Por varios días contuve la idea de escribir sobre el tema de las primarias de la derecha y la reacción de muchos camaradas frente a este episodio que, sin duda alguna, nos obliga a replantearnos tácticas dentro del campo electoral; pues ni podemos encerrarnos en lo de "majunches", ni debemos continuar atollados en lo de golpistas (aunque estemos moscas con el asunto). Pero he leído algunos textos que me han llevado a escribir esta nota.
Considero positivo que el temita de los "tres minutos por elector" luzca finiquitado, pues no podíamos continuar haciendo el ridículo por más tiempo ante un país que sabe sumar y restar. Para quienes hemos sido electores, testigos de mesas, patrulleros y hasta Presidentes de Mesa, desde nuestra militancia de base porque eso es lo que somos, el temita de "los tres minutos por elector" nos causa risa. No porque cada elector se tarde menos en votar; no, no es eso, sino que un elector nunca empieza su paseo por llamada herradura luego que el elector anterior finaliza el suyo. Es decir, un elector no comienza sus tres minutos luego que el anterior los finaliza. Pasa un elector y el otro pasa de inmediato. Así de simple. Bien vale la pregunta de un camarada ¿cuánto tiempo nos llevará meter los diez millones de votos el próximo 7 de octubre?
Ha sido una absoluta perdedera de tiempo esperar que las primarias fuesen suspendidas, que se llegara a un candidato de consenso y a que Ramos Allup se convirtiese en el gran elector de la MUD. Vaya que se fueron noches y noches con esa pendejada. En lugar de regodearnos en estas "informaciones fidedignas" debimos tener un buen equipo de inteligencia que supiese primero que la señora Teresa Albanez cuántos electores habían acudido al llamado de la MUD. Eso nos serviría para trabajar hoy sobre un terreno seguro.
Considero imprudente, como militante de base, que desde posiciones de poder mediático me sigan diciendo que esos tipos están montados en un golpe porque ya están perdidos. Eso puede distraerme de la tarea de empeñarme en ganar las elecciones, que me dedique a prepararme para enfrentar el Golpe de Estado que debe estar en la esquinita, mientras ellos hacen su campaña tranquilos. El resultado puede ser que nunca llegue el golpe, pero me ganen en la mesa electoral.
Mosca, no es que se descarte la idea del Golpe, pero de verdad verdadita si no hay una intervención directa de los gringos con Obama a la cabeza, no creo que tengan chance.
También me luce una perdedera de tiempo insistir lo de la legalidad o no de la quemadera de cuadernos electorales. Desde mucho tiempo antes lo anunciaron y nada se dijo, a nadie se le ocurrió decir que era ilegal, ni nadie acudió a un tribunal para impedirlo. Reaccionar a estas alturas puede percibirse como una patada de ahogado y que de verdad el anuncio de los tres millones de electores en las primarias nos tienen asustados.
De todas maneras la derecha fascista está acostumbrada a quemar cuadernos, libros y autores.
Igual creo que es poco revolucionario hacer referencia a los gustos sexuales del candidato de la derecha. Para no extenderme en este punto prefiero recomendar la lectura de un texto de Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria (ASGDRe), bajo el título de "Sobre la homosexualidad de Radonski", aparecido en el semanario "Todos adentro" del sábado 18 de febrero, y que podemos leer en http://todosadentro.aporrea.org/numero/401/401-12.pdf.
Por bastante tiempo la derecha venezolana actuó convencida que Chávez era un militar sin talento, recuerdo a un amigo de lo más escuálido que lo identificaba como "un guardia bruto"; pero, con el tiempo, esa derecha comprendió que Chávez es un hombre inteligente, formado y hábil. Nosotros, es lamentable, seguimos viendo a la derecha sólo como golpista, torpe y merecedora de nuestras burlas.
No es así, y lo demuestran los últimos resultados electorales. Esto nos obliga a reflexionar, pensar, imaginar y debatir de manera de dar pasos en firme para sostener este proceso revolucionario. Si seguimos manteniendo la situación a nivel de consignas, estereotipos y dirigentes mediáticos se nos puede ir la bola.
Por lo pronto, varios dirigentes de la derecha hablan de ir a la conquista de nueve millones de votos el 7 de octubre. Nosotros vamos por los diez millones. No sabemos de dónde saldrán tantos electores, pero de lo que si estamos seguros es que nadie pensará en los "tres minutos", estos quedarán como parte de las payasadas de los procesos electorales.
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