Desde aquellos días en que los adecos con su revolución de Octubre, convocaran a elecciones libres por primera vez en este país y lograran para su organización 137 escaños de 160 en la nueva Asamblea Constituyente, hasta el momento donde su actual secretario general, le levantara la mano al hijo de adeco, ex adeco, gobernador y pre candidato a la presidencia de la República, han sido muchos los que ostentando esta responsabilidad llegaron a Miraflores, montados en el vagón de una maquinaria electoral; que hoy a pesar de su nuevo aliento, dista mucho de los tiempos del Juan Bimba y del ¡ese hombre si camina!
Unos de los primeros que probó el recién creado musculo electoral, fue el maestro Romulo Gallegos, quien en una corta campaña en aquel diciembre de 1947 logró el mayor porcentaje de votos a su favor en elecciones populares celebradas en el país en todos los tiempos, con más del 80% de la totalidad de los votos sufragados. Hecho político en el cual los venezolanos, acuden por primera vez a las urnas electorales para elegir el presidente de su nación y donde por supuesto Acción Democrática es su principal instrumento movilizador.
Su fundador también tuvo la oportunidad de poner a prueba ya no sólo la capacidad de resistencia y combate, ante la férrea persecución política impuesta por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; sino la recién reestructurada y aceitada herramienta electoral, que le permitiría a partir de aquel 21 de Noviembre de 1958, día en el que hizo pública su aspiración presidencial, hasta el 7 de Diciembre del mismo año que lograra coronar su victoria ante el mismísimo ex presidente de la Junta Provisional de Gobierno, Contra Almirante Wolfang Larrazábal y por no dejar ante el sempiterno candidato Rafael Caldera.
Quienes si no pudieron ser impulsados a la Presidencia, fueron Luis Piñerúa y Claudio Fermín, pero ya también lo había hecho Raúl Leoni, Jaime Lusinchi y por no dejar el gocho Carlos Andrés Pérez, que llegó dos veces a Miraflores, montado en la regia locomotora adeca. Y ese es el punto y la pregunta de las sesenta y cuatro mil lochas. Estará el otrora aguerrido partido de Leonardo Ruiz Pineda y movilizador de las grandes multitudes venezolanas, desde los tiempos polvorientos de mítines con alpargatas y candidatos salta charcos, de colocar de nuevo un candidato que entre victorioso al palacio de gobierno.
He aquí el gran dilema que corre por la mente de esa legión de viejos y jóvenes militantes del partido, que un 13 de septiembre de 1941 se lanzara a la arena política en el antiguo coso del Nuevo Circo de Carcas. Es evidente que Henry Ramos Allup no es Romulo Betancourt, pero él sabe que hasta su novel candidato, a pesar de su militancia en Un Nuevo Tiempo, en lo más recóndito de sus genes adecos debe estar pensando en su we will come back.