Ningún analista sensato es capaz de afirmar a estas alturas que el oposicionismo ganará las elecciones parlamentarias de este 26 de septiembre, pero sería una insensatez mayúscula decir que los bolivarianos ganarán cómodamente la mayoría calificada, es decir los 110 diputados/as, pues la balanza sólo se inclinará a su favor en esa proporción si, como lo vino haciendo, pelea sus votos cara a cara hasta el último día de campaña ante un elector/ra con un elevado nivel de conciencia política, y dispuestos/as a no creer en cantos de sirena, ni a perder sus beneficios sociales, conquistados democráticamente con su voto y su participación protagónica, para después de perderlos, saber entonces lo que tenía, como el refrán aquel.
Se trata pues de 11 años transitando ascendentemente esa vía, a pesar del saboteo oposicionista y de la burocracia pesuveca (boina blanca bajo la roja) ineficiente, cuando la concepción bolivariana de “la mayor suma de felicidad posible” ha ganado un enorme espacio tanto en el plano real, o material, como en el espiritual. En el primero de los casos, se percibe una sensible elevación del bienestar general y de la calidad de vida de toda la población, en especial de la de menos ingresos económicos; en el segundo, y no menos importante aun, el surgimiento de una nueva cultura: la socialista bolivariana, sustentada en elevados valore humanos, como los de solidaridad, hermandad e inclusión social.
No otra situación es la que han venido reflejando los estudios de opinión e informes tanto nacionales como internacionales, en especial los provenientes de organismos de probada y comprobada imparcialidad como la ONU, la UNESCO y la Cepal, y mejor aún, rigurosidad en sus métodos de investigación social. He aquí tal vez el principal error en que viene incurriendo una oposición que, como la venezolana, ha basado su estrategia antigubernamental en hacer creer a la mayoría del pueblo venezolano que en el plano de sus más sentidas reivindicaciones no se ha avanzado en nada desde 1998 hasta ahora.
La “verdad catedral”
Son muchas las obras y programas del gobierno bolivariano que hoy por hoy constituyen una “verdad catedral”, y que aun con poca exhibición mediática han generado en la psiquis de las mayorías nacionales, las más beneficiadas, una sólida sensación de bienestar real contra la cual no puede ni la mejor campaña de manipulación mediática al estilo JJ. Rendom, experto venezolano en guerra sucia contratado por la Mesa de la Unidad democrática (MUD), luego de brindar sus servicios al actual presidente colombiano Juan Manuel Santos, como de hecho ha venido ocurriendo con la Misión Bario Adentro.
Pero mejor aún, el impacto de las políticas públicas bolivarianas ha sido tan masivo y contundente que se ha generado lo que este redactor cataloga como un efecto comunicacional de “verdad catedral”, que es constatable en la presencia masiva de obras de infraestructura y servicios por todo el país, pero que además y no menos importante: que a diferencia de la práctica de los gobiernos adecos y copeyanos de contratar constosísimas campañas publicitarias para maquillar su ineficiencia, en especial en tiempos electorales, el impacto emocional de la política social bolivariano a generado una poderosísima sensación de bienestar.
Ese estado de ánimo está sustentado, como acostumbra a decir el presidente Chávez, en las matemáticas y en las estadísticas, de allí la importancia que le asigna a este tipo de conocimiento científico por parte de liderazgo bolivariano a todos los niveles de gestión pública. Cuando datos en mano dice que la Misión Bario Adentro ha realizado centenares de millones de consultas y/o exámenes médicos gratuitos y que de ganar el oposicionismo la mayoría en la Asamblea Nacional esta conquista le será arrebatada, los beneficiarios y beneficiarias, adultos y jóvenes, de este servicio por todos los rincones del país que le escuchan, que duda cabe, se movilizarán para evitarlo.
Lo mismo harán quienes se han beneficiado con todas las misiones educativas y deportivas; o los campesinos y campesinas que ahora sienten que ahora sí “la tierra es de quien la trabaja”, en fin todos los sectores sociales beneficiados de una u otra manera con las políticas de la Revolución Bolivariana.
Fracaso del plan “tapar el sol con un dedo”
Por intentar “tapar en sol con un dedo”, la oposición venezolana no ha dejado en estos 11 años de sufrir derrotas electorales, y si, como en efecto, ha obtenido victorias nada despreciables, y por cierto reafirmadas por un consejo nacional electoral al cuál no cesan de descalificar, en estas elecciones parlamentarias enfrentan tal vez, y según este modesto analista, la explosión cierta y masiva de lo que humanamente significa estar en revolución, y que no es otra cosa que la omnipresente materialización del grandioso esfuerzo de sacar en el menor tiempo posible agrandes masas depauperadas por la explotación capitalista y la pobreza que éste genera.
Esa explosión de “la mayor suma de felicidad posible” en el ámbito de la salud, la educación , el deporte y la cultura, justo en estos momentos, estaría generando, también según este modesto analista, el efecto “mancha de sol”, que debilita poderosamente la campaña electoral oposicionista, que aún cuando insiste en destacar e su campaña electoral las manchas de la gestión bolivariana, que ciertamente las tiene, no puede ocultar la poderosa luz que irradian los logros bolivarianos, más aún cuando los electoras y electores lo proyectan hacia el futuro de los suyos.
En nuestra rica cultura refranera, o como diría un lingüista: “Lexías estereotipadas”, hay un refrán que dice: “Uno no sabe la que tiene hasta que lo pierde”, lo que es aplicable a la perversa campaña opisicionista cuando intenta vanamente taparle los ojos a los electores con su campaña necrofílica y carroñera para que no vean los logros de 11 años de Revolución Bolivariana.
Y como todo refrán no es más que la expresión del sentido común sanchopanziano, y contiene mucho de verdad en un momento determinado de la historia de los pueblos, hoy aquel refrán se troca gracias al alto nivel de conciencia de los venezolanos y venezolanas en este otro: Uno sabe lo que pierde cuando no lo defiende. ¡A votar entonces este domingo por las y los mejores!
*Integrante de la coordinación nacional del Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC)
elpeatonalter@mail.com