Me disponía a escribir un artículo, tenía un tema entre manos, empezaba a teclear y ¡zuas! otra vez se fue la luz.
Otra tarde sin ventilador, con mosquitos hambrientos pegados a mis tobillos, otra vez el alarido diario de mi vecina maldiciendo a Chávez, otra vez la impotencia, la pena ajena, la imposibilidad de justificar lo injustificable, otra vez el trabajo a medias y la media sonrisa de quien me sabe chavista y no desperdicia la oportunidad de decirme satisfecho: “anda y reclámale a Chávez, pues…”
No existe matavotos más efectivo que la inoperancia de Corpoelec. En Margarita los cortes programados fueron suplantados por apagones intermitentes de dos y tres horas, una, dos o tres veces al día…
Y todo a media luz, a media luz de guarimbas, de cauchos quemados que, inevitable, premonitoria y sospechosamente, reparte antes de estos eventos una camioneta van color rojo, en cuyas ventanas traseras tiene pintadas en letrotas blancas AD un grito desesperado y mayúsculo: “¡HASTA CUANDO!”…
A media luz las multas que nos juran que, a pesar de las horas de oscuridad forzosa, horas que sumadas puedes ser días, nuestro consumo aumentó, y si no aumentó igual te multo porque para eso estamos en Corpoelec, para matar votos muertos de risa.
A media luz la dirección regional del PSUV, oídos sordos el llamado de mi Presi a servir como instrumento para la solución de problemas de la comunidad, y uno dice: ¿Quién tiene más acceso para averiguar qué pasa en Corpoelec, un vecino cualquiera o un directivo del PSUV? ¿Qué será de la vida de nuestro invisible, único y de chiripa diputado en la Asamblea Nacional? ¿Tendrá luz en su casa? O será que ya ni porta por la isla y si porta no le importa. ¿Y los alcaldes bolivarianos, no podrían pedir a Corpoelec que, por lo menos, apague los bombillos del alumbrado público que encendidos a pleno día nos sacan la lengua burlona? ¿Querrá alguno de nuestros dirigentes regionales pasar del dicho al hecho?
La excusa del sabotaje no es más que una torpe admisión de ineptitud. Hace más de un año que padecemos este martirio, agravado descaradamente en tiempos electorales. Ha habido tiempo y razones suficientes para meter la lupa y hacer una limpieza que no han hecho. El sabotaje solo prospera con la complacencia, o desidia, de quienes tienen una responsabilidad que son incapaces de asumir.
Personeros que se llenan la boca con el nombre de mi Presi, clamando consignas de última generación, mientras abonan el campo infertil de chavismo sin Chávez, enterrando su afilado y cobarde puñal de inoperancia, de compadrazgos, del adeco que llevan dentro y que no pueden disimular.
A media luz termino de escribir estas lineas con la esperanza que en Margarita no solo llegue la luz sino que, por fin y de una vez, llegue la Revolución.
carolachavez.wordpress.com