- Yo también estuve entre ese grupo de becados que fueron a formarse a EE. UU., en otros tiempos de vacas gordas, en la década de los setenta. Salí de mi país para hacer un postgrado en matemáticas, especializarme en una de esas vainas en la que los gringos se entretienen y en las que son de veras magos y poderosos. Salí creyendo que podía prepararme para luego ayudar a mi país desde el terreno de las ciencias prácticas, pero poco a poco fui encontrando también que mis colegas geniales sólo amaban a los gringos y a sus proezas creadoras y a Venezuela sencillamente la veían como a un SIMPLE excremento de perro. ¿Cómo poder ayudar a algo que tú crees que es un simple excremento de perro? Venezuela para ellos no tenía remedio y entonces con desprecio estos grandes investigadores, mis colegas, digo, sólo publicaban en inglés y en revistas indexadas, y para que nos los fueran a confundir con "el negraje" que aquí pululaba y era muy "asqueroso", se aislaban... No es que ahora estos geniales colegas se hayan reconciliado con su tierra y amen de veras a Venezuela porque ésta ahora vive bajo una dictadura y la desean salvar y ayudar HUMANITARIAMENTE, porque ellos carecen de humanidada…. ¡NO, por favor! ES QUE NUNCA LA HAN AMADO, y es que están incapacitados para amar este "desastre". Venezuela era entonces para ellos un hervidero de importaciones de todo tipo, y nos sobraban dólares para las empresas más estrafalarias. Fue una época también en la que el asunto del petróleo se volvió en un dios que todos buscábamos adorar con fruición porque nos daba estatus en el mundo, y en virtud de la nacionalización de esta empresa aparecieron cursos magistrales, y "doctorados" de un año, para hacerse expertos en el tema y aparecer por allí, por televisión hablando de cómo volvernos del primer mundo. IMPOSIBLE!
Nadie sabía cómo llegaba el dinero en grandes cantidades ni tampoco cómo se iba…, y el sentimiento que se vivía era el de un derroche palaciego, esplendoroso y desmedido en todo. Fue una época de fastuosas orgías, las casas se llenaban de quesos finos, de enlatados riquísimos y costosísimos que hasta se utilizaban para alimentar los perros. Como decía Jorge Luis Borges: como el dinero es tiempo futuro, hay que abrirle las compuertas. Presentíamos que se contaba con una fuente inacabable de capital y el gobierno de turno nos hacía creer que así sería siempre: un río fastuoso de riqueza sin fin para cierta clase hasta la muerte. Con esa descomunal abundancia a cuestas, muchas personas de clase media descubrieron que era más barato y decente vivir en Miami que en su propio país. Y se inició esa pavorosa migración de criollos semi-civilizados hacia el Norte. Llevaban un montón de taparrabos en la cabeza para que no se les viera el bojote. INÚTIL, coño.
- El país se había metalizado más allá de los tuétanos. Eran incontrolable las oleadas de caribes, mulatos, indios, negros, congestionando los aeropuertos, cargados de baratijas de todo tipo. Parecían esos caravansares en los desiertos de Palmira, con burriquitas o camellos atestados de peroles hasta la coronilla. El vórtice del confort y del placer del capital había, definitivamente, trastocando nuestras mentes y nuestros sentimientos. Yo fui a estudiar a una universidad, donde no había tantos venezolanos becados, San Diego, California. Aquella experiencia sirvió para comprender mejor mi lugar como hombre de una tierra fuertemente influenciada por los gringos, pero esta compresión me iba a desajustar mucho más todavía. Desde aquél lugar pude al fin ver los contornos de nuestra formación histórica y política. Porque siempre había sentido la necesidad, -por encima de todas las razones de la existencia-, de hacerme con un sitio donde fuese respetado y además considerado un ser humano; y, pese a que desde muy joven había sido triturado por el desorden social de mi país, no dejaba de sentir que habría sido hermoso vivir bajo la hidalguía y nobleza de un sistema regido por hombres como Bolívar. Esto, no era lo que iba a encontrar. Algo duro y fuerte brotó en mí. Y se me empañaban los ojos mirando la vejación que habían venido sufriendo nuestros pueblos, mi familia, y yo mismo. Quería luchar, pero antes de luchar necesitaba comprender. Ansiaba entender por qué éramos unos frustrados y por qué queríamos imitar esas malditas luces del "progreso" que nos llegaba de lejos. Soy por naturaleza anti-servil, anti-copión, anti-cerdo, si entedemos por cerdos políticos aquellos seres plagados de lo tóxico de la corrupción y de la riqueza fácil, y que para "vivir" lo hacen artificialmente, siempre con genuflexión hacia occidente, y creyendo que la "salvación" está en ser como los monstruos "civilizados" ya sean gringos, ingleses o japoneses...
- ¿Era belleza lo que yo estaba viendo en una Nación que se hizo independiente del poder europeo pocos años antes que nosotros? ¿En qué se diferenciaba este país de los que conformaron aquella Santa Alianza que quiso recuperar para España sus colonias? ¿A qué se debía tanto supuesto desnivel social y moral? ¿Están ellos mejor dotados que nosotros? ¿Son acaso más afortunados en el sentido humanitario? ¿En dónde radica nuestra desgracia, y en donde la "fortuna" de un país cuyos propios habitantes dicen como algo natural, que Dios los ha bendecido para que sean poderosos y hermosos?: God bless America. América the Beautiful, con sus banderas en los comercios, con sus soldados prepotentes, sus cúpulas blancas al sol llamando a la gloria, estatuas libertarias que reciben "generosamente" a los oprimidos del mundo; razas del planeta entero que buscan la protección de sus leyes: esplendor, oro, "éxito", respeto, dignidad, majestuosidad, saber, "refugio" de todos los sabios científicos y literatos del planeta, y también consuelo de los emigrados de cuanto Estado existe "tiranizado" por la peste del desorden y las guerras. ¡Paja, pura paja infernal propia para ignorantes e imbéciles!
- Había una densa ofensa en mi alma. Yo no había llegado a EE. UU. para deslumbrarme como un tonto, como un genuflexo paria extraviado de mil amos diferentes, que luego de pasar una temporada en EE.UU., el único deseo es regresar con una nevera dispensadora de hielo en cubitos, un televisor, un horno micro-ondas, un poderoso celular y haber levantado a una de esas catiras que "queman". No señor. Cuanto veía y sentía era una alarma y un ahogo. No me resignaba a tanto escándalo de "poder", "éxito" y "fortuna", ni podía aceptar que cuanto se alzaba sobre mi cabeza era producto de una bienhechora y justa cualidad humana. Recibía aquellas ráfagas sin dejarme enturbiar ni embobar por sus luces. Quería responderles. Decirles mis verdades. Hablar claro con todo el dolor que me atormentaba. Sentía que cuanto brotaba en forma de pesar y llanto estaba anidado en mí desde mi nacimiento; desde que era un niño allá en los polvorientos campos petroleros de Roblecito, de las Mercedes del Llano, Santa María de Ipire, Chaguaramas, Valle de la Pascua; y veía aquellas grandes máquinas perforadoras y extractoras de petróleo; y aquellos gringos macilentos y callados, tan efusivos y prácticos cuando le hablaban de negocios, con sus ojos metalizados, sus rudezas, su poder de bestias entrenadas para sacarle a la tierra sus minerales.
- Eran colonos, eran extranjeros, negociantes. Entraban en Venezuela como quien llega a una tienda y sopesa los artículos. No ven al dueño, no ven a los naturales del país; no les interesa el lugar, sino la utilidad práctica de cuanto tienen en sus manos, y lo que por obra de sus máquinas puede convertirse en negocios prósperos, exitosos. No son presuntuosos; saben lo que buscan y lo que quieren. No discuten, pagan. Saben que el dinero lo puede todo. Y es cuánto han conocido y con el que han traficado desde que nacen.
- Qué vaina. En fin… Hay gente opositora, fundamentalmente mayamera, a la que nos debe urgir enviarle alguna ayuda HUMANITARIA, porque por naturaleza nacieron inhumanos! Gentes además que se creen sobrados en todo, prepotentes, engreídos, soberbios, petulantes, echones, IGNORANTES, cretinos, sifrinos, analfabetos, malcriados, mentirosos, mimados, aburridos, vacuos, copiones, fatuos, insulsos, intrigantes, incumplidos, traicioneros, ingratos, …
- ¡¡¡¡AYUDA HUMANITARIA PARA ESTA POBRE GENTE que se quedaron sin tierra, sin patria, sin historia, ahítos de Mc Donalds, Mickey Mouse, Robocop, Capitán América, Batman, Superman, El Llanero Solitario!!!!, PLEASE, PLEASE, PLEASE, PLEASE, PLEASE, PLEASE,…
- Cómo no van a necesitar una ayuda humanitaria con tan escasos valores humanos: Ustedes, escuálidos, son los únicos seres que verdaderamente por su carencia HUMANA, necesitan realmente de AYUDA HUMANITARIA. Ojalá hubiera algún modo de llevarles ALGUNA AYUDA HUMANITARIA a MIAMI, a Madrid, a Nueva York, a Cúcuta o a Bogotá. Ver cómo se le podría dar un sentido de humanidad a los que rezan en los templos por ver muertos a tantos chavistas. Cómo AYUDAR moral y espiritualmente a tantos seres que han huido de Venezuela porque robaron, porque asesinaron o quemaron negros durante sus protestas partidistas.
- De qué modo podría cambiársele el sistema cerebro-espinal y tratar de hacerlos más humanos, seres que como perros de Pavlov no hacen sino repetir lo que corre por las redes. Seres sin pensamiento ni criterio propios. Seres plagados de prejuicios racistas y de odios retintos inducidos por las grandes corporaciones mediáticas.
- Qué mundo (infierno) más deprimente es vivir entre abúlicos y balbuceantes habladores de pendejadas, que saben de todo, y cuyo único tema es perorar del precio y de la marca de las cosas. Porque para ellos lo que vale es lo que tiene precio. ¡Horror de horrores!, tozudez infinita e incontenible, y lo peor es que ni siquiera saben lo simple, tristes y lánguidos que son; no son capaces ni siquiera de saber la deplorable vida que llevan, embobados, de centro comercial en centro comercial, suspirando por lo que tienen o no tienen cada vez que contemplan vidrieras plagadas de las fulanas virguerías electrónicas que los obnubila. Sintiéndose menos que sus pares gringos de orilla, de muchos latinos que les miran con desprecio, hasta de los propios negros y chicanos a los que desprecian. Y odiándose entre ellos en un maremagno de rechazos solapados, que es lo peor. Y suspirando por ser lo que nunca podrán ser…, y teniendo que amar a quienes les repudian, como ocurre, por ejemplo con el mismo Trump…. Mascando chicles, sorbiendo asperezas contritamente felices en un permanente patuque de vacuidades de ferias… Válgame Dios…