Quizás cierto lector desprevenido crea que estoy hablando de algún extraterrestre llegado del planeta Marte. No, aunque afirmar sin el menor rubor semejante barbaridad podría ser propio de alguien proveniente del planeta rojo. En realidad me refiero a un artículo aparecido el día de ayer en el diario Vea, escrito por el periodista que firma con el seudónimo de Marciano, habitual columnista de dicho periódico.
Marciano acusa a los obreros de Sidor y a los que luchan por sus reivindicaciones en el país (taxistas, choferes de autobús, buhoneros que cierran calles) de ser parte de “una ofensiva contrarrevolucionaria”.
Según Marciano, hay un “peligro en cada esquina”; “el enemigo” estaría atacando a fondo aprovechándose de la “insuficiente conciencia en muchos sectores de la población”. Marciano ve una “señal de alarma” en Guayana y en la lucha de los obreros de Sidor donde, supuestamente, “un grueso sector de la clase obrera está divorciado de la patriótica empresa de refundar a Venezuela y de abrir el camino al socialismo, de romper con la dependencia colonial”. Según el editorialista de Vea, todo se reduce a meras “demandas económicas”. El periodista Marciano concluye, alarmado, que “es una falta grave a los deberes revolucionarios dejarse arrastrar por los organizadores de huelgas y conflictos”.
Me alargué citando a Marciano porque realmente es lamentable su brutal ataque al derecho de huelga y de protesta de los trabajadores de Sidor, así como de cualquier sector del pueblo venezolano. Y además, porque todo lo que dice es falso. La pregunta que debería responder Marciano es sobre quiénes son los verdaderos contrarrevolucionarios: ¿los obreros de Sidor, que luchan por su salario y su convención colectiva y reclaman la renacionalización de Sidor en manos de la explotadora multinacional argentina-italiana Ternium o el gobierno nacional y su Ministro del Trabajo, los cuales avalan a la patronal y reprimen salvajemente a los obreros como sucedió el 14 de marzo? Nosotros, los que apoyamos incondicionalmente la lucha de los obreros de Sidor, decimos que no son los trabajadores ni el pueblo los contrarrevolucionarios.
Marciano se atreve a decir que la derecha se aprovecha de una supuesta “falta de conciencia en muchos sectores de la población”. Falso. Los trabajadores de Sidor no están faltos de conciencia, como tampoco lo están los trabajadores de Sanitarios Maracay, los petroleros que lucharon por su convención colectiva, los del sector eléctrico, los de la planta de tratamiento de desechos sólidos de Mérida, los trabajadores de TV ULA, los empleados públicos que tienen 4 años sin contrato, los habitantes de la sierra de Perijá, los que luchan por vivienda, o los campesinos que pelean por tierra. El pueblo y los trabajadores de este país han demostrado a lo largo de los últimos 9 años un gran nivel de conciencia política y antiimperialista, o es que acaso Marciano no se acuerda de quién puso el pecho y los muertos el 11 de abril en Puente Llaguno. Ese pueblo que supuestamente no tiene conciencia, según Marciano, del cual los obreros de Sidor son parte integrante es el mismo que rescató al presidente Chávez de manos de los golpistas; es el mismo que se fajó como los buenos durante los dos meses del paro patronal y el sabotaje a PDVSA. Marciano, le recuerdo que los trabajadores de Sidor también se levantaron con el toque de diana para aplastar a la oligarquía y el imperialismo en el referéndum revocatorio del 2004. ¿Cómo puede ser falta de conciencia reclamar contra una empresa multinacional, por su renacionalización? Empresa privatizada en los años de la IV República y que el gobierno del presidente Chávez no ha restituido a sus dueños originales: los trabajadores y el pueblo venezolano.
