El tirano Hugo

Hay personajes públicos  que ante ciertos temas de interés evidenciasu desconocimiento, bien por un gran vacío intelectual o bien, por  crasa estupidez  Esto lo refiero por una entrevista queobservé en días pasados  por ANTV, en lacual una joven periodista le preguntó a un diputado de la Asamblea Nacional, presidentede la Comisión de Educación y Cultura y a otro parlamentario, representante delos empresarios, por el concepto de Cultura. Para mi sorpresa ninguno de losdos logró atinar una respuesta. Ciertamente, el elegido por el pueblo, hoy  presidente la referida Comisión, desconoce eltema sobre el cual  legisla y el otro…que le importa la cultura, si lo más trascendental es el dinero.  Esto lo traigo a colación para desarrollar elartículo en cierne que es el que me interesa.

Es pública y notoria lasreiteradas veces que ciertos periodistas de la t.v privada tratan de tirano alpresidente de Venezuela, al igual, lo hacen los “mudos” (miembros de la MUD) yel sexteto oligarca. Este trato hacia el comandante Hugo evidencia eldesconocimiento que tales personas tienen de este término. Por lo tanto me veoobligado recordarles a  estos iletrados,quienes pretenden con este epíteto desacreditar nuestro Jefe de Estado, un pocode lo mucho que les falta: instrucción.  Los libros de Historia nos dan buenos ejemplosde tiranos: Hitler, Franco y Mussolini, quienes tuvieron tres elementos encomún: los tres avanzaron en sus proyectos políticos ante la indiferencia  de los imperios europeos y el gobiernonorteamericano, los siniestros mandatarios constituían  un freno al comunismo que avanzaba en Europa;segundo, por el apoyo de los jerarcas de la Iglesia Católica a los nombrados.Imposible olvidar los concordatos firmados por el Vaticano con los gobiernos detales opresores y que buen rédito le dio y tercero, el apoyo que recibieron delas oligarquías.  A los “ínclitos demócratas”europeos y norteamericanos no les importó los desmanes que tales bárbaroscometían contra sus connacionales. Más de una vez se vio a Franco y al obispode Madrid, bajo el mismo palio, desfilando amigablemente en una sacra procesión.

   Aquí en Suramérica tuvimos numerosostiranos, por lo general impuesto y apoyados por los gobiernos norteamericanos.La Historia nos reseña a Gómez, Batista, Trujillo (Chapita), los Duvalier, losSomozas, Rojas Pinilla, Pérez Jiménez, Stroessner, Videla, Pinochet…entretantos. Una verdadera cáfila de funestos que al igual a los europeos, tuvieronel respaldo de los gobiernos de los EEUU, la oligarquía de esos países y comosiempre, de la jerarquía de la Iglesia Católica. Esta última, un cuerpo asazmaleable, se ajusta muy bien a las monarquías, a los imperios, a las dictadurasy a las democracias representativas. Durante las señoríos de estos nefastos personajesmuchos fueron los hombres que dejaron sus nombres tallados con las uñas en lasparedes de  lúgubres ergástulas, comorecuerdo de la opresión y asesinatos, una práctica común de las dictaduras.Además, de los exilios donde  murieron enla pobreza muchos desterrados  amantes dela democracia y libertad. Y qué decir de las brutales represiones de lasmanifestaciones realizadas en las calles donde se reclamaban los máselementales derechos humanos. Todo esto ante la mirada impasible de lasdemocracias europeas y norteamericana. Había que frenar el avance del comunismointernacional.

    Es bueno reseñar que nuestras democraciasrepresentativas tenía las mismas prácticas de una dictadura: torturas en laDigepol; represión en las calles de las diferentes ciudades, con muertos enalgunos casos; no puedo olvidar, dado que yo lo viví, cuando las casas parroquialesde AD se convirtieron en una especie de jefatura civil, centro de tortura ydepósito de armamento para su militancia; los miles de desaparecidos; allanamientosdurante la madrugada a los hogares de presuntos opositores, aprovechándose laocasión para el decomiso de los libros comunistas, entre muchas de las perlasque recuerdo.   

   Y qué decir del tiranuelo Carmona Estanga.El susodicho pretendió acabar con las esperanzas de un pueblo en menos deveinticuatro horas. Para sorpresa de muchos, los mismos que hoy llaman tirano aHugo (los “mudos” y los del sexteto oligarca), participaron directamente en elmicro gobierno del “petit” déspota. Si los cerebros vacíos de conocimientos  desean ampliar más sobre tiranías, pueden recurriral libro de J. R.  Pocaterra “Memorias deun venezolano en decadencia”, o el de José Vicente Abreu, “Se llamaba SN” y a lanumerosa bibliografía que narra los desmanes cometidos durante la cuartarepublica, hoy defendida con profusión por los “mudos” y por el sextetooligarca.      

   Los ignorantes pretenden endosarle a Hugo laseparación de los venezolanos en ricos y pobres. Craso error, esta separación existea partir de la llegada de los españoles al país, cuando los conquistadores lesrobaron a los pueblos originarios las tierras productivas y comenzaron aexplotarlos. Las tribus indígenas no conocían la pobreza, dado que todos susmiembros tenían acceso a  los beneficiosque da  la naturaleza. Por fortuna, noexistía la maléfica propiedad privada. Pobreza significa carencia, cuando seinventó el dinero para pagar salarios de hambre, la miseria de los pueblos se acentuó.Los pobres  carecían de dinero paraadquirir los bienes que antes obtenían gratuitamente.  El comandante Hugo lo que hizo fue explicarle alos pobres la razón de su pobreza, que no es algo natural, sino consecuencia dela explotación del hombre pobre por el hombre rico,  secuela de la repartición desigual de los beneficiosdel estado.

   Para culminar, la dictadura es la tiranía deun hombre, la democracia es la tiranía de las leyes. En este sentido voy a transcribiruna de las definiciones tomada de  viejo “Larouseilustrado” “Poder de ciertas cosas sobre los hombres: la tiranía de laspasiones”. Ciertamente, el comandante Hugo está tiranizando sobre las pasionesde su pueblo y esa gran pasión se llama Venezuela. A pesar de todo el tiranoHugo vivirá y vencerá el 7 de octubre del 2012.  

 

                                                                  

                                                                 enocsa_@hotmail.com



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Enoc Sánchez


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