Hoy, se proyectó la película “Nuestro petróleo y otros cuentos”, en el auditorio de la Facultad de Humanidades, de L.U.Z, a las 9:00 a.m.
Nos acercamos a la muestra, en primer lugar, porque la misma ha sido realizada por unos compañeros que tienen en su haber otros documentales, entre los cuales destaca “Venezuela otro modo es posible”, que tantas veces hemos visto en varios espacios y que recogen la esperanza de este pueblo en el proceso revolucionario, liderizado por Hugo Chavez; y en segundo lugar, por la curiosidad de saber que pecado han cometido estos cineastas con esta nueva película, que aparentemente ha sido vetada por el gobierno nacional a través del Ministro de Energía y Presidente de PDVSA.
Vista la película, de pie por cuanto el auditórium estaba hasta el tope, sentimos un gran alivio, la película devela lo que muchos teníamos en la garganta desde hace un par de años. LA EXPLOTACIÓN DEL CARBÓN SIGUE SIENDO UNA POLÍTICA DE ESTADO, a pesar de los gravísimos daños ambientales y sobre las comunidades que habitan en la zona (etnias Barí; Yukpa y Wayú). Hoy, igual que ayer, las comunidades y ambientalistas siguen denunciando a las compañías carboníferas de destruir sus territorios. La problemática es la misma, los denunciantes son los mismos, pero el gobierno (quien otorga las concesiones) es otro, “revolucionario”. ¡¿Hasta cuándo?!.
Por otro lado, la película señala el resultado de las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos de la cuarta y el destino final de los recursos petroleros, que como todos sabemos, no llegaron al pueblo. Sin embargo, la película señala la continuidad por parte del estado en el otorgamiento de concesiones a grandes emporios petroleros; es decir, a pesar del nefasto saboteo petrolero, este país continúa recibiendo millardos de dólares, producto de las rentas petroleras. Es posible, que aún sea muy pronto para juzgar al gobierno revolucionario por la justa distribución de las rentas petroleras. ¿Cuantos años más harán falta?; ¿Cuánto tiempo más estaremos dispuestos a esperar a que el gobierno le siga echando la culpa a la oposición?. Daremos el beneficio de la duda.
A todo evento, la problemática latente por la explotación del carbón con la anuencia del estado, nos señala que las cosas como que no van por buen camino, y eso no es culpa de una película. En este proceso no estamos por un acto de fe, porque la fe no razona, y nosotros necesitamos razonar, única garantía de que no nos vuelvan a engañar. Este será un proceso revolucionario en la medida en que todo se someta a la crítica, sobre todo las actuaciones del gobierno. El pueblo debe ser escuchado para la toma de decisiones, no en balde, esta es una democracia participativa.
En resumen, la película “Nuestro petróleo y otros cuentos”, es una película aleccionadora. Y lo que su contenido proyecta lo teníamos atravesado en la garganta. Un saludo solidario para los cineastas que realizaron esta aleccionadora película. Hasta la victoria siempre.
Carmen Alicia Hernández Rodríguez. Maracaibo.