primero en la contrariedad es Maduro y el chavismo y que guindándolos, pues sacarlos del gobierno no les sería suficiente, todo se arregla. El mismo discurso de los guarimberos que se extiende, en otras circunstancias, hacia otros factores. Tanto que, asombrosamente, uno observa que gente de la izquierda, banaliza las sanciones y subestima la injerencia de Estados Unidos.
Pero también entendemos que, al mismo nivel o muy cercano, de esa contradicción, está la lucha por el salario, sobre todo en un país donde los trabajadores están sometidos a un grado de explotación casi – observe el lector que dije casi – no se repite en ninguna parte del mundo. Salvo algunos sitios muy particulares, que no mencionaremos para no distraer la atención ni provocar reacciones innecesarias entre los persistentes dogmáticos.
Como entendemos, sin que nos quepa la menor duda, como hemos venido diciendo, que la lucha por el salario dentro del capitalismo, y en Venezuela estamos en una sociedad de este carácter, pese para gente interesada del bando opositor, habiéndolo cogido la palabra a la del gobierno, particularmente muy poco tiempo atrás, estamos en un sociedad socialista, lo que es una mentira del tamaño de la montaña andina, es el deber, derecho y obligación del movimiento por el cambio y la justicia y hasta para la "revolución", para decirlo en esta palabra que se ha vuelto como convencional.
De donde separar una consigna o lucha de otra, la contraria al bloque y sanciones, de la favorable al salario, es desacertado y hasta reaccionario. ¿Qué ganarían los trabajadores si se logra que EEUU suspenda las sanciones? ¿Es cierto que, bondadosamente, el patrón, privado o estatal, subiría los salarios, devolvería los servicios "generosamente al nivel y alcance necesarios? Pero hay algo más sustantivo aún. ¿Vamos a seguir insistiendo en el mismo error de creer que los trabajadores no deben luchar por el salario sino esperar pacientemente que el "piadoso" patrón tome la iniciativa? ¿Es esa la estrategia inherente a los trabajadores y la lucha por el cambio?
El gobierno y sus seguidores acríticos, dejando por sentado que hay quienes no son esto, insisten en que hay que luchar contra las sanciones y dejar de lado lo del salario porque esto sería como hacer daño a lo que ellos defienden. Olvidando que entre lo que ellos deberían defender preferentemente, además de la soberanía, están los derechos de los trabajadores, pues como suelo decir, es la bujía que mueve las luchas por el cambio e incluso contra las sanciones y el bloqueo.
Es evidente que, para la extrema derecha, hablo de esa con sus estrechos vínculos o amarres con el capitalismo, por razones inherentes al modelo económico, lo que comporta sus socios mercantiles, financieros y los factores culturales, particularmente los políticos, el bloqueo y las sanciones "son buenas y sabrosas", porque han llegado a someter al gobierno, en términos tales que en este momento Fedecámaras, como nunca antes, ni en los tiempos de la tan odiada, desacreditada y difamada, no sin razón, tripartita, tiene las mejores cartas en las manos al momento de dilucidar el tema salarial, tanto que se atreve a proponer aumentos, sin perder la ventaja y a estando a punto de "ahorcar la cochina" que es la reforma de la LOT en lo relativo a prestaciones sociales. Y esto sin dar nada a cambio, porque ya ellos pagan hasta más de lo que proponen como salario mínimo y ganan en demasía, más al comparar con los tiempos de antes.
Pero estando así las cosas, volvemos a Gregorio Samsa de "la Metamorfosis" de Kafka y "la Muerte de un viajante" de Miller y de los evadidos. Y volvemos porque me sigue incomodando, angustiando y preocupando, como los evadidos, que denuncian "al imperialismo", particularmente al norteamericano, pues hay quienes dicen que es el único que existe y quizás también los países de la OTAN, pasan por alto el tema salarial. Es decir, no reclaman al Estado y particularmente al Ejecutivo, la obligación, dado que también es patrón, de atender los reclamos salariales, más dada la grave situación que viven los trabajadores, que en Venezuela no es cualquier cosa.
Y de verdad me duele, empezar a ver a muchos de ellos que antes, asuntos como aquel del "hiperliderazgo", "la Ley antibloqueo y la de Inversiones Extranjeras", les provocaron reacciones como les era inherente, ahora callan ante los reclamos salariales y pese la grave y descabellada actitud gubernamental de casi declarar o valorar ese tipo de reclamo, obligación de todo revolucionario, como contrario al interés colectivo, el cambio y a la clase a la que siempre han dicho defender y definen como la impulsora del movimiento y cambio social. Y me duele ver cómo, a ellos, mucha gente comienza a percibirlos ajenos.