Los trabajadores de Sidor luchan por su salario y por derechos que la empresa multinacional le niega después de 14 meses de discusión del contrato colectivo. La responsabilidad de que haya protestas, huelgas, cierre de calles, no es de ningún sindicalista “contrarrevolucionario” sino de la política del gobierno del presidente Hugo Chávez, instrumentada por ministros patronales como el del Trabajo, que en vez de apoyar a los obreros de Sidor, se unen a la multinacional explotadora avalando un referendo ilegal y fraudulento o mandando a la Guardia Nacional a reprimir. El conflicto de Sidor lleva más de un mes y aunque los obreros han reclamando que el presidente Chávez se pronuncie, este no ha dicho ni una palabra, mientras sigue apoyando la política de José Ramón Rivero, titular del despacho del Trabajo, y al que un plenario de cientos de sindicatos de todo el país y UNT regionales, reunidos el sábado 29 en Guayana, ha solicitado su inmediata renuncia.
Según Marciano, este sector de la clase obrera y de los sectores populares que luchan y protestan por sus derechos, no quieren “abrir el camino al socialismo y a romper con la dependencia colonial”. Nosotros nos preguntamos: ¿Luchar por el salario, contra los miles de contratados flexibilizados, contra la muerte de un obrero en planta por irresponsabilidad de la empresa o exigir la renacionalización de una empresa privatizada, sería expresión de no querer luchar por el socialismo ni romper con el coloniaje imperialista?
El inefable Marciano, en lugar de apoyar acríticamente al gobierno del presidente Chávez, debería preguntarse por el contrario, si le parece que ¿“es abrir el camino al socialismo” y romper con la “dependencia colonial” estar contra los obreros de Sidor y apoyar a una multinacional capitalista que viene robando al país desde que se privatizó la empresa a fines de los 90?
Ya es hora de desmontar ese cuentico con claro tufillo stalinista de que protestar, hacer paros o marchas es “contrarrevolucionario” y le hace supuestamente el juego a la derecha. La verdad verdadera es que lo que está favoreciendo a la derecha y a la contrarrevolución imperialista es la política del Gobierno Nacional de conciliación con la burguesía, de amnistía a los golpistas, de flexibilización de la normativa para importar que favorece a los empresarios, de pactos con las transnacionales, convirtiéndolas en socias del negocio petrolero a través de las empresas mixtas, de pago de la deuda externa o de concesiones a los banqueros para sus jugosos negocios. Política antiobrera y antipopular que se esconde detrás de un rimbombante discurso socialista del Siglo XXI, pero que en realidad al no avanzar a medidas de fondo en beneficio del pueblo trabajador no hace más que crear una gran confusión, banalizando la palabra “socialismo” y desprestigiando la verdadera lucha por una sociedad sin explotados ni explotadores, y por romper de verdad con “la dependencia colonial”. Esta es la triste realidad de la distorsión que está sufriendo el proceso revolucionario.
Pero lo más peligroso del editorial de Marciano, es que no deja clara cual es la solución para la supuesta “rabiosa ofensiva de la contrarrevolución” de los obreros de Sidor y de todos los que luchan por sus derechos. Ya que puede dejar abierto el camino a proponer que se profundice una represión que ya ha comenzado, tal como se manifiesta en los cientos de allanamientos de la Disip en Catia y el 23 de enero de Caracas, o la represión de la Guardia Nacional contra los trabajadores de Sidor, Sanitarios Maracay y los de Firestone, o la agresión del pasado año contra los petroleros por parte de la policía del gobernador de Anzoátegui. A mí, por ejemplo, me han despedido de PDVSA bajo acusaciones parecidas a las de Marciano, cuando se sabe que, por el contrario, se debe a que siempre luché junto a los trabajadores petroleros y no petroleros por la plena autonomía sindical de los patrones y del Estado, y porque me opuse a la reforma constitucional que no tenía ni una letra de socialista, y que además vulneraba importantes libertades democráticas.
Por eso concluyo, diciendo que afirmar que la lucha de los obreros de Sidor es contrarrevolucionaria es más que una idea marciana o de otro planeta.
*Dirigente de CCURA y del Movimiento por un Partido de los Trabajadores
trabajadores2008@yahoo.com