En Ecuador se quitaron la careta

Cuando apenas habían transcurrido tres días del alzamiento popular, en Ecuador, que culminó con la caída de Lucio Gutiérrez, escribí un artículo titulado ¿Por qué cayó Lucio?.

En esa nota denunciaba que lo ocurrido en Quito nada tenía que ver con las aspiraciones de libertad y revolución del pueblo ecuatoriano.

Afirmé en ese entonces lo siguiente:

"Mi humilde opinión es que la caída de Lucio no es más que una estrategia de la derecha ecuatoriana para intentar salvar algunas cuotas de poder, ante el avance de un pueblo que ya se ha llevado en los cachos a tres presidentes, en los últimos cinco años.

Lo ocurrido en Ecuador es un autogolpe de la derecha. A Lucio le ocurrió lo mismo que a Carlos Andrés Pérez al final de su segundo período.
En aquel entonces, el descontento de los sectores populares y la división en el seno de las fuerzas armadas venezolanas, habían creado una crisis política que podía no sólo acabar con el gobierno, sino con los privilegios que por siempre habían ostentado los verdaderos amos del poder.

Éstos, sin pensarlo dos veces sacrificaron al gocho y lo enviaron a juicio en un intento por ganar tiempo, calmar los ánimos y preservar la mayor cuota de poder posible….

Lo ocurrido a Lucio no está muy lejos. La derecha ecuatoriana se dio cuenta de que el descontento popular acabaría con todas las estructuras de su poder, y maniobró, tal y como lo hizo la venezolana, para intentar confundir al pueblo y calmar los ánimos.

La destitución del ahora expresidente, no fue más que una payasada. Jamás renunció y si abandonó sus oficinas, fue para salvar su vida; simplemente el pueblo no lo quería y para sus amos había dejado de ser útil.

Olvídense que el nuevo Presidente, por su cuenta, exigirá a los Estados Unidos el fin de sus operaciones en la base de Malta o finalizará con el Tratado de Libre Comercio con ese país; mucho menos se sublevará contra el Fondo Monetario Internacional o se declarará antiimperialista. Él tendrá un discurso similar al que tuvo Lucio durante su campaña electoral, pero hasta allí…

Hago hoy referencia esa nota, porque el gobierno ecuatoriano tiene rato, en lo interno, confirmando lo expresado en ella, y comienza ha quitarse la máscara en el terreno internacional.

La mayoría de los medios de comunicación de América no dejaron pasar la oportunidad de hacer del conocimiento público, las opiniones del Secretario General de la Administración Pública del Ecuador, según las cuales "Chávez dirige un proceso horrible; está detrás de la revuelta en Bolivia y promueve la desestabilización en Ecuador, Perú y otros países”.

Las coincidencias de Herrería Bonet con el payaso de Roger Noriega, Condolencia y Bush son una clara evidencia de lo que afirmé en aquella nota. Sólo los inocentes pueden creer el cuento del canciller, de que se trata de una posición personal del asesor del Presidente ecuatoriano. Declaraciones de ese tipo, y a ese nivel, sólo se emiten cuando se tiene la certeza de que se coincide con el jefe de estado o cuando se sigue un plan como aquel que puso a los empleados del Departamento de Estado Norteamericano a repartir panfletos anónimos contra Chávez en medio de la última reunión de la OEA.
No me siento feliz porque lo que dije en aquella nota sea una realidad, mil veces hubiese preferido estar equivocado y que Ecuador contara con un gobierno que hiciera suyo el sentir y los sueños de su pueblo; pero no ha sido así y los habitantes de ese pedazo de tierra donde nació la libertadora del libertador, tendrán que continuar en su eterna lucha contra cipayos como Herrería Bonet… Por ahora, afortunadamente, se han quitado la careta.


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Alexis Arellano


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