"Qué me importa a mí que caiga la producción de vehículos, a mi que me importa si se cae el Producto Interno Bruto”. Ha fanfarroneado el camarada presidente como fanfarroneaba el llanero parrandero Juan Hilario antes de que el Silbón le diera su revolcón y lo dejara gritando: ¡no me dejen solo, no me dejen solo que me esta esperado en el camino!
La tragedia del socialismo del siglo XX consintió fundamentalmente en que no logró producir más allá de lo que le permitía su sobrevivencia, y he aquí el quid del asunto; porque si bien es cierto que los camaradas Marx y Engels le gritaron en su manifiesto comunista a la burguesía: “Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, nos reprocháis, para decirlo de una vez, querer abolir vuestra propiedad. Pues sí, a eso es a lo que aspiramos”. No es menos cierto que desde 1848 hasta el sol de hoy, ningún régimen socialista ha podido sobrevivir sin el concurso de esa clase burguesa a la que han pretendido eliminar por decreto y no por el desarrollo natural de las nuevas fuerzas sociales de producción.
“La burguesía anda por ahí haciendo fiesta por la caída del PIB, pero no se dan cuenta de que están haciendo fiesta por el velorio del sistema capitalista", le ha vituperado a los voceros de la oligarquía el que comanda al que planifica y desarrolla la economía bajo los influjos del “vigente” Consejo Económico Supremo de la Rusia revolucionaria de Lenin, que entre otras medidas impuso que todas las grandes fábricas serían controladas por el gobierno y la empresa privada quedaría ilegalizada.
Sin blandir espadas por el imperio y mucho menos por la clase más odiada por el jefe de este proceso; me pregunto a riesgo de ser acusado de agente de los oligopolios capitalistas: si el PIB es la suma de todos los bienes y servicios que produce un país y si de paso lo que se está “derrumbándo” es la vil economía capitalista, donde carajo se encuentra el PIB del socialismo bolivariano. Será en el desarrollo económico de los gallineros verticales o en los saraitos que se han armado en las zonas agrícolas del país o quizás en la empresa de alta tecnología que fabrica el intocable vergatario.
Vamos camarada Presidente, pónganosla fácil y ordénele a Sanguino como hombre de las finanzas o al mismisimo Nelson Merentes, que nos eche una explicaita acerca de ese PIB del socialismo bolivariano que se fortalece mientras el otro se arrastra por el 5.8%, una vez que Giordani anda muy ocupado desempolvando los viejos documento del 10º Congreso del Partido Comunista de la URSS, para tener a la mano la Nueva Política Económica (NEP), por si acaso esta manía confiscatoria nos lleve al borde del estatismo revolucionario.
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