Nada hay para festejar en el derrocamiento del Coronel Lucio Gutiérrez en Ecuador. Más allá de cuantos errores pueda haber cometido, el coronel Gutiérrez cayó por sus virtudes, y no por sus defectos. En particular, por haberse negado a implementar un plan de ajuste que habría dado el golpe final a un país ya crucificado por la dolarización y forzado a sostener
bases militares norteamericanas en Manta y Guayaquil.
Se vuelve a expresar la Unión Democrática, y la clase media urbana se pone otra vez al servicio de los poderes oligárquicos e imperialistas. Los “forajidos” quiteños son el equivalente de los “escuálidos” de Caracas o los “gorilas” de Buenos Aires. Al igual que en la Argentina de 1975, se oponen hoy en Ecuador a un gobierno de origen popular, debilitado tanto por sus errores como por los ataques de sus enemigos, que quieren retornar a la más cruda restauración colonial.
Los gobiernos de la Confederación Sudamericana de Naciones tienen hoy una gran responsabilidad para evitar que sean los EE.UU. quienes aprovechen este motín contra el pueblo ecuatoriano. De lo contrario, muchos de los que ahora celebran llorarán amargamente mañana.
Buenos Aires, 21 de abril de 2005
Mesa Nacional de Patria y Pueblo
Néstor Gorojovsky - Julio Fernández Baraibar - Rubén Rosmarino - Baylón Gerez -Lorena Vázquez - Almendra Cisneros - Pablo López Fiorito
Julio Fernández Baraibar
fernandezbaraibar@yahoo.com.ar
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