“Por los pactos, señor, soy de los pactos esclavo”, dirá Wotan, en «El ocaso de los Dioses», última de las operas, de la tetralogía «El anillo del Nibelungo» de Richard Wagner. La mitología nórdica cuenta que Wotan se convirtió en Dios supremo después de adquirir “la sabiduría, la humildad y el espíritu de sacrificio” necesarios para regir sobre el mundo…
Muy lejos está el liderazgo de la oposición venezolana de caracterizarse por “la sabiduría” y los otros dos calificativos que describían a Wotan. Sin embargo, al igual que él, la “sórdida codicia” y la ambición de poder, la hacen caer en pactos de los cuales después serán “esclavos”. No sólo han hecho toda clase de insólitos pactos “internos”, uniendo a grupos, hasta hace poco, irreconciliables; aún peor, han hecho pactos “externos”…
Hagamos memoria. Año 2005. Varios líderes de Primero Justicia, entre ellos Julio Borges y Capriles Radonski le ruegan al CNE eliminar las “capta-huellas” porque, de no hacerlo, retirarían su participación de las elecciones parlamentarias. La presión “externa” es inmensa. El CNE accede para evitar el retiro. La presión se acrecienta, no logran resistir y, de igual manera, terminan retirándose. Lo mismo sucede, en el Zulia. En rueda de prensa, Manuel Rosales y demás candidatos opositores, señalan que el “retiro será de Caracas”, que “el Zulia no se retira”. Ellos sabían que, cuando menos, sacarían el 50% de los parlamentarios. Al día siguiente, la prensa nos dejó el testimonio gráfico de un avión, de la Embajada de los Estados Unidos, en el aeropuerto de La Chinita. Se supo de una reunión del Embajador William Brownfield con Rosales y compañía. Horas después se retiraban. Eran prisioneros de sus mentiras y esclavos de sus pactos.
Quisiera creer que Capriles Radonski, o cualquiera otro de ellos, pudieran tener sanas intenciones, en su fuero más interno, lamentablemente son y serán esclavos de los pactos que han hecho. El financiamiento recibido. Los entendimientos secretos. El dinero. Si lograsen el triunfo electoral, no podrían librarse de pagar, en petróleo, y en soberanía, la deuda adquirida. Y el país y el pueblo sufriríamos las consecuencias. “Por los pactos − ¡Ay, señor! – soy de los pactos esclavo”. Así es la política, hoy, mañana y siempre…