Quizás sería un buen regalo para la clase obrera en el día internacional de los trabajadores. Y, aunque es probable que me gane una cantidad de enemigos por ese deseo, en descargo quiero anunciar que en Venezuela tendremos sindicatos para rato, pese al proceso revolucionario en el que el Gobierno Bolivariano es, y debe ser cada vez más, de los trabajadores.
Hemos escuchado en los últimos días que este rrrrrrégimen quiere eliminar los sindicatos. La prensa pitiyanqui, derechista y antiobrera ha orientado sus titulares y unos cuantos reportajes al tema. Han recogido declaraciones de ciertos sindicaleros de oficio y, con sus ollas mediáticas quisieran hacer pasar como si un gobierno que se dice de los trabajadores, quiere eliminar la organización “natural” de estos.
El sindicato, lo hemos sostenido en diversos escenarios, es una organización de las trabajadoras y de los trabajadores. No hay dudas, ni se discute. Ahora, es una organización que no está concebida para acabar con las relaciones de explotación, sino para perpetuarlas.
El sindicato, los sindicatos, cada vez más, se sientan junto al patrón para resolver cómo se hace más llevadera y tolerable la explotación, sin que la misma genere conflictos.
El sindicato está concebido para mejorar las condiciones de los trabajadores. Pero el sindicato no piensa mejorar esas condiciones fuera del capitalismo o creando unas relaciones nuevas entre los productores, para que no continúen siendo víctimas de la explotación. Como organización, el sindicato reivindica a los trabajadores agremiados, consiguiendo beneficios generalmente económicos o sociales. Pero el sindicato no organiza a la clase para la toma del poder, ni le interesa hacerlo. La organiza para que sobreviva en el capitalismo, para que no perezca en las garras que la exprimen, pero no exactamente para que se libere.
Para que se libere, organizativamente, la Revolución Bolivariana, liderada por nuestro Comandante Hugo Chávez, está proponiendo –al recoger múltiples experiencias obreras- la organización de los Consejos obreros o de los trabajadores. Una organización de base, fundamentada en la conciencia de clase del proletariado y que, para su operatividad, confía todo el poder a las trabajadoras y trabajadores sin más representación que la de sus objetivos revolucionarios de clase.
A diferencia del sindicato, en la que una representación se sienta a negociar con los patronos en nombre de los trabajadores, en los consejos de trabajadores no se delega en individuos ni en grupos de individuos los compromisos históricos de transformación de la sociedad y de la manera como se producen los bienes materiales en el capitalismo.
¿Se quieren eliminar los sindicatos? No. Pero llegará el momento cuando ellos desaparecerán, junto a toda la sociedad que los necesitó para mantenerse y reproducirse.
¡Patria, socialismo o muerte! ¡Venceremos!
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