Vivir en Venezuela equivale a sufrir. El que pueda irse que se vaya

Hace poco mi familia y yo estuvimos varios días sin agua, sin internet y con varios apagones al día. Pensé que en vez de estar viviendo en Venezuela, estaba quizás en Somalia omigue en Yemen. Por cierto, el "servicio" de internet ya pasó de los quinientos bolívares (me pregunto cómo hacen aquellos venezolanos que ganan sueldo mínimo), y los otros servicios ya están siendo pagados nuevamente.

Al momento de tener el venezolano un pequeño o mediano negocio, llegan los organismos gubernamentales a cobrar exagerados impuestos y a exigir máquinas fiscales que están por encima de los setecientos dólares. Además de eso, hay que sacar un millón de permisos para que te dejen trabajar en paz. Obviamente son pocos los que tienen acceso a las máquinas fiscales y, si no la tienes, entonces te multan. Así la economía no va a crecer y el venezolano encuentra menos maneras de aplacar su necesidad.

La gasolina subsidiada cada vez cuenta con menos bombas que la despachen y es seguro que va a ser eliminada, digan lo que digan. Queda entonces pagarla en dólares, pero los venezolanos ganamos en bolívares y desde marzo del año pasado no hay un aumento salarial. El gobierno, por cierto, pretende calmar un poco las aguas del descontento social por los bajos salarios echando manos de bonos por la página Patria.

Las universidades públicas están por el suelo, y, muchas de ellas, prácticamente en cierre técnico (como la Universidad del Zulia), lo que lleva a los muchachos a buscar becas o a pagar universidades privadas que, por cierto, colocan los precios astronómicos y los suben cada vez que quieren (ver Universidad Rafael Belloso Chacín, URBE, en Maracaibo).

El precio de la proteína en el país es absurdamente elevado, lo cual produce que la gran mayoría de los venezolanos no coman proteínas o coman muy poca. De ahí se desprende que haya tanto connacional barrigón y malnutrido, amén de enfermo, pues lo único que consumen son carbohidratos, almidones, etc.

De la delincuencia es mejor ya ni hablar, todos sabemos cómo anda eso; ejemplo de ello es lo ocurrido al bus de los Tiburones de La Guaira hace poco. Esa es la delincuencia del choro, pero la de los uniformados es mayor aún.

Ante la falta de agua, los que puede recurren a los camiones cisternas que, cómo no, cobran en dólares unos precios que pareciera que en vez de agua vendieran jugo de oro. La mayoría de la población no puede pagar los camiones cisterna.

La vialidad de las ciudades y la extraurbana está extraordinariamente destruida. Es muy peligroso manejar en Venezuela, a veces no son solo los huecos comunes y corrientes, sino que hay socavones que se tragan vehículos completos (como ocurre en Maracaibo en la zona de la avenida Guajira a la altura del conjunto residencial "Las Vistas" y el club Gallego).

Los transportistas públicos no acataron, no acatan ni van a acatar el precio dispuesto para los pasajes de forma legal. No hay quien controle eso, y si alguien se atreve a protestar lo bajan de la unidad. Hay connivencia de las policías municipales en esto.

La inflación interanual venezolana fue de más de 250 por ciento y, por su parte, las páginas extranjeras siguen fijando el precio del dólar como quieren.

Todo eso y mucho más significa vivir en Venezuela. ¿Quién puede no entender que muchos venezolanos se harten y salgan del país incluso arriesgando sus vidas? Muchos muertos se los podemos adjudicar a los gringos, con su bloqueo y su devaluación de la moneda, pero hay muchos otros que no son culpa de ellos y sí de las erradas políticas económicas gubernamentales que, de paso, se rindieron ante el neoliberalismo y buscan a través de éste recursos a como dé lugar.

Esta situación, por factores ampliamente conocidos que no voy a mencionar aquí, no va a cambiar en mucho tiempo, de ahí que pienso que aquel o aquellos que puedan salir de Venezuela a vivir mejor, que tengan cómo hacerlo, que tengan trabajo afuera o a alguien que los ayude, debería irse, deberían irse. Venezuela va a necesitar décadas para recuperarse y aún no empieza a hacerlo (a pesar de lo que dice el gobierno de Maduro).

miguelvillalobos9@hotmail.com



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José Miguel González Villalobos

Abogado, Magíster Scientiarum en Derecho Procesal Civil, Cristiano, Bilingüe, con baja tolerancia a la estupidez. Entrenador personal.

 miguelvillalobos9@hotmail.com      @jomigovi

